Hotel Transylvania 3, una mala película con aires cool
Esta película se estrenó este fin de semana en Cine Paseo del Trasnocho Cultural; la crítica de Fedosy Santaella no es favorable a esta película de animación y a continuación explica por qué en su opinión es un desacierto,

Por lo general disfruto de las películas animadas infantiles. Voy hacia ellas con contento, porque además considero que algunas son obras no sólo entretenidas sino muy bien pensadas, dignas, como se me antojó, por ejemplo, Los increíbles 2. No obstante, Hotel Transylvania 3: Monstruos de vacaciones, me parece un desacierto catastrófico, más cuando la primera me pareció sensacional y la segunda una cinta decente. El ruso Genndy Tartakovsky está encargado por tercera vez de la dirección, pero en esta ocasión no lo logra. Tartakovsky es conocido como el director y creador de la serie El laboratorio de Dexter para Cartoon Network, de la cual también hizo un largometraje en 1999, su primero, y también de la muy respetable Samurai Jack (2001-2004) para el canal Adult Swim, la franquicia adulta de Cartoon Network. Pero en el caso de Hotel Transylvania 3 es como si Tartakovsky, en lugar de ir hacia su experiencia en la dirección de la muy lograda Samurai Jack, se hubiese ido hacia los delirios fáciles, veloces, de gag metralla del Laboratorio de Dexter en su peor versión. Entiendo que se trata de un filme divertido sobre monstruos protagonizado por un vampiro que usa camisas hawaianas, pero irse hacia lo más fácil tampoco es la premisa de ningún trabajo que se pretenda honroso.

Así, da la sensación de que Hotel Transylvania 3 la hicieron por hacerla y nada más. La dirección de los personajes (porque hay dirección de personajes animados, ¿no?), deja mucho que desear. Es tal cual como si le hubiesen dado el trabajo al Jim Carrey más delirante de todos, el de los tiempos de La máscara o Ace Ventura. Si Jim Carrey actuaba imitando los gestos y los movimientos de un muñeco animado, imagine usted lo que resulta de hacer que un muñeco animado actúe como Jim Carrey. Hay momentos que los personajes me resultaron muy molestos, agotadores y hasta pena ajena me dieron. En el guion, llevado también por Genndy Tartakovsky, participa Michael McCullers, guionista del ínclito programa Saturday Night Live y de las comedias de Austin Powers, protagonizadas, se sabe, por el un poco menos morisquetero Mike Myers. Quizás McCullers corra también con algo de responsabilidad por tanta kinésica cursi y carnavalesca.
Por otro lado, pienso que hay personas supuestamente cool cuya sombra lo estropea todo a la hora de afrontar un proyecto. Me explico: la cinta está musicalizada por el famoso DJ Tiesto, de modo que, cuando supe aquello, imaginé al equipo de producción diciendo, «Wow, qué cool, man, tenemos a DJ Tiesto. Wow, esto es lo máximo, wow, DJ Tiesto, wow, wow, qué cool, qué cool». Siento que esa idea de «Tenemos a Tiesto» determinó toda la película y le dio las mejores partes sí, cómo no, pero muy pocas, y también le dio las peores, porque, así me parece, al final todo giró en torno a la figura ultra cool de DJ Tiesto. Demasiado insistencia en la música cuando no hacía falta, pero además se peca en el bombardeo de personajes bailando con movimientos exagerados y gesticulaciones de locura como las de Jim Carrey. Y usted me dirá que así son las películas animadas… Y sí, puede ser, pero acá, en serio, exageraron tanto que el asunto se vuelve insoportable. Y no lo digo por los adultos, creo que también los niños lo padecen. La presencia del señor Tiesto, así lo siento, no fue buena. Y es que, amigos, acepten de una buena vez, pero no todo lo que gira en torno a un DJ es necesariamente genial y cool. Mucho menos si el gran hit de la cosa resulta la ya cansona «Macarena». Digo yo.

A Hotel Transylvania 3 le falta vuelo, imaginación, delicadeza, le falta, hay que decirlo, humor. Se va por el chiste fácil, por el escenario impresionante (porque eso hay que admitirlo) y nada más. Es una película familiar, pero las familias no son idiotas. A estas alturas, después de maravillas como Los increíbles, Toy Story, Coco o incluso Gravity Falls, Un Show más u Hora de aventura nadie puede suponer que hay que hacer las cosas por salir del paso porque igual la gente la verá e igual dará una buena tajada.
Por cierto, ¿de dónde sacaron el horrendo mentón de la capitana Ericka? ¿Es un estilo acaso de ilustrar? ¿Qué será?
En fin, siempre se ha dicho que segundas partes no son buenas; imagino que mucho menos las terceras. El reto siempre es más grande, y pocas veces se logra algo magnífico. Pero cuando se va hacia allá no debería hacerse por hacerlo. Porque, simplemente, se nota. Es una asunto ético, e incluso estético, como lo expresa este magnífico mini cuento del venezolano Rigoberto Rodríguez que dejo para cerrar. Se titula «Y II». De algún modo, valga decir, también tiene que ver con muertos que se levantan de sus tumbas. Dice así:
Segundas partes nunca fueron buenas. Cabe sospechar que, por una cuestión de prestigio y prurito esteticista, Cristo jamás se aventure a regresar.