Acrobacia aérea, una posibilidad de acercase al cielo
Desafiar la gravedad es todo un gusto que nutre a los artistas aéreos. Combinando este antiguo arte del circo con la danza y el teatro, se crean nuevos y curiosos lenguajes

Fuerza, valentía, equilibrio y sutileza, son algunas palabras que vienen a la mente ante la imagen de un artista aéreo colgando a varios metros del suelo. La gimnasia aérea, conocida también como acrobacia aérea, es considerada un arte circense, sin embargo, se ha popularizado en todo el mundo y gracias a la experimentación de sus ejecutantes, han surgido nuevas formas de expresarse y moverse por los aires.
La acrobacia aérea compone las telas, trapecio, lira, eslingas, correas, cuerda lisa y cuerda volante. Algunos de estos elementos se originaron en las antiguas civilizaciones hacen 3.000 años. Las telas son más recientes, sin embargo, definir sus orígenes resulta complejo; algunos lo atribuyen a un estilo de la práctica de yoga en donde se colgaban para mantener por más tiempo las asanas (posturas), no obstante, otra versión considera al trapecio como el padre de las telas, ya que en las cuerdas que lo sostienen, comenzaron a colgarse los acróbatas dando origen a la cuerda lisa y más adelante a las telas.
Algunos de los derivados de la gimnasia aérea que se han gestado en nuestro país son la danza aérea, la danza vertical y el teatro aéreo. Esfera Cultural conversó con tres de sus protagonistas, Marilú García, Cristal Albornoz y Diego López Bruzual, artistas que, con sacrificio y constancia, han logrado llevar adelante la ejecución de estas particulares y exigentes disciplinas. Lo han hecho siempre movidos por sus propias necesidades de expresarse a través de un lenguaje particular.
Marilu Garcia: “Mi trabajo se compone de la integración de las artes”
Mientras estudiaba danza contemporánea en Nueva York en el año ‘98, Marilú García asistió a una función del Circo del Sol y vislumbró por primera vez un performance en telas acrobáticas el cual la conquistó para siempre. A su regreso a Venezuela un año más tarde, colgó su tela en Río Teatro Caribe y sin preparación física ni maestros, tardó un año para treparse a la misma, algo que hoy en día enseña en una o dos sesiones.
Mientras tanto, la argentina Maia Koron -quien fuera la primera en hacer telas en Venezuela-, Mary Rebolledo y Marina Georgescu, cada una desde sus espacios, exploraban la materia, formando junto a García la primera generación de artistas aéreas en el país.

“Nos reuníamos malabaristas, acróbatas de piso, aéreos, también gente de danza y teatro en el Cuartel San Carlos… No éramos maestros, cada uno fue haciendo su propia metodología de enseñanza y aprendizaje. No teníamos patrocinantes ni sueldos, íbamos porque queríamos hacer circo en Venezuela”, subraya. De allí pasaron al penthouse del edificio Mohedano en Parque Central, acompañados en el aprendizaje por Darwin Garcia, Eliel Brizola y Roberto Arego. “Se gestaron muchos de los proyectos que continúan hoy en día como la Fundación Nuevo Nuevo Circo, Circo del Sur, Nuevo Circo Karekare e Ingrávidos, mi compañía. El ochenta por ciento de los artistas que estaban allí están fuera del país triunfando, son artistas de una calidad que la gente ni se imagina”, comparte García.
Desde entonces se dedicó exclusivamente la acrobacia aérea, no solo como intérprete sino como como maestra de telas, lira y trapecio. El 24 de abril, fotos y videos de Marilú García se esparcieron por las redes sociales luego de que decidiera asistir a una protesta y colgarse en plena avenida. Utilizó su arte como forma de protesta.
Su nuevo espectáculo El Nido es el resultado de una investigación profunda, en donde introduce dos nuevos elementos producto de su creación para suspenderse en el aire, asistida también por la lira. “La danza aérea es un lenguaje que me permite expresarme. Aunque también trabajo la fuerza y el virtuosismo y me considero circense, vengo de la danza y el teatro. Mi trabajo se compone de esa integración. Más que mostrar, trato de hablar a través de esto”, concluye.
