Juanes en “Aid Live” : Jamás el odio será más grande que el amor
La espontánea y conmovedora crónica de Dulce María Ramos del concierto Aid Live Venezuela , refleja como junto a las estrellas de la música, más de 300 mil personas expresaron el deseo de un cambio de timón

“El país siempre estaba a punto de estallar pero nunca estallaba.
O peor: vivía estallando lentamente, poco a poco,
sin que nadie se diera demasiado cuenta” .
«Patria o muerte», Alberto Barrera Tyszka
Unos viajaron desde varios rincones de Venezuela, otros desde varios lugares de Colombia. Esta vez lo hacían por una causa. Más allá del show, era una forma de hacer resistencia, de manifestar a viva voz a un régimen tiránico, que los venezolanos quieren su libertad.
Desde Bogotá, ya no se conseguían pasajes de avión para Cúcuta, tocó el viaje en bus, aproximadamente dieciocho horas. Llegando a la ciudad fronteriza, se podía ver a varios compatriotas con aspecto de sufrir penurias caminando por las carreteras. La desesperación por el hambre y la miseria es una realidad, el venezolano huye de sus tierras y no es algo inventado por los grandes medios de comunicación.
Ya en Cúcuta y con la credencial en mano, tomé un taxi que me llevó al puente internacional de Tienditas. Durante el recorrido de quince minutos, Carlos, me mostró la cantidad de venezolanos que viven las calles o que tratan de vender dulces para sobrevivir.
-¿Cómo sabe que son venezolanos? Pregunté.
-Siempre están juntos, protegiéndose. Por su acento y el color de su piel.
Desde el punto donde me dejó el señor Carlos hasta la tarima, tuve que caminar por más de cuarenta minutos, casi tres kilómetros, bajo el calor arreciando que te recordaba que alguna vez viviste cerca del Caribe. A lo largo del camino era incalculable, la cantidad de vendedores ambulantes que ofrecía agua y comida. Muchas personas iban temerosas, esperando que ocurriera alguna tragedia durante el concierto -asunto que por fortuna no pasó-, sin embargo, sus ansias de manifestarse eran más fuertes.

En el lugar dispuesto para el “Venezuela Aid Live”, el ambiente era festivo o como me dijo el periodista Albinson Linares: “Vale la pena que camines, cuando llegues sentirás una energía positiva única”. Y en efecto parecía una gran reunión familiar del 31 de diciembre; las lágrimas y los largos abrazos interminables al igual que las banderas y las gorras tricolor. El concierto sirvió para el reencuentro de amigos y de familiares, para olvidar por un momento, que hay quienes cruzan la frontera para huir de un gobierno nefasto o la cruzan por hambre.
El concierto también fue un momento nostálgico, desde las canciones de Ricardo Montaner que recordaban las telenovelas que pasaban en la tele o las canciones que cantaba mi madre mientras hacia cualquier oficio en el hogar, y volver a ver figuras emblemáticas que forman parte de tu imaginario infantil o adolescente, por ejemplo Camila Canabal -quien rememoró su carrera en RCTV- hasta esos artistas que visitaban tu país para brindarle alegría a la gente cuando vivíamos en una democracia como Alejandro Sanz o Carlos Vives.

Al mismo tiempo esa nostalgia era dolorosa, porque muchos entienden que la Venezuela de antes no volverá y que quizás ellos tampoco vuelvan a pisar su tierra. Pero como la moneda tiene dos caras, en otros, reinaba la esperanza; miles de personas confían en la pronta salida democrática del país, en la caída del régimen genocida de Maduro y del infierno que heredamos de Hugo Chávez, miles de personas gritaron entusiastas cuando se presentó Juan Guaidó.

A los asistentes al concierto les sorprendió leer las redes sociales, mientras se realizaba el recital, la actitud de ciertos intelectuales venezolanos y colombianos. Se limitaron a criticar la calidad del show, cuando el objetivo no era presentar un mega concierto o medir la puesta en escena y vocal de los participantes, lo más importante era que los cantantes que se presentaron estaban unidos por una causa: la libertad de Venezuela y el paso de la ayuda humanitaria. También extrañaron las críticas negativas a la mexicana Paulina Rubio, una de las pocas cantantes que participó en el mega concierto.

Me atrevo a pedirle en este momentos a los intelectuales, usuarios de las redes sociales, cautela y prudencia. La incertidumbre de lo que pasará en Venezuela está presente y crece con las horas, porque muchos temen que la población se haga ilusiones o vuelva a creer en un mesías, porque también es necesario incentivar en el colectivo cierta madurez política y ciudadana. No es momento de opiniones apasionadas, posturas egoístas o limitar la realidad a un simple meme. Es necesaria en mi opinión,una postura más crítica por parte de los intelectuales.
Si bien el Venezuela Aid Live fue un éxito y se calculó la presencia de más de trescientas mil personas, no se puede ignorar que a la misma hora eran asesinados los indios pemones en la frontera con Brasil y que el régimen censuraba las