Ana Teresa Torres: Todos deberíamos hacer nuestro memorial de agravios

En la presentación de Diario en ruinas ( 1998-2017) que tuvo lugar en la Librería El Buscón del Trasnocho Cultural a casa llena, las voces de los escritores Victoria de Stefano, Ana Teresa Torres, autora del libro publicado por la Editorial Alfa y Héctor Torres se suceden en el micrófono hasta brindarle a la audiencia un cuadro completo de cómo es y qué significa esta obra que ha despertado, en pocos días, gran expectativa en la lectoría venezolana. Al término de la charla en un pequeño círculo de afectos, el libro recibe su baño de pétalos de rosas blancas.

Victoria de Stefano comienza su intervención con los antecedentes del diario, un género que ella no solo ha leído toda su vida, sino en el cual ha incursionado en sus Diarios 1988-1989. La Insubordinación de los Márgenes y como resultado de su experiencia señala que hay diarios muy diferentes unos de otros y que cada época histórica tiene diarios con unas características específicas. Por ejemplo los del siglo XIX son los diarios “íntimos” de los ingleses, también de los alemanes, son unos diarios pensados para la elucidación de los sentimientos, las circunstancias y las relaciones con el mundo, por parte de sus autores.
–El diario de Ana Teresa Torres –explica de Stefano- no es un diario íntimo. Este diario es de una gran sobriedad con respecto a la interioridad de Ana Teresa Torres, que además es psicoanalista. El lector puede encontrar detalles, sobre todo cuando ella habla de la memoria, de los huecos de la memoria, de cómo ella va sacando cosas y va encontrando las cosas que dejan huella y las cosas que dejan huella son siempre las que tienen algo que ver con el trauma.
–Yo empiezo a leer el libro – continúa – y veo que hay una dedicatoria de la autora para sus dos hijos y para sus tres nietos. Los hijos que han pasado más parte de su vida allá (en el exterior) que acá y los nietos que no conocen esto y que quizás, no vengan a este país. Eso me afecta porque muchos tenemos hijos, tenemos nietos y tenemos esos sentimientos de pérdida y nostalgia. Inmediatamente después, ella tiene el poema muy conmovedor de Margaret Atwood. Es un poema que refleja su posición ecológica cuando dice que en determinado momento está en su cuarto y encuentra que nada del entorno le pertenece. Porque, en síntesis, nada de la naturaleza nos pertenece, nosotros le pertenecemos a ella. Me pareció terrible, muy especialmente porque uno ha vivido estos últimos años, con la sensación de que nada nos pertenece, y que nosotros le pertenecemos a la historia.

Luego de Stefano recuerda una frase lapidaria del poeta Ezra Pound que dijo en medio de una entrevista con Pier Paolo Pasolini : “Durante 70 años fui de piedra como la juventud”, para dar la idea de que sólo a esa edad es cuando la persona adquiere la madurez y la sensibilidad necesaria para aprender el mundo de verdad. La conferencista enlaza esa frase a su propia vida y al profundo impacto que el libro de su amiga le ocasiona.
Prosigue su esmerada disertación sobre Diario en ruinas y explica cómo una serie de eventos le permitieron a Ana Teresa Torres registrar 20 años de historia incluso en retrospectiva desde 1998 hasta el 2014 que es cuando comienza a escribir el diario y al respecto afirma: “Ella participó muy activamente de los movimientos culturales que tenían un contenido político, escribió para Verbigracia, y comenzar publicando el El Reino de la Felicidad. Escribió a veces con seudónimo también en Tal Cual, dió charlas, conferencias, y a veces lamentó sentirse desplazada o desalojada como escritora para ocupar su tiempo en asuntos que la tenían alejada de lo que quería hacer que era escribir.
–En el año 2006 escribió Nocturama y posteriormente ya en el 2009 el ensayo que titula La Herencia de la Tribu – dice de Stefano y detalla —Nocturama es un fábula distópica, es un libro sombrío, la fábula es compleja, una obra metaliteraria. En el libro aparece Mary Shelley, la autora de Frankenstein, aparece Eudora Welty una novelista del sur de los Estados Unidos, Juan Carlos Onetti y una vampira que es la imagen de la sangre derramada sobre la cual estamos viviendo porque en ese libro hay una gran cantidad de referencias y hoy lo podemos reinterpretar.
-Ana Teresa — agrega – por años continúa haciendo el seguimiento a todos los acontecimientos políticos, lee todos los documentos, participa en una serie de encuentros y conferencias, entra a formar parte del grupo Pen Club y luego entra a hasta forma parte del grupo de veedores electorales.
— ¿Por qué alguien se pone a escribir un diario? me pregunto mientras leo su diario – dice la docente – y la respuesta que encuentro es que los momentos que estamos viviendo son difíciles, es la historia, es colectiva y Ana Teresa Torres necesita tratar de entender qué ocurre y hace un recuento cronológico que va de año en año; 2002 al 2003 y al 2004 cada vez más personal , con absoluta franqueza, y una gran sobriedad. No sé si su experiencia psicoanalítica, su formación de terapeuta, lo permite entrar tan a fondo en el drama que vivimos.
— Él no se juramentó – exclama luego de Stefano, dando por sentado que el episodio de 1998 es reconocido por la audiencia – y ese es como una especie de vicio de entrada ante el cual todo el mundo quedó impávido. Yo creo que agarraron al país aletargado, amnésico, lo agarraron con las defensas bajas, inmunodeficiente, y de allí en adelante comienza una secuencia ininterrumpida de eventos que quedaron en este recuento o memorial de agravios a la Constitución y a nosotros,los ciudadanos. Es un testimonio que va a quedar para la posteridad.

