Historias pequeñas deja ver quiénes realmente somos
Rafael Marziano en "Historias Pequeñas", Premio a la Mejor Película y Mejor Música del Festival de Cine Venezolano 2019, concatena la política con la sociedad venezolana y por medio de los personajes de la película, muestra nuestra identidad.

Sin ánimo de polemizar, la tan reconocida persistencia y vitalidad del cine nacional ante la celebración contra viento y marea, de una nueva edición del Festival del Cine Venezolano/FCV, el pasado mes de junio, esta vez en Caracas en lugar de en su cuna, la entrañable Mérida, podría parecer ilusoria pese a que la gran mayoría de esas producciones tuvieron sus primeras confrontaciones con el público venezolano durante un evento en el cual participaron 13 cintas.
Digo ilusoria celebración, porque algunas de esas cintas han tenido un largo camino para su culminación debido precisamente a las dificultades económicas que el país ha venido sufriendo en estos últimos años, lo que a su vez ha generado la disminución en la producción actual de cine nacional.
Historias pequeñas, el primer largometraje de ficción de Rafael Marziano, hasta ahora un reconocido documentalista con títulos como El camino de las hormigas (1993) y Swing con son (2009), como tantas otras producciones nacionales, también ha tenido una larga carrera para su culminación, desde su rodaje en 2014. En su caso la extensa jornada, ha sido provechosa porque le permitió obtener el máximo premio del FCV 2019 -el de Mejor película, además del Mejor sonido-, de acuerdo a un jurado integrado por los periodistas Juan Antonio González y Alexandra Cariani, el productor Pedro Mezquita y los cineastas Geyka Urdaneta y Luis Rodríguez.
Este galardón sorprendió a muchos, ante títulos en concurso con mayor presencia en festivales y profusa difusión en redes sociales como La noche de las dos lunas, de Miguel Ferrari, o Yo, imposible de Patricia Ortega, lo que ya dice mucho, por demás, del nivel de esta última edición del FCV.
Rodada pues en un año de protestas y conflictos políticos, la cinta, conformada por cinco historias en las que se relatan diversas relaciones de parejas pertenecientes a distintos estamentos sociales y espacios, remite a otro momento del país no menos convulso y agobiante como lo fueron los días del 11 al 13 de abril de 2002, cuando el presidente Hugo Chávez fue sacado temporalmente del poder.

Ese hecho político, que en principio parece ser solo un mero telón de fondo, se convierte en el verdadero sentido de toda la película y afecta de diversas formas, a los personajes que protagonizan las diferentes historias: Un profesor sinvergüenza que engaña a su esposa; un militar corrupto de poca monta, que teme que su negocio se vaya al suelo; un Latero y una Piedrera en medio del conflicto; una joven y su novio cuya relación parece no tener futuro, y una empleada de limpieza que simplemente no quiere que la boten.
En el cine venezolano son poco comunes los films como el de Marziano, y cabe destacar que la forma y el estilo en que están narradas cada una de las historias, no es el acostumbrado, pues el autor apela a una teatralidad, más acentuada en una que otra historia.
El uso de esta deliberada teatralidad, en donde hay un mínimo uso de movimientos de cámara y pocos cambios de escenarios -y a veces hasta de uno solo, como en los casos del militar y del latero-, responde al deseo de “despojar, eliminar lo superfluo, lo que distraiga al espectador y que se concentre en las historias y en los personajes”, un poco para poder “ver quiénes realmente somos y no lo que creemos que somos”, según declaró Marziano en el Cine Foro realizado el día sábado 13 de julio en la sala Paseo Plus 2 del Trasnocho Cultural.

Mezcla de cine social, cine político y cine de relaciones de pareja en donde lo romántico o lo tierno o lo armónico está prácticamente ausente y en su lugar lo que se respira es desamor, infidelidad, recriminaciones y quizás también ¿desesperanza?, los cinco relatos de Historias pequeñas cumplen asimismo un orden establecido con respecto a los acontecimientos en los cuales todos están enmarcados: desde una perspectiva “desde afuera”, donde el espectador presencia cómo afecta a los personajes de las cuatro primeras historias, y una “desde adentro”, cuyo escenario es el mero centro de poder nacional,a través de la figura de una señora de limpieza, quien a su vez se ve afectada por los mismos hechos. Se trata de un juego que va de lo particular a lo general y viceversa con la intención de definir o darle rostro a un país a través de sus habitantes, que son una especie de ejemplo de seres “acostumbrados al maltrato y por eso estamos pagando las consecuencias”, según ha sentenciado el propio director.
En este sentido la sordidez juega asimismo un papel importante en cada uno de los relatos y si “la sociedad es sórdida es porque la familia es sórdida”, declara el director ante el señalamiento del comportamiento de los personajes, tanto masculinos como femeninos, cuyos diálogos no dejan de expresar machismo, resentimiento, exigencias y demandas al otro, bien como respuesta a las consecuencias por lo que está sucediendo o fruto de las propias relaciones entre los personajes.

Historias pequeñas recuerda a las Historias mínimas del argentino Carlos Sorín, de ahí probablemente haya resultado la inspiración para el título, aunque ambas películas estén lejos de parecerse en sus resultados, pero Marziano declara no sentirse cercano, concientemente al menos, ni a Sorín ni a ningún autor en especial, pues “la lista sería bastante larga”. Por el contrario, sí se considera admirador de Francisco Herrera Luque, que percibe como un autor menospreciado entre nosotros, pero que ha sido uno de los pocos que nos ha permitido mostrar “lo que somos” En este sentido su película iría por este camino: Mostrar la verdadera cara del venezolano en un momento concreto, sin ornamentos, ni complacencias narrativas o formales, despojados de humor o parodia o de tan siquiera la tradicional “joda” nuestra.
Protagonizada por algunos de los actores conocidos como Marialejandra Martín, Carlos Cruz, Sheila Monterola, Gonzalo Velutini, entre otros menos célebre, la película no tiene aún fecha de estreno y por los vientos que soplan, todo parece indicar que no será este año. Continuará, eso sí, con su senda de festivales internacionales, de los cuales ya ha recorrido los de San José (California), Chicago, New Jersey y el más próximo es el de Bogotá.