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Danza Movimiento Terapia: una estrategia para sentirnos mejor

“La gente requiere de espacios donde encontrarse consigo mismo y con el otro desde un lugar distinto”, explica la danzaterapeuta María Elisa Al Cheikh

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La cultura occidental se muestra un poco incrédula ante los hallazgos científicos que ratifican la influencia de las emociones en la salud física y mental de los seres humanos. Sin embargo, es en las entrañas de esa sociedad sacudida por violentas guerras donde se han gestado hallazgos sobre estos vínculos y sus consecuencias en el comportamiento y la salud de los seres. Después de la Segunda Guerra Mundial, con el surgimiento de la danza libre y la danza moderna en Estados Unidos, se fueron despertando propuestas para utilizar el movimiento y la danza – con apoyo de la psicología- de manera terapéutica.

La intuición, la experiencia y el saber de artistas del movimiento dieron origen a la Danza Movimiento Terapia (DMT), una de las modalidades de las Terapias Artístico Creativas que se define como el uso psicoterapéutico del movimiento dentro de un proceso que persigue la integración psicofísica (cuerpo-mente) del individuo. El movimiento permite a las personas vincularse consigo mismas y con los otros, solventando conflictos emocionales o psicológicos, según define el portal web de la Asociación Española de profesionales de Danza Movimiento Terapia (ADMT).

Después de casi ocho décadas, la DMT hoy se extiende por Europa, América Latina, África, Asia, Australia, Oriente Medio, Estados Unidos y Canadá. En Venezuela, esta disciplina no goza de amplio reconocimiento público, no obstante, varias personas han venido trabajando para darla a conocer, desarrollarla y brindar sus beneficios a los venezolanos.

Los cuerpos de la posguerra

Marian Chace (1896-1970), bailarina de la Escuela de Danza Denishawn, siendo maestra de danza se enfocó en la expresión de las emociones y en el relación cuerpo-mente, lo cual la llevó a trabajar en el Hospital Psiquiátrico St. Elizabeth en Washington D.C. y estudiar Psiquiatría. Para los médicos del recinto eran sorprendentes los resultados del trabajo de Chace en los pacientes, quienes se reunían en rondas a explorar el movimiento y a establecer vínculos, algo completamente revolucionario para la sociedad de los años 40. Chace junto a otros colegas crea la Asociación Americana de Danza Terapia (1966), y desarrolla lo que hoy conocemos como DMT.

Por su parte, Mary Whitehouse (1910-2001), comenzó a interesarse en las situaciones de padecimiento emocional, físico, y los traumas posteriores a la guerra que afloraban en sus estudiantes de danza durante el movimiento espontáneo del cuerpo. Influenciada por el psicoanálisis de Carl G. Jung, desarrolló la técnica del Movimiento Auténtico, la cual se orienta hacia la introspección y el contacto con el inconsciente a través del movimiento. Con el paso de los años y el desarrollo de la psicología, la DMT comenzó a diversificarse, hoy en día según el tipo de población, se escoge un método de la DMT basado en determinada teoría psicológica.

Lo que unifica a las corrientes de la DMT es la visión de la unidad cuerpo-mente, la cual históricamente ha venido separándose tanto por pensamientos filosóficos como por la hiper especialización de la medicina occidental, donde la salud mental está reservada a los campos de la psicología y psiquiatría y la salud física a las diferentes especializaciones de la medicina anatómica y fisiológica, según explica la danza movimiento terapeuta Ángela Barrios. “No es posible trabajar con el cuerpo físico si no se entiende que el cuerpo es emoción, es historia”, afirma.

El otro aspecto relevante es la importancia del vínculo. La DMT genera posibilidades de socialización distintas, es decir, permite observar “cómo me relaciono, cómo establezco vínculos. El autoconocimiento en función de las relaciones con el otro. Hay un vínculo contigo mismo, es posible la reconstrucción de quién eres tú desde lo plástico y lo flexible, sin rigidez”, sugiere Barrios.

Taller DMT y Tango, por María Teresa Gil. Asociación Venezolana de Danza Movimiento Terapia
Taller DMT y Tango, por María Teresa Gil. Asociación Venezolana de Danza Movimiento Terapia

Otro aporte de la DMT es la ampliación de las posibilidades del movimiento. “Es como si sólo supieras hablar con las vocales y descubrieras que puedes usar las consonantes, se amplían las posibilidades. Cuando amplias las posibilidades del movimiento, tienes otro vocabulario para la vida, de afrontamiento para las dificultades, tienes mayor capacidad para resolver, circular sin estancarte, seguir. Empiezas a bailar la vida”, apunta Barrios.

“La vida es danza”

En Venezuela la DMT ha ido germinando desde 1990, cuando en los sótanos del Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela se creó una agrupación con inquietudes folklóricas que aún lleva por nombre La Trapatiesta, donde Adriana Gil, Irene Gil, Angela Barrios y Gloria Núñez, estudiantes de psicología, se reunían y aproximaban al tema de la danza y su relación con la psique. Al graduarse, se reencontraron en diversas actividades donde vincularon las artes con el sector salud, en especial la danza y el movimiento y algunas de ellas continuaron su formación como danzaterapeutas fuera del país.

María Elisa Al Cheikh, Daniela Pinto, Claudia Cordido y María Teresa Gil, cofundadoras de la Asociación Venezolana de DMT
María Elisa Al Cheikh, Daniela Pinto, Claudia Cordido y María Teresa Gil, cofundadoras de la Asociación Venezolana de DMT

Más recientemente, en el año 2014, se reunieron Claudia Cordido, Maria Teresa Gil, Katherine de la Trinidad, Irene Gil, Ángela Barrios, Daniela Pinto y Maria Elisa Al Cheikh para crear la Asociación Venezolana de Danza Movimiento Terapia. Desde entonces se han dedicado a difundir la DMT, -frecuentemente confundida con la biodanza y la bailoterapia- a través de talleres, foros y una Formación en DMT.

Este año trajo consigo el recrudecimiento de la crisis del país, el éxodo de profesionales, la detonación de protestas y episodios sociales complejos, lo cual ha replanteado necesariamente las actividades de la Asociación, ya no divulgativas sino orientadas a ofrecer a las personas un espacio de contención, asumiendo un rol más activo en relación a la violencia que se vive dentro de la sociedad, según explica la psicoterapeuta y danza movimiento terapeuta Maria Elisa Al Cheikh.

El público que asiste a las actividades de la Asociación Venezolana DMT no son bailarines ni estudiantes de danzaterapia, son personas que necesitan moverse desde otro ritmo o experimentar con el movimiento. La demanda es sentir, estar, entrar en el cuerpo más que pensar y darle vueltas a la cabeza. Y aunque ninguna terapia relaja, según expone Al Cheikh, estos espacios sirven para liberar el estrés, la carga y la angustia que la situación país está generando.

“El valor del trabajo con la DMT es plantear el cuerpo como una vía para entrar y vincularse al mundo interno y dar salida a todas estas emociones: duelo, angustia… Hay mucho enojo, mucha tristeza. Brindar un espacio para que todo eso se exprese tiene un gran valor, pero si además todo eso se puede expresar en un contexto grupal donde podamos ver al otro, escuchar al otro, estar con el otro, vincularnos con el otro, es maravilloso”, comparte, por su parte Daniela Pinto, danza movimiento terapeuta especializada en Movimiento Auténtico, bailarina y docente .

Movimiento Auténtico/DMT: Espacios de Encuentro. from Daniela Pinto on Vimeo.

María Elisa Al Cheikh utiliza estas herramientas y a través de la plataforma educativa Entrecuerpos, organiza mensualmente talleres bajo los títulos Cuerpos en incertidumbre y Mujeres que danzan (para hombres y mujeres). Estos espacios buscan dar respuesta a la crisis, a la falta de certeza, al duelo y las experiencias traumáticas que está viviendo la sociedad venezolana y que según la terapeuta, “son críticas, dañan el tejido social y nos afectan profundamente”.

Próximo encuentro "Mujeres que Danzan"
Próximo encuentro “Mujeres que Danzan”

DMT en expansión

Ángela Barrios trabaja en la Universidad Experimental de las Artes. Su compromiso con la DMT la llevó, como a otras danzaterapeutas venezolanas, a visitar y formarse en Argentina, país pionero en esta disciplina. Con esa experiencia y de la mano de Jacqueline Simmons, Carolina Petite, Zurima Tamaríz, Maruma Rodríguez, Mariana Tamaris, Violeta Pérez y María Elisa Al Cheikh, trabajan para introducir la Arteterapia y en especial la DMT en la universidad a través de talleres, tanto para alumnos como trabajadores de la institución.

Aunque aún no se ha logrado establecer la cátedra libre que enseñe estos contenidos, la terapeuta afirma que está en proceso de lograrse. Mientras tanto, expone que para septiembre del año en curso, la UNEARTE abrirá una Especialización en Arte y Salud para profesionales y artistas interesados en lo psicológico y lo terapéutico, con la intención de vincular el binomio.

Barrios trabaja desde la sede de la UNEARTE en Nueva Esparta, donde reside. Desde allí, impulsa la integración de los artistas al Sistema Público Nacional de Salud que promueve el Gobierno venezolano. En mayo de este año, recibieron a la psicóloga y bailarina argentina Aurelia Chillemi, quien desarrolla la Danza Comunitaria, la cual se orienta a trabajar con grupos heterogéneos en espacios no convencionales, y a través de la producción de una muestra escénica se afianzan la tolerancia y los valores humanos, siendo esto lo terapéutico, según la docente Barrios.

Encuentro con Aurelia Chillemi en el marco del proyecto Arte y Cultura en el Sistema Público Único Nacional de Salud.
Encuentro con Aurelia Chillemi en el marco del proyecto Arte y Cultura en el Sistema Público Único Nacional de Salud.

Foto principal: National Centre for Dance Therapy, Canadá.