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El Islam en la tv: una que otra verdad

La conocedora en profundidad de cine israelí y palestino, Yael Ben Zvi Morad, en entrevista con Raquel Ludwig, destacó junto a los trillados estereótipos,las nuevas tendencias del cine y las series de Tv árabes e israelíes.

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Un vistazo rápido a la parrilla de Netflix no deja lugar a dudas: las series sobre la vida en los países árabes y el Islam proliferan, pero la audiencia se pregunta si se trata de la repetición de temas como el terrorismo, el fanatismo religioso y el miedo a lo que en filosofía se conoce como el “Otro”.

Para Yael Ben Zvi Morad, Profesora de Cine Israelí en la Universidad Ben Gurion de Israel y Magíster en Cine Palestino, hoy en día la representación de los árabes y de su cultura en los medios audiovisuales se ha vuelto más compleja, pero acepta que en sus comienzos los cineastas occidentales se enfocaban en la imagen del terrorista dispuesto a sacrificarse, una imagen que en opinión de la académica, viene mucho antes del 11 de Septiembre. Como prueba, menciona la película de Elia Suleiman (palestino – israelí) y Jayce Salloum (libanés) Introduction to the end of an argument (1990), la cual muestra una especie de collage de imágenes tomadas de películas, series y medios de comunicación – en su  mayoría estadounidenses aunque también israelíes – que presentan a los árabes como una amenaza. Es que según Ben Zvi Morad, tradicionalmente los miembros de esa parte de la población mundial eran retratados negativamente, se les exponía al público “no como individuos, sino como masa en el mercado o como beduinos en el desierto”. La razón de esto sería que hace años “los europeos no veían la diferencia entre un árabe y otro. Es como podría suceder hoy en día cuando ellos van a China y no ven la diferencia entre un ciudadano y otro. Es como tener a un millón de chinos alrededor suyo, algo así”, explica la especialista.

Introduction to the end of the argument de Elia Suleiman (palestino – israelí) y Jayce Salloum (libanés).

Quizás el éxito mundial de la serie israelí Fauda, tenga que ver en parte con esa visión estigmatizada de los árabes o a la curiosidad de los occidentales por los conflictos foráneos (la serie trata sobre un comandante de una unidad contra terrorismo israelí y su lucha contra un líder icónico de Hamas). Lo que sí queda claro es que con el pasar de los años los estereotipos han recibido respuesta de parte de cineastas como el palestino – holandés – israelí Hany Abu-Assad, cuya película Paradise Now (2005) trata sobre dos  terroristas palestinos que son representados como “jóvenes muy bellos e inocentes y que tienen razón, casi lo contrario a lo que venden los estadounidenses. Visten traje de etiqueta, tuxedos, porque van a una boda – esa es su tapadera – entonces se ven como el héroe de Matrix, por lo que la cinta revierte los estereotipos negativos de Hollywood asociados a los árabes, pues busca ser su antítesis y esto fue hecho con plena conciencia de esos estereotipos”, asegura la experta. Y agrega que el creador de la película tenía experiencia trabajando en Hollywood y en Holanda y tomó sugerencias de allí. “Ya conocía el lenguaje cinematográfico y entonces hace una película totalmente contraria con el objetivo de que te identifiques con los terroristas. Yo no estoy  favor, ni llamando a cometer actos terroristas, pero la cinta quiere que pienses que ellos son forzados a cometerlos“, afirma.

 

Hany Abu-Assad, director de Paradise Now (2005).

Paradise Now es polémica también porque su personaje principal muestra similitudes con Jesús. “Él es muy joven y flaco, es muy pobre, no tiene papá, vive con su madre, y antes de salir hacia Israel para poner una bomba, las personas que lo envían a esta misión lo invitan a comer y esta escena es igualita a la del cuadro de Leonardo Da Vinci, La última cena. “Entonces de verdad lo muestran como lo opuesto a la imagen del terrorista hollywoodense, pues además se va a sacrificar por su nación, por la salvación, como lo hizo Jesús en la cruz”,  argumenta la profesora.

En la serie  Caliphate se plantea el tema de la marginación que experimentan en la vida real las familias de origen árabe que residen actualmente en paíse occidentales.

De terroristas a desplazados

Más recientemente, salieron al mercado series de televisión como Caliphate (Wilhelm Behrman, 2020), una producción sueca que trata sobre la radicalización de jóvenes para unirse a grupos extremistas islámicos, tema también tratado en películas como Laiyla M (Mijke de Jong, 2016) y Heaven will wait (Marie-Castille Mention-Schaar, 2016) y miniseries documentales como Radicalised Youth (Al Jazeera, 2018). En este tipo de programas de televisión encontramos como subtrama la sensación de marginación que experimentan en la vida real las familias de origen árabe que residen actualmente en países occidentales y un buen ejemplo de ello es el caso de la adolescente Sulle y su amiga Kerima, quienes son reclutadas para unirse al Estado Islámico en la serie Caliphate. Esta producción muestra la constante pelea de las jóvenes con sus padres debido al conflicto de ser musulmanas en un país como Suecia, al que sienten que no pertenecen. De hecho, para crear esa sensación de estar aislado en otra cultura, los creadores de la serie hacen que la adolescente mire unos videos de tanques israelíes entrando a Gaza, una imagen conocida por las agencias de noticias alrededor del mundo y que ayuda a establecer un paralelismo entre el sentimiento de exclusión de Sulle y Kerima y la situación de los palestinos.

Parashat Hashavua (Rani Blair, 2006),un programa de televisión,  que deja una imagen estereotipada y decadente de los israelíes.

Con respecto a la representación de los israelíes en la televisión, la profesora Ben Zvi Morad, explica que dentro de su área de conocimiento, la figura del soldado representa frecuentemente una fuerza de ocupación (del lado palestino), pero del lado israelí hay mucha autocrítica también. “En Israel la industria está dominada por sectores de izquierda. Muchas veces los israelíes representan a los palestinos muy humanamente y a sí mismos como caricaturas. Menciona como ejemplo al programa de televisión Parashat Hashavua (Rani Blair, 2006), en el cual el personaje principal es un ejemplar impresentable. Menashe Noy, el actor principal, interpreta a Shaul Naui, pero no hay manera de que alguien pueda identificarse con él, porque tiene un bar asqueroso, según la experta, donde se toca jazz, pero no se trata de un bar cultural o artístico, pues principalmente se drogan allí, y él anda con prostitutas y tiene sexo con menores de edad y a una de las chicas con las que estuvo, le paga para compensarla. Además evade impuestos y su relación con su esposa prácticamente no existe. “Entonces, esto y todo el programa de tv te deja pensando que aunque la industria sea de izquierda todos somos parte de la ocupación en la medida en que se usan estereotipos para hacer valer argumentos. Para mí, fue difícil ver Parashat Hashavua, porque los israelíes se ven muy mal, pareciera como una caricatura antisemita”, concluye la entrevistada.

A su juicio, las películas israelíes de este siglo están llenas de un sentimiento de culpa terrible, y ésto como se sabe, solo crea más estereotipos en una industria que ya está repleta de ellos. A estas imágenes llevará años responder, como si se tratara de la serpiente que se muerde la cola.