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I Encuentro Binacional de las Letras, literatura venezolana llegó a Colombia

Durante tres días autores venezolanos hablaron de la narrativa y poesía venezolana en varios espacios de la capital colombiana

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Del 3 al 5 de abril se realizó en la ciudad de Bogotá, Colombia el I Encuentro Binacional de las Letras que contó con la presencia de los autores venezolanos Carmen Verde Arocha, Sonia Chocrón, Jacqueline Goldberg, Francisco Suniaga, Leonardo Padrón, Eduardo Sánchez, Boris Izaguirre, Leo Felipe Campos, Igor Barreto, Fedosy Santaella y los editores Luna Benítez, Mariana Marczuck, Carsten Todtman.

En el acto inaugural se rindió homenaje a los poetas Rafael Cadenas y Darío Jaramillo Agudelo, ambos ausentes;  sin embargo se transmitió un video donde Cadenas habló sobre las horas oscuras que vive Venezuela y su lucha por retomar el camino democrático, además destacó que en los últimos meses ha decidido viajar poco porque quiere ser testigo en primera fila de la caída del régimen.  Por su lado el poeta  colombiano Darío Jaramillo Agudelo, manifestó su afecto por la poesía de Cadenas, a quien consideró el hermano mayor de todos los poetas contemporáneos y recomendó la lectura de Los cuadernos del destierro, el cual considera la obra más importante de Cadenas y libro indispensable para la poesía latinoamericana.  También se le rindió un breve y sentido homenaje póstumo a Pablo Antillano.

Foto: culturabinacional.com

Autores colombianos como Margarita Valencia, Pilar Quintana, Piedad Bonnett, Sinar Alvarado, Mario Jursich, Federico Díaz Granados, Mauricio Navas Talero, Andrés Hoyos, Gustavo García y Alberto Salcedo Ramos, dijeron presente también.

Reencontrarse con tantos escritores de su país fue para los asistentes, que hoy hacen vida en Bogotá, algo festivo, recordar aquellas ferias de libros que no pueden realizarse ante la grave crisis económica, recordar que alguna vez fuimos un país de letras.

Sobre el evento, la poeta Piedad Bonnett, cuya relación con Venezuela es muy cercana por su amistad con el fallecido Eugenio Montejo y Yolanda Pantin, dijo: «Me pareció maravillosa la iniciativa, especialmente en este momento tan dramático que está viviendo Venezuela.  Es importante que los venezolanos se expresen en Colombia a través de los migrantes que llegan desesperados tratando de rehacer sus vidas, también en las personas que han decidido seguir haciendo su vida allá y que me dicen que la cultural se ha convertido en un acto de fe.  Debe ser asfixiante el día a día en Venezuela, como lo es para nosotros al ver las noticias, ver este dolor».  La poeta además mostró su angustia ante la xenofobia.

Por su parte Sonia Chocrón, agradeció el encuentro, ya que pudo en estos días hacer florecer de nuevo  su voz de poética:  «Mi voz hoy en Venezuela es una voz de oposición, no una voz de escritora.  Es la voz de una señora que resiste ser dominada».

«Un oxígeno», así resumió la poeta Jacqueline Goldberg sus días en Bogotá, donde pudo reflexionar sobre su decisión de seguir en el país, además de recordar a Virginia Woolf y manifestar que una escritora en Venezuela necesita un cuarto propio para escribir, también agua y luz, no tener el temor de encender la computadora o la angustia de no saber cuándo volverá a escribir.

Un encuentro que recordó que el dolor y la orfandad del país lo llevan los escritores venezolanos desde la diáspora como quien la habita día a día en sus interminables cuitas.

 Lado B

Si bien, se aplaude iniciativas que promueven la integración cultural de dos países hermanos como los son Colombia y Venezuela, es importante destacar ciertos aspectos que opacaron el evento y que ojalá puedan ser solventados en futuras ediciones.

La afluencia de público en los espacios universitarios y culturales fue poca, para no decir inexistente, a excepción del Gimnasio Moderno donde se realizó la inauguración, varias charlas y la clausura que si contó con una concurrida audiencia.  Este síntoma, lamentable ante el esfuerzo de traer autores que viven en Venezuela como en otras latitudes, se debió básicamente a la falta de prensa y promoción del evento.

Por otra parte, algunos mostraron su molestia al no ser incluidos en la programación, tal es el caso de Rodnei Casares, editor de Libros de fuego, quien actualmente vive en Medellín y escribió en su cuenta de Facebook:   «Organizan un encuentro binacional de las letras, arman una mesa que se llama:  “Editar en Colombia y Venezuela” y no invitan a la única editorial  que lo está haciendo».  La cultura no puede ser reducida a una pequeña élite.  No queda dudas que las letras venezolanas se están haciendo hoy fuera de sus fronteras y se debe evitar a todo costa que la diáspora se convierta en pequeñas cremas de intelectualidad, se debe evitar a toda costa que exista una crema innata de la intelectualidad venezolana en Colombia o en cualquier otro país.

Para finalizar, recordando unos versos de Octavio Paz: «Las palabras son puentes. / También son trampas, jaulas, pozos.»,  representan la imagen poética de lo que debe ser un gestor cultural.  Considero que lamentablemente la organizadora de este Encuentro Binacional de las Letras, Karina Gómez, faltó en su desempeño públicamente y creo que un gestor cultural no puede mancillar el nombre de un país y sus artistas bajo la excusa de tener poder o ciertos privilegios.  Un gestor cultural no debe olvidar que sus palabras, ética y empatía son vitales a la hora de organizar actividades en pro de promover la cultura y las artes.

Brindemos por futuros encuentros binacionales de las letras, más incluyentes y masivos, que el norte sea siempre las sabias palabras de Rafael Cadenas de seguir floreciendo en el abismo.