Diego López Bruzual y su Teatro Físico Aéreo
Explorando los caminos del teatro y de la danza, su visibilidad limitada menguaba sus capacidades. Relata que un día vió a Marilú García danzando por los aires y decidió hacer acrobacia aérea, seguro de que la tela lo ayudaría a guiarse en el escenario.
Se inició con ella en esa especialidad, habiendo indagado en las artes escénicas con el Taller Actoral Permanente y en el canto con Roy Hart, Franklin De Lima, Zaida Castro, entre otros muchos maestros que han enriquecido su investigación a lo largo de su vida.
A sus casi sesenta años, considera que nunca usó las telas para hacer grandes acrobacias y figuras bonitas, sino para integrar todos los lenguajes en los que ha incursionado. “Mi onda es otra, aunque hago las figuras no busco verme lindo en el aire, busco comunicar, accionar físicamente. Mi trabajo se enriquece en la comunicación con el público”, insiste López.
- Diego López Bruzual. Foto: Revista Exclusiva
Este jueves 1 de junio, estrenó en el Teatro Trasnocho su más reciente espectáculo Mar.y.conerías.mías, basado en su libro Mariconeriasmías, publicado por Editorial Igne. Integra la acrobacia, la danza, el teatro y el poder de la voz, trepa por las telas y su compañero Franklin Mendoza, sube al trapecio. La obra es “un salto al desnudo con honestidad”, explica López, y complementa con que “no es una autobiografía, pero habla mucho de mí y de cualquier persona homosexual”. Lo acompaña en la dirección artística el reconocido Luis Armando “Yayo” Castillo, los videos están a cargo de Alejandro Antoni y Franklyn Mendoza; la iluminación de Dorwis Eduardo Yunkosa, y la música original es de Ana Cecilia González y Felipe López.
Diego López Bruzual también se dedica a transmitir sus conocimientos en su estudio Pilopez Pilates, en donde el Método Pilates es el protagonista y su trabajo es avalado por la institución internacional PhysicalMind Institute, siendo su representante en Venezuela.
Cristal Albornoz: “En un momento histórico como éste es de vital importancia aprender a cambiar el lugar de donde se miran las cosas”
La danza aérea vertical es una propuesta que entremezcla la danza contemporánea, la acrobacia aérea y la escalada, y en donde el suelo es sustituido por una pared, cambiando totalmente la perspectiva y las sensaciones. Requiere de una exhaustiva preparación física, equipos específicos, técnicos calificados y sobre todo: altura.
En el año 2015, la compañía española de teatro La Fura Dels Baus vino al Festival de Teatro de Caracas. Cristal Albornoz, bailarina de danza contemporánea formada entre Estados Unidos y Venezuela, fue una de las afortunadas que se levaron con arneses para representar el número Afrodita y el Juicio de París.
Una oportunidad la llevó a Argentina en donde estudió y fue invitada a las funciones de la escuela de danza aérea de Brenda Angiel. A su regreso se asoció con Richard Eduardo Marín, conocido como Pajarraco, quien la apoya como técnico en esta mundialmente reconocida disciplina.
“Salir del juego gravitacional y de los principios naturales del piso e irte a la pared te obliga a enfrentar el movimiento desde otra perspectiva completamente diferente. Ocurre algo parecido a cuando aprendes un nuevo idioma, tu cerebro se modifica, amplía sus posibilidades de comprensión y tu capacidad de comunicarte”, asegura la bailarina.
- Cristal Albornoz
Confiesa que lo anterior la llamó a profundizar en este trabajo, sin embargo, no resulta nada sencillo. “La práctica es difícil. No hay espacios para trabajar con techos altos y los que hay, al igual que los equipos, son extremadamente costosos”. Expone que es complicado discutir los pagos para las contrataciones de su compañía La Pared. “Hay que comprender el riesgo físico de suspenderte a veinte o treinta metros del suelo. No le puedo pedir a mis bailarines que se monten a esa altura y que cobren dos lochas”, precisa.
En Venezuela, los pioneros fueron Teatro Extremo, Art-O de Caracas y Talía Falconi. Actualmente, La Pared es la única compañía que en Caracas se dedica a la investigación de la pared como nuevo suelo. Están pronto a abrir talleres para el público y uno especialmente diseñado para personas con movilidad reducida, basándose en la experiencia de Albornoz con compañías como AM-Danza Compañía de Habilidades Mixtas, entre otras.