“El DiCaprio de Corozopando”, una muestra de realismo mágico en el Llano venezolano
Es uno de los tres largometrajes que estrenará este año la Villa del Cine

Cerca de una pequeña población ubicada en la carretera que va de Calabozo a San Fernando se filmó El DiCaprio de Corozopando, uno de los tres largometrajes que estrenará la Villa del Cine este año junto a La planta insolente y Pequeños héroes. Cuenta la historia de Rubén Darío, un niño que, tras la profecía de un espíritu, es visto por el alcalde Don Gregorio como el elegido para que el pueblo en el que viven salga del anonimato y sea reconocido en el mundo entero.
Luis Rahamut fue contactado por la Villa del Cine, junto a otro grupo de profesionales del séptimo arte, y se encargó de dirigir esta película con guión escrito por Karín Valecillos. Esfera Cultural conversó con él, que también se ha desempeñado como asistente de dirección en Taita Boves, Libertador y Km72, para conocer cómo fue el proceso de rodaje de esta obra cinematográfica y de qué manera logró ensamblar todos los elementos que componen este film.
Para Rahamut fue fundamental el trabajo de cada uno de los jefes de departamento. El equipo estuvo conformado por María Gracia Saavedra en la asistencia de dirección, Jesús Ayala en la fotografía, Dimas González como maestro de actuación y Astrid Sánchez en el diseño de producción y dirección de arte.
El aporte de cada uno de ellos se tradujo en piezas que encajan en el rompecabezas final y forman parte de lo que el espectador apreciará en pantalla como un todo. “Es fundamental comprender que una película es un conglomerado de decisiones. No hay dinero ni instrumento que cambie eso. Así como una comida se enriquece con las propiedades que ofrece cada ingrediente, así se acrecienta una obra cinematográfica”, indicó.
Todo producto audiovisual es sometido a tres fases: la preproducción, producción y la posproducción. Cada una de ellas reviste gran importancia en la calidad final de la obra. La primera etapa de El DiCaprio de Corozopando inició a mediados de agosto de 2014 y, gracias al aporte de Astrid Sánchez, fue posible reducirla a una semana.
“Con el diseño de producción logramos conectar con las imágenes palpables por donde transitaron todas las decisiones estéticas que fueron afinadas por el director para contar la historia. Eso fue lo que contribuyó a que en tan poco tiempo se lograra unificar el equipo técnico”, explicó Rahamut.
La naturalidad de la inexperiencia

Ya claros en cuál sería el lenguaje a utilizar, una parte del equipo se trasladó a Calabozo para comenzar el trabajo con los actores. Dimas González se encargó del taller de actuación en el que se brindaron las herramientas para afinar los caracteres. Para el director, cada personaje, desde los figurantes hasta los protagonistas, fue cuidado con ensayos minuciosos de sus acciones. Comentó que, así como un músico logra una melodía, ese mismo rigor se traslada a cada actor.
Estos, en su mayoría, son habitantes de Corozopando y no poseían experiencia en la actuación. Entre ellos, el protagonista Luis Francisco Yánez y la niña, que da vida a Carmencita, Dubrasli Loreto estuvieron junto a un equipo esmerado en cuidarlos y fueron dotados de herramientas cinematográficas para interpretar sus personajes.
El criterio de escogencia respondió a las características naturales que poseían cada uno de los actores. Por ejemplo, Luis Francisco sabía cómo montarse a un gran árbol o apuntar con una china, entre otras habilidades que solo cuenta alguien que vive en el campo. Dubrasli, por su parte, a pesar de no tener experiencia, contaba con una soltura que fue muy apreciada durante el rodaje.
Entre las cosas que Rahamut consideró clave, fue tratar a ambos actores como parte de un equipo profesional con un objetivo claro. Esto contribuyó a que la experiencia de trabajar junto a Dubrasli y Luis Francisco fuera “mágica”. “A todos nos quedó una suerte de guayabo cuando terminamos. Con ellos la película fue un viaje maravilloso”, acotó. Pareciera que la tendencia es a trabajar, cada vez más, con gente que habite en el lugar escogido para el desarrollo de la historia, en películas como La Soledad de Jorge Thielen Armand, también es visible esta estrategia.
La Comala llanera

El Llano venezolano es el lugar ideal para evocar la magia y El DiCaprio de Corozopando está llena de ella. No solo en sus personajes sino en las referencias cinematográficas que se transmiten a través de la historia. La simbología utilizada en el lenguaje del film estuvo inspirada en el realismo mágico latinoamericano. De esta manera Juan Rulfo y su Comala cobran vida en este pueblito olvidado.
Arnoldo Betancourt interpretó a Don Gregorio Treviño de la Garza, el alcalde del lugar. Su personaje estuvo inspirado en la película mexicana La Oveja Negra, a la que se ofrece un homenaje en la obra cuando una docena de muchachos le piden la bendición. Asimismo –según cuenta Luis Rahamut, director del largometraje- también tomaron como referencia a Macario de Roberto Gabaldón para la entonación del Brujo, personaje que realiza el trabajo sucio de Don Gregorio.
La obra está impregnada de humor e ironía, además del sincretismo religioso característico de Latinoamérica. Otra de las influencias presentes en el film fueron los planos a lo Sergio Leone (El bueno, el malo y el feo) que, junto a las demás referencias, arroja al espectador un mundo que dialoga entre lo real y lo imaginario.
Los últimos pasos
Luis Rahamut no solo trabajó en la dirección, también escribió y editó. Sin embargo, la primera fue la que más disfrutó. Dirigir “es similar a realizar un conjuro donde se combinan disciplina y magia. Trabajo en el cine desde que tengo 20 años y ello me ha ofrecido una base para dirigir y afinar una historia en lenguaje cinematográfico”, expresó.
Una vez terminado el rodaje y la posproducción, el trabajo de Rahamut llegó a su fin. La estrategia a utilizar para la promoción todavía está en discusión, cuando ya esté establecida se evaluará en qué certámenes puede participar el largometraje. “La distribución está a cargo de Amazonia Films. Espero que la película participe en festivales internacionales y, con todo el corazón, espero les vaya muy bien en esa misión”, concluyó.
Radiografía de un cineasta -Luis Rahamut
Actualmente vive en Las Cuibas, un pueblo artesanal similar al Hatillo cerca de la ciudad de Barquisimeto. Tiene varios años realizando proyectos junto al Centro Nacional de Cinematografía y otras producciones independientes. Más allá del cine, su proyecto principal es lograr que la cultura y la educación se multipliquen en la comunidad en la que habita.