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Diego Rísquez, la luz del imaginario caribeño

El espíritu creativo y plástico de este artista se mantiene en su obra cinematográfica

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Diego llegó al final del viaje. Travesía en la que interpretó la llegada del hombre europeo al suelo americano, humanizó a los líderes independentistas y homenajeó, en diversas formas, el arte pictórico. Su mundo lo construía con imágenes. Más allá del texto, hurgaba en la composición estética y se deleitaba en ello.

Las artes formaron parte de su vida, antes del cine incursionó en el teatro y se mantuvo en el medio incluso después de consagrarse como director. Siempre estuvo influenciado por las artes plásticas, en sus películas predominaba la belleza compositiva. En el mundo del séptimo arte, además de dirigir también se desempeñó como director de arte. Quienes trabajaron con él lo reconocen como un artista integral, de mente inquieta abocada a la creación.

Rísquez transitó por varios países desde pequeño, pero su trabajo siempre tuvo una fuerte impronta venezolana. Sin embargo, su profunda búsqueda identitaria  estaba dirigida hacia otro enfoque. En su cine no abordó problemáticas sociales ni reflejó la realidad del país. Su norte era lo simbólico, la resignificación de personajes y situaciones históricas para mostrar otra cara de la identidad.

Su primer contacto con el cine lo tuvo en la Universidad Católica Andrés Bello donde formó parte del Grupo Semilla. Ahí realizó Siete notas, película filmada en 16 mm en conjunto con Carlos Oteyza; colaboró con el guión e interpretó el papel principal.

Años después, comenzó a realizar performances y happenings que integraban ya los elementos que identificarían su obra fílmica: la naturaleza tropical, los héroes de la independencia venezolana, la plástica. En ellos mezclaba las artes audiovisuales con el teatro y la puesta en escena. Entre los cortometrajes que filmó durante esta época está Poema para ser leído bajo el agua (1977) y A propósito del hombre de maíz (1976), video performance realizado en el Festival de Caracas.

El retrato precede a la palabra

El cine Súper 8 sirvió de plataforma para la obra cinematográfica de Rísquez. En su papel de agente de desarrollo colaboró en distintas producciones como guionista, director de arte, actor, director de fotografía. De igual manera usó el formato súper 8 para la totalidad de sus cortometrajes y dos de los largos que integran su famosa trilogía americana: Bolívar, sinfonía tropikal (1980) y Orinoko, nuevo mundo (1984). Amerika, terra incógnita (1988), fue filmada en súper 16 y luego transferida a 35mm.

El trabajo que realizó en sus cortometrajes se caracterizó por el predominio de la imagen ante los diálogos, de hecho la palabra era inexistente. Más bien, buscaba retratar atmósferas antes que construir un relato particular. Un ejemplo es A propósito de la luz tropikal, homenaje a Armando Reverón, obra que muestra la admiración de Rísquez por el artista plástico. En la cinta pretende registrar la luz del trópico que Reverón recreó en el período blanco de su trayectoria.

A propósito del hombre de maíz, A propósito de Simón Bolívar y Radiografía de naturalezas vivas formaron parte de montajes que integraban las diversas artes. En cambio, Poema para ser leído bajo el agua, es la única obra que, aún sin diálogos, narra una historia: el amor entre una sirena a orillas del Mar Caribe y el hombre que la conquista.

Más allá del corto

Su primer largometraje, Bolívar sinfonía tropikal es también el primero de la trilogía americana. Reproduce la iconografía patriótica y la plasma como en los lienzos de Martín Tovar y Tovar, Arturo Michelena o Tito Salas. Este film fue premiado en el Festival Nacional de Mérida dos veces consecutivas y se presentó en el Festival de Cine de Cannes.

Orinoko nuevo mundo y Amerika, terra incógnita completan este tríptico. En el primer film, el río Orinoco es el protagonista silente que observa el trascurrir de la historia. La tercera cinta se concentra en las secuelas de la conquista de América en territorio europeo. Ambas obras también formaron parte del prestigioso festival francés.

Karibe kon tempo es el primer largometraje de Rísquez en el que se incluyen diálogos y marca la transición entre esta primera etapa y la que viene. En este film también es evidente la influencia plástica de su director. Sus siguientes obras se centran en personajes históricos, Manuela Sáenz, la libertadora del libertador, Francisco de Miranda, o en personajes artísticos, Reverón, El malquerido (Felipe Pirela).

Siempre buscó la otra mirada al momento de caracterizar a cada uno de estos personajes. Los acercó a los espectadores al mostrar su condición de humana y, sobre todo, los retrató como si protagonizaran una pintura.

Diego llegó al final del viaje pero su obra se mantiene como referente de un hombre que supo muy bien cómo pintar con la luz a través de un lente.