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El totalitarismo y su estética de lo horrible

La entrevista a Francisco Suniaga, autor de " Esta gente" es la segunda de Roberto Giusti de su serie sobre la novela política publicada en esferacultural.com.

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Nadie le quita lo leído con más de 30 mil  ejemplares vendidos de su novela El Pasajero de Truman, relato de un momento clave en la historia contemporánea venezolana. Originalmente profesor de inglés, luego abogado, funcionario de la ONU con destinos remotos, estudios de postgrado en Relaciones Internacionales Francisco Suniaga publicó su primera novela, La Otra Isla, en el 2005, a los 51 años. Una llegada tardía a la literatura pero después de una vida intensa,  recorriendo mundo, acumulando experiencia para asumir una relación sorprendente con los remisos lectores venezolanos, quienes descubrieron el placer de la lectura de la mano de este margariteño rajado y fiel a su tierra natal.

Prolífico y constante narrador Suniaga enfrenta la realidad con la que le tocó convivir y de ella extrae las historias que configuran una obra que  nos ayuda a comprender la locura y la desgracia.

-¿Hasta qué punto han logrado los novelistas venezolanos transmitir la tragedia que vive el país?    

-Mi novela, La Otra Isla, plantea el problema de la izquierda y el autoritarismo. En El Pasajero de Truman me concentro en el tema del poder en Venezuela y en la  forma en que se ha articulado para resolver los problemas sociales y políticos, con la particularidad  de que a lo largo de la historia se cometen siempre  los mismos errores. En la tercera novela, Esta Gente, describo una característica del régimen chavista que consiste en la división del país en dos sectores, la corrupción que reina en la administración de la justicia y en concreto la independencia de Margarita.  Finalmente está Adiós Miss Venezuela, donde me  enfoco en el  deterioro estético del país.  De manera que cualquiera puede deducir que hay una clara  tendencia a plantear los problemas y a resolverlos.

Yo te hacía la pregunta porque el totalitarismo venezolano del siglo XXI presenta características cuyo alcance implica la liquidación de una sociedad libre y eso, desde la perspectiva literaria, no ha sido tratada en su complejidad por ningún novelista.

-Yo he tratado hacer una especie de disección y entrar en las interioridades que guían al régimen autoritario que nos asfixia. Ahora, es posible que no lo haya logrado.

-Tú lo tratas con los cambios específicos que han sido impuestos por el chavismo. En El Pasajero de Truman, se percibe una investigación profunda de un hecho histórico que tiene repercusiones hasta hoy. Pero eso ocurrió hace 70 años. El chavismo lleva veinte explotando al poder y a la sociedad. ¿No crees que llegó la hora de explorar estos territorios?

-En El Pasajero de Truman se evidencia un patrón, una forma de cómo se ha estructurado el poder en Venezuela. El militarismo está retratado allí.

-Correcto y por eso te pregunto si no ha llegado la hora de la gran novela del chavismo. Una especie de…

-Si te refieres a una especie de obra omnicomprensiva del fenómeno, creo que sería una novela muy difícil de escribir  porque estamos frente a una realidad demasiado vasta. Por eso yo la vengo segmentando. En último caso trato de mostrar el ataque sistemático en contra de la belleza. La estética es un orden que gobierna la conducta de la gente y que ha sido destrozada. Todo lo que ocurre en el país es muy feo. Pero esa no es una característica exclusiva del  chavismo. Todos los regímenes militaristas y autoritarios generan una estética de lo horrible. Eso ocurrió en la Unión Soviética y en los totalitarismos que vinieron después.

-¿Estamos, entonces, en Venezuela, ante un chavismo kitsch militaroide?

-Sin duda, aunque tiene matices que lo singularizan en el panorama de los totalitarismos.

-Considerando que para escribir has tomado, individualmente, ciertas y determinadas prácticas contenidas en el proceso revolucionario, ¿cuál crees que te estaría faltando?

-No me gusta hablar de lo que estoy escribiendo porque a lo mejor me arrepiento, cambio de parecer y dejo de escribir una novela para dedicarme a otra. Pero la que estoy escribiendo ahora también recurre a la historia para mostrar cómo el chavismo no salió de marte sino de las entrañas de esta tierra. El fenómeno que ha traído el chavismo aparejado, todas las fenomenologías y las muestras atroces de conducta, han estado presentes a lo largo de la historia venezolana. De una u otra manera. La tendencia hacia el retroceso ha sido una constante desde Francisco Fajardo para acá. Esta nueva novela explora esas distorsiones que ya se dan como hechos irreversibles visto la poca intención que hay para erradicarlos. Todo esto, por cierto, es difícil de explicar porque a medida que vas escribiendo descubres razonamientos que ignorabas.

Desfile Militar del 5 de julio de 2014 Foto: Misión verdad

-¿Puedes citar algunas de esas “distorsiones”?

-El militarismo. Un problema que la democracia no solo no lo combatió sino que quizás lo haya potenciado.

-Se le atribuye a Rómulo Betancourt la frase según la cual a los militares había que darles las tres C para que se quedaran quietos.

-Yo espero que no sea cierto esa frase atribuida a él, a quien tanto admiro, porque denota una gran simplicidad. El militarismo venezolano ha sido auscultado últimamente por Marco Tulio Bruni Celli, en un libro donde se pone de manifiesto los sucesivos intentos de los militares por subyugar a los gobiernos civiles. Ahora, si no hubo la intención de erradicar el problema durante las dictaduras tampoco se hizo durante la democracia. No se promovió una reflexión, ni mucho menos una política, para ponerle fin a algo que ha sido nefasto para el país.

-¿Debería pasar esa política por la liquidación de las Fuerzas Armadas?

