El Cascanueces: dos décadas maravillando a los venezolanos
La versión de Vicente Nebrada, considerada una de las mejores del mundo, se repite este diciembre

La música de Tchaikovsky da vida a esta obra. Una vez que empieza a sonar dentro del recinto, todos los presentes se conectan con la magia de esta historia y los artistas se disponen a crear para su público el espectáculo más esperado del año. El talento y los técnicos trabajan con muchísima emoción en la producción de esta pieza navideña que ya forma parte de su historia personal y ocupa un lugar especial en la vida de cada uno de ellos.
La Fundación Teatro Teresa Carreño cumple 20 años trayendo a los venezolanos la mágica historia navideña El Cascanueces, basado en el cuento El Cascanueces y el Rey de los Ratones de Ernest Hoffmann. La versión del maestro venezolano Vicente Nebrada fue creada en el año 1996, y desde entonces, no ha dejado de llenar de magia la Sala Ríos Reyna del teatro cada diciembre.
Pequeños y grandes bailarines recrean en sus cuerpos a los copos de nieve, a las elegantes flores, a los soldaditos de plomo y a los malvados ratones. Los personajes cobran vida gracias a la dedicación de los vestuaristas, peluqueros, maquilladores, carpinteros, soldadores y técnicos que año tras año se reúnen para compartir el gusto de formar parte de este evento. No pierden la oportunidad de contagiarse con la alegría de la historia de Clarita y su Cascanueces, y sobre todo, con la presencia de tantos pequeñines dentro del espacio.
Esta Temporada 2016 es dedicada a la memoria del bailarín Francisco Rivera, de 19 años de edad e integrante del Ballet Teresa Carreño, quien lamentablemente falleció el pasado octubre tras resbalarse y caer en la quebrada Las Adjuntas en Sabas Nieves.
Preparando la historia

En octubre comienzan los preparativos. En los Talleres de Realización se elaboran las máscaras, pelucas, tocados, sombreros, barbas, vestidos, botas, carruajes e infinidad de adornos que invaden con su belleza los ojos de los espectadores, para quienes ya se ha convertido en una tradición disfrutar de este espectáculo de altísima calidad.
Desde el primer ensayo, cuando empieza la música, los participantes sonríen. Los técnicos conocen de memoria las coreografías y el cariño se siente no solo en los abrazos compartidos sino también en cada vestuario confeccionado, en cada detalle colocado en el escenario, en todo el ambiente. Los creadores se llenan de entusiasmo por el colorido y la hermosura del espectáculo, según lo afirma Carmen Castañeda, que tiene 30 años trabajando para el Teresa Carreño y actualmente se encarga de la peluquería y el maquillaje junto a nueve personas más.
Los vestuarios y la escenografía son los mismos desde hace 20 años, algunas cosas sí requieren ser construidas cada vez, como las barbas y las coronas de las bailarinas, que por el sudor se oxidan y se parten, explica Castañeda.
Hablar de El Cascanueces empaña los ojos de Pablo César García, quien tiene 17 años trabajando con la obra. Asegura que quien entra a los talleres de realización, se enamora de ese trabajo inmediatamente. Él y sus compañeros, además de ser carpinteros y herreros, se encargan en las funciones de la parte mecánica: mueven las rejas, los carros, montan el asombroso Reino de las Nieves, los caramelos, y hacen posible escenas como la de la muñeca gigante, llamada Mother Ginger o Madre Gigogne, la cual sería interpretada por Rivera y en su lugar tomó el lugar el profesor Luis Penso.
¡Música, Maestro!
La música fue compuesta por el ruso Pyotr Ilyich Tchaikovsky para el estreno de la obra en 1892, en San Petersburgo, Rusia. Es altamente descriptiva, pues fue hecha especialmente para ser interpretada por bailarines de ballet.
La Orquesta Sinfónica de Venezuela (OSV), Patrimonio Artístico de la Nación, ha acompañado a la Fundación Teresa Carreño en 18 de las 20 temporadas de El Cascanueces. Este año es dirigida por Alfonso López Chollet y Rodolfo Saglimbeni, quien en una entrevista para la OSV comentó haber visto otras funciones del Cascanueces en el mundo, pero ninguna como la venezolana. “Tiene una plástica visual impresionante que se apoya en una orquesta de corte profesional, con uno de los ballets más importantes de América Latina, un teatro moderno y un excelente equipo de técnicos. Por eso ha perdurado en el tiempo, convirtiéndose en una tradición venezolana”, dijo el director que ve El Cascanueces desde todos los ángulos.
Hay participantes, en cambio, que solo pueden apreciarlo desde uno solo. El violinista José Gregorio Flores confiesa, entre risas, que adora la música pero nunca ha visto la coreografía. Ya ha tocado varias veces el repertorio y como se encuentra dentro del foso del teatro, debajo del escenario, no ha podido ver el baile.
Entrega y disciplina
Los bailarines entrenan todo el año para que cuando llegue la temporada final, puedan dar lo mejor de sí. Con cuerpos estilizados, brazos graciosos y torneadas piernas, muestras sus destrezas en las piruetas, los saltos y los complejos movimientos del ballet. Con impecable maestría, son un ejemplo de la constancia y la disciplina de un profesional y apasionado por la danza.
Este año, el personaje principal, Clara, es representada por Yuliana Bello, Meylin González, Laleska Seidel y Bernardette Rodríguez. El valiente Príncipe Cascanueces es interpretado por Gilberto Rodríguez, Humberto Rodríguez, Heyler Lameda, Henry Montilla y José Orta.

Fabiola Fazzino fue la primera Clara de Vicente Nebrada y hoy en día, es la encargada de transmitir el legado del maestro como ensayista y repertorista junto a Javier Solano, Arturo Vela, Adriana Estrada y Walter Castillo. Además de los 29 bailarines fijos del Ballet, hay 36 bailarines contratados, y se espera al menos mantener a algunos este año porque la producción exige a un notable número de bailarines en la escena.
“Es uno de los mejores montajes culturales con los que contamos y vale la pena para el artista tenerlo en su repertorio”, dice Jhon Lobo, invitado de la Compañía Nacional de Danza, quien considera muy bonita y gratificante la experiencia. En el espectáculo baila como uno de los padres en la fiesta de navidad, soldado en la batalla contra los ratones, la danza árabe, la danza rusa y la danza española.

Para esta temporada, por primera vez, fue invitada una escuela del interior del país, Ballet de la Mar, del estado Nueva Esparta. Allí fueron los responsables de la recomposición coreográfica: Adriana Estrada, Arturo Vela y Luis Penso (actual coordinador del Ballet Teresa Carreño), para recrear la Batalla de los Ratones con los jóvenes margariteños.
Entradas agotadas
La cara larga del taquillero del teatro se presenta ante el público, que esperanzado aun se acerca a preguntar si hay entradas para disfrutar del espectáculo. La primera semana de diciembre se agotaron las entradas para las 14 funciones que se habían empezado a vender con casi dos meses de antelación.
Por su parte, el público define el espectáculo como “extraordinario, de una calidad increíble” en donde no sólo las coreografías sino la escenografía llevan al espectador a ese mundo fantástico.

Foto principal: Kenz Vivas Photographer