–Estaba pensando que es muy difícil decir algo cuando estás de acuerdo con todo – expresa Ana Teresa Torres sobre el discurso de Victoria de Stefano pero me encantó lo del memorial de agravio – asegura – porque es un capítulo o una sección o algo que yo usé, en mi segunda novela que se llama Doña Inés contra el olvido. El Memorial de Agravios existía como fórmula jurídica que el agraviado presentaba ante el Rey. Me parece una idea fantástica emplear ese término para este libro, porque ese es realmente el detonante que me empujó a escribirlo. Es correcto decir que no es un diario íntimo aun cuando sí hay momentos de intimidad, tampoco es un diario solamente personal, porque tiene mucha crónica, mucha memoria, testimonios y mucha información de prensa ; generalmente cuando hablo de alguna vivencia personal o íntima en realidad es compartida por millones de personas.
— Es un libro pensado con ese optimismo que tenemos los escritores que es casi audacia de que los libros van a persistir. Por ejemplo, yo estoy leyendo por sugerencia de Victoria, un libro que escribió Iván Bulín en 1918 y entonces ¿por qué no va a leerse mi libro en el 2118 por ejemplo?. Creo que todo el mundo debe hacer un registro de su memorial de agravios, y sobre todo las personas que tienen conocimientos académicos específicos de hecho ya se está haciendo. Alfa a quien le agradezco mucho la publicación, es una de las editoriales que llevan el corazón de ésto en el sentido de que parte de la información que yo cuento como personal , emana de informes sobre la violencia, sobre derechos humanos y temas constituciones que serán parte del memorial de agravios y que en la medida que van pasando los días dejan de sorprendernos, será por eso lo de la piedra, explaya la escritora.

Héctor Torres, autor de libros como La huella del Bisonte, Caracas muerde y Objetos no declarados en torno a Diario en ruinas ( 1998-2017) discurre: “Fue una lectura que me gustó. Me sorprendí descubriendo cosas que había olvidado voluntaria o involuntariamente. Llegué a un punto en que decidí que no iba a leer más el libro de noche porque ese memorial de agravios me impedía conciliar el sueño. Entiendo que es tu mirada de lo que está pasando en tu entorno y sin duda, al margen de los componentes personales,tratados con mucha sobriedad, es un registro político, social y simbólico de lo que nos ha tocado vivir. Ese recuento de 20 años es una mirada bastante sosegada, bastante lúcida y que tiene características inusuales entre nosotros y nuestros líderes de opinión, (entre comillas que se sientan). El primero es que no hace concesiones, no trata de ser simpático y el segundo,es el manejo del tiempo en el relato ,cuando escribes en retrospectiva y cuando lo haces en tiempo presente y cuando por ejemplo cuestionas a distancia, tus propias declaraciones.Hay un tema con el cual me sentí increíblemente identificado cuando Ana Teresa Torres revela la angustia que ella siente por estar dejando de escribir. Es el momento en qué te preguntas cuál es la utilidad de la escritura y la mejor respuesta está en el propio libro.
A propósito de escritores y escritura Ana Teresa Torres irrumpe: “Me indigna cuando alguien dice ¿Por qué los intelectuales no han dicho nada? Y yo digo: ¿Pero Dios Santo, cómo puede ser que no han dicho nada? Que usted no oyó, es otra cosa. La voz del intelectual en Venezuela y ya en toda partes, es una voz marginal. Muy en bajadita. En el libro hago la descripción, a falta de una foto, de cuando Óscar Sambrano Urdaneta, Pedro León Zapata , Manuel Caballero y Alexis Márquez, (calculen los años que había en el conjunto) armaron un lío en el Consejo Nacional Electoral por algún episodio ,¿ y no he hemos dicho nada? Hay una larga lista de escritores que se involucraron activamente en estos años , otros fallecieron esperando un desenlace. Otros más que enmudecieron luego de derrota del Referéndum Revocatorio del 2004 y por demás qué puede ser la palabra en contra del Poder Totalitario.
Victoria de Stefano apela entonces a sus apuntes, para recordar los nombres de los escritores fallecidos en los últimos años,quienes no murieron a causa de la situación del país pero sí afectados por la gran tristeza que les producía. Fueron , Salvador Garmendia en el 2001 ,Juan Sánchez Peláez en 2004, Adriano González León en 2008, Eugenio Montejo también en 2008 y el vivía en sus últimos meses, esperando con ansia el desenlace, viene María Rives en el 2009, Manuel Caballero 2011, Oscar Sambrano Urdaneta y dolorosamente despedimos a Michelle Ascensio,William Niño, Luís Brito, Carlos Pacheco y Miguel Arroyo.