-¿Por qué no someterlo a una reflexión que conduzca a ese objetivo? A grandes males grandes remedios porque estamos ante un fenómeno que atenta contra el desarrollo del país.   

-Lo pintas como el gran problema.

-Porque no se trata de la payasada de los chavistas, quienes ni siquiera saben qué es el comunismo aunque lo ejerzan. El gran problema de Venezuela son las Fuerzas Armadas. Son los militares quienes sostienen a Maduro y manejan los consorcios de corrupción que hay en el país. Ese es  y sigue siendo el gran problema. Luego hubo un intervalo (la democracia) durante el cual parecía que ya no existía pero ahí estaba. Lo recomendable es una gran reflexión sobre el tema y si aquí se corrige el rumbo esa sería una de las cosas a considerar.

-El problema (y hubo movimientos en ese sentido) es que los únicos que puedan cambiar la actual situación son los militares.

-Es posible pero hay una vieja conseja según la cual con una bayoneta se puede hacer de todo menos sentarse sobre ella. El poder militar no puede por sí solo conducir al país. Ellos pueden ser el poder detrás del poder. Pero mandar solos es muy difícil. Se requiere la existencia de un cuerpo civil que los acompañe. Sin embargo, si se da una solución esta tendría que ser por la fuerza. No veo otra posibilidad.

-En el caso de los totalitarismos del siglo XX y sólo mencionaré dos, Cuba y la URSS,  hubo persecución, exilio y encarcelamiento de los intelectuales que con su pluma denunciaron lo que pasaba en esos países. ¿Ha pasado lo mismo con los intelectuales y sobre todo con los escritores venezolanos?

-No sé si han sufrido por igual pero basta con elaborar una lista de quienes y cuantos se fueron y otro de quienes y cuantos se quedaron. Lo cierto es que ha habido un ataque sistemático contra la libertad. Son muchos los perseguidos. Poetas, escritores, periodistas. Yo no soy un escritor perseguido expresamente pero ya se sabe cuál es mi posición. Ya hace años una periodista que tenía un programa en VTV me invitó para hacerme una entrevista y yo acepté. Después me llamó para preguntarme si yo no estaba con “el proceso” y le respondí que eso era absolutamente cierto. “Entonces vamos a tener que cancelar la invitación”, me dijo tranquilamente. Bueno, esa es una forma de persecución.  Eso no pasa en los países democráticos, donde hay libre juego  de las ideas. Claro, los casos sobran y hay algunos mucho más graves, como el de Ibsen Martínez, quien fue directamente amenazado por un militar.

la falta de medicamentos es uno de los indicadores de la grave crisis que afecta al país Foto: El Carabobeño 2018

-¿Crees que la literatura de estos últimos veinte años, ha sido factor importante para crear conciencia sobre la tragedia venezolana?

Claro que sí.  Alberto Barrera y su novela, Patria o Muerte” trascendieron al ámbito internacional. Lo mismo ocurrió con su Chávez sin uniforme, gracias al cual el mundo pudo tomar conciencia de lo que está pasando aquí.

-¿No sientes temor de que, lo que no te ha pasado, te pueda pasar?

-Claro que lo tengo. ¿Cómo no tenerlo? En realidad no se trata de que lo tengas, sino de que no te paralice, no te inhiba, no cercene tu capacidad de expresar libremente lo que crees.

-¿Crees que el venezolano se ha sensibilizado por los temas que tocan los escritores tomando en cuenta que suele afirmarse que al venezolano no le gusta leer?

-Es bajo el nivel de lectura. Aquí una novela que venda tres mil ejemplares ya es exitosa. Pero si consideramos que somos 30 millones de habitantes, la cifra de tres mil representa casi nada.  Por lo bajo de la lectoría, la capacidad de los escritores para influir en la opinión de la gente es reducida. Por eso quizás le dan más importancia a sancionar y a perseguir a quienes están en la radio y la televisión, no a quienes están en las letras o en el periodismo escrito. Sin embargo, causa un impacto en el ámbito al cual llega.

-No obstante se dice que en con El Pasajero de Truman sobrepasaste los 30 mil ejemplares.

Sí, pero se trata de algo excepcional. Con La Otra Isla ha vendido más de 20 mil ejemplares. Yo he vendido. Los lectores han acogido a mis libros. Son best sellers.

-Hay quienes critican los best sellers porque son de lectura fácil.

-Eso lo dicen aquellos cuyos libros no llegan a ser best sellers. Si escribes libro y no vendes a lo mejor tu prosa es muy  buena pero incontrastable. No vendes. Ahora si tú supieras por qué se venden los libros siempre escribirías libros que se vendan. Ahora, no es fácil. En Venezuela se escribe pocas novelas porque es muy difícil sostenerse económicamente mientras trabajas y al final, si no vendes, habrás perdido el esfuerzo y el tiempo. Yo no tenía la menor idea de lo que iba a pasar con El Pasajero de Truman.

-¿Has hecho algún tipo de concesión para la lectura fácil?

-¿Qué cosa es esa?

-Escribir con ligereza sin llegar al fondo en algunos temas.

-Creo que no. Pero eso le corresponde decirlo a los críticos. Hasta el momento no lo han dicho. Lo que trato es de ser honesto. No puedo escribir como yo no soy.

-Diera la impresión en algunos pasajes de Esta Gente, que los hubieras vivido.

-Es inevitable. Hay episodios donde tú recreas tu propia existencia. Pero no estoy presente en mis libros de manera protagónica. En el caso de Esta Gente, lo de la próstata ocurrió, lo de la amante no.

-Entonces eres un gran fabulador.

-Me encanta la ficción. Es un buen refugio. Estás liberado de un rigor absoluto en la reproducción de la realidad, ceñido siempre a los hechos que deben asumir los libros periodísticos.