El alma del fotógrafo es capaz de rehacer la imagen “técnica” y reinventar el mundo
La filósofa Sandra Pinardi estudia a tres grandes fotógrafos venezolanos para demostrar que el hombre puede rehacer el mundo si quiere

Una de las innumerables informaciones que circula recientemente en Facebook llama poderosamente a la atención. Es un texto escrito por Sandra Pinardi, doctora en Filosofía, que se titula Variaciones sobre el hacer fotográfico. Está bellamente ilustrado por obras representativas de tres destacados fotógrafos que vivieron en Venezuela: Claudio Perna, Paolo Gasparini y Alfredo Cortina, mientras que la Colección Patricia Phelps de Cisneros procuró la publicación del mismo. Conocer esta ponencia despertó nuestra intención de conversar con la autora y su atenta respuesta no se hizo esperar. La entrevista tuvo lugar en un café de Altamira a las 10:30 a.m. del 7 de septiembre.
–Varios filósofos, entre ellos Vilém Flusser, le hicieron aportes teóricos a su investigación sobre Perna, Gasparini y Cortina.
–Claro, claro – dice la docente de la Universidad Simón Bolívar y de la UCAB, Sandra Pinardi — Flusser es un filósofo alemán brasilero y es el primero en investigar la fotografía en términos filosóficos. Su aporte se centra en el significado de la imagen fotográfica más allá de sus características de imagen mecánica o artística. Él produce un aspecto excelente acerca de la cámara negra y el funcionamiento de eso. Además, introduce a la discusión el tema sobre cómo la fotografía que proviene de máquinas y mecanismos, es una imagen que no responde a una organización humana del mundo sino a organizaciones tecnológicas con sus pro y contra. Destaca como elemento positivo que la cámara negra expande las posibilidades de ver y experimentar visualmente por medio de la imagen “técnica”. Desde el punto de vista negativo señala cómo la configuración de la cámara fotográfica y la computadora determinan esencialmente la imagen que producen.
— Antes de Flusser – complementa la doctora Pinardi – Walter Benajamin, a comienzos de los años 30, establecía que la fotografía no es una imagen hecha por el hombre, sino que es una imagen que hace la cámara. Prueba de ello es que la imagen fotográfica no jerarquiza como la imagen visual. No hay un centro de atención que prevalece sobre el entorno como ocurre en la imagen óptica.

La entrevistada subraya que estudiosos más recientes ponen el énfasis en la imagen de la era digital. La llamada imagen numérica que es producto de un sistema ontológico semejante al anterior pero más físico-matemático (algoritmo) que mecánico. El debate tiene muchas aristas porque frente a la extraordinaria y positiva interactividad que permite la imagen digital, ésta puede ser falsa, e incluso inventada, lo cual reviste un problema serio en el campo de la comunicación. Y la pregunta de rigor es: ¿Cómo funciona una sociedad donde toda la distribución comunicativa se hace sobre la base de la imagen digital?
— ¿Podría aclararnos cómo se relaciona la filosofía con la fotografía?
–La filosofía está muy interesada en la fotografía en varios sentidos. El primer sentido es que la fotografía es un producto que da cuenta del estado de cosas de nuestra cultura y de nuestra sociedad. Los estudiosos la usan como un hecho a investigar y a analizar que le puede dar pistas, señales de por dónde va la sociedad, por dónde va el hombre y por dónde la cultura. En ese sentido para la filosofía, el cine y la fotografía son elementos importantísimos porque la proveen de material para pensar la sociedad contemporánea y pensar al hombre.
— ¿Por qué decidió investigar y escribir sobre tres grandes figuras de la fotografía en Venezuela?
— Yo trabajo con arte contemporáneo venezolano y lo que más me interesa personalmente es la fotografía venezolana y el video. El primer punto en esta investigación es: ¿Dónde queda lo artístico si, en el fondo, el mecanismo es el autor de la imagen? Es un problema que surge de la era Flusser. ¿Dónde queda el arte en la fotografía?, ¿dónde queda la expresión del mundo interior del hombre en la fotografía? Y un poco viendo todo eso, uno encuentra a fotógrafos absolutamente magníficos como Perna, Gasparini , Cortina y comienza a mirar dentro del trabajo fotográfico de ellos, para descubrir cómo su obra se convierte en su propio medio de expresión y comunicación.
En este sentido en Variaciones sobre el hacer fotográfico la doctora Pinardi expone que ella de la mano de Flusser, quiso “explorar cómo, a partir de las máquinas semióticas, diferentes artistas han logrado rebelarse contra la automatización, la esquematización de la conciencia y la sensibilidad y han logrado reflexionar acerca de los problemas de la libertad (entendida en muchos sentidos) al interior de una sociedad cada vez más delimitada por la tecnología”. Los artistas son llamados a lograrlo por medio de la imaginación y de la reinvención de la imagen y así lo hicieron, Claudio Perna con recursos vanguardistas, Gasparini con su fotografía documentalista y Cortina con una fotografía más clásicas y escultórica.
–Cada uno de ellos – prosigue la escritora – deja una huella personal. Por ejemplo, Alfredo Cortina creó la radio y no mostró sus fotografías mientras vivió. Gasparini luchó toda su vida por la justicia social. Está vivo, viajando por el mundo y haciendo fotografía como loco. Es un hombre que tiene mucha energía, y Claudio Perna es un artista cuya obra se adelantó a su tiempo. Señala la doctora Pinardi que las fotos que recopiló para su investigación fueron cedidas en calidad de préstamo por la Fundación para la Cultura Urbana y por las Fundaciones Perna y por el propio Gasparini.

Explica la catedrática que la relación entre estos tres creadores es dada por su afán en mostrar cómo la fotografía se puede poner a pelear con su misma condición ontológica, de ser imagen técnica si el autor así lo quiere y en consecuencia de lo anterior cómo el supuesto dominio de la técnica tampoco es tal porque siempre va a ser doblegado por algún tipo de ejercicio humano.
–En el caso de Claudio Perna- continúa Pinardi- él logra obras de gran belleza estética. Recogía impresiones de fotos y textos desechadas en la imprenta y en la serie Maculatura ,rehace esas impresiones en un collage. De esa forma logró crear a partir de fragmentos una visión de conjunto de gran impacto. Es un artista plástico de primera y para hacer su serie Autocopias, por ejemplo,proyecto que realizó en los años 70, fotocopió partes de su cuerpo en una Xerox logrando una serie de reproducciones significativas en torno al tema de la identidad que dieron lugar a una gran exposición arte que fue lindo ver.
La curadora y estudiosa del arte venezolano refiere que Paolo Gasparini ejercitaba la fotografía en la ciudad latinoamericana y “tiene la capacidad de quebrarle a uno el alma con su fotografía”.

–Sus fotodocumentales sobre la realidad latinoamericana continúan vigentes treinta años más tarde. Él hace del documento algo excesivo de fuertes contrastes. Gasparini es un auténtico socialista, luchó y continúa luchando en contra de las injusticias en Latinoamérica. En su imagen hay algo vibrante y hasta sonoro que se hace perceptible al espectador–señala la experta.
–La foto de Alfredo Cortina – destaca la filósofa – no tiene tiempo ni espacio. El personaje y los paisajes parecen escultura. Son como cosas de piedra. La protagonista siempre es Elizabeth Schön , la mujer que amó y con quién vivió hasta la muerte.
–¿Comparte la idea que actualmente en Venezuela la fotografía y sus autores están en auge?
— No sólo en Venezuela sino en todo el mundo. Yo creo que en el arte la fotografía llega tarde porque, como tiene ese índice de realidad, costó que la gente entendiera que cada imagen es una creación y también costó mucho que los coleccionistas entendieran la importancia de tener fotografías en sus colecciones.
— Da la impresión que los fotógrafos profesionales son un gremio unido. ¿Lo cree así?
— Yo creo que la fotografía tiene un sustrato técnico, que es muy importante y es una malla de unión entre los artistas. Compartir el aprendizaje de los detalles técnicos, que les ocupa tiempo y trabajo, también los hace ser una comunidad. A veces ocurre que a las exposiciones de fotógrafos va más gente que a las muestras de artistas y también van muchos de sus colegas.
— ¿Qué hace diferente a un artista como Reverón de un fotógrafo creador?
–Yo creo que la diferencia es esencial entre todos los artistas. Igual que el trato que le dan a las cosas. Reverón trata las cosas de acuerdo a su forma de ser. Yo creo que eso le pasa a todos a los fotógrafos y a todos los artistas. Pienso que la diferencia entre uno y otro, tiene que ver con lo que cada quién quiere decir y con cada cosa que le sirve para decirlo una y otra vez.
— ¿ Tiene en mente una nueva investigación?
–Si estoy tratando de hacer el trabajo sobre El Super 8 y los videos. Un intento por recuperar una memoria que nos han cortado.
–Otro bonito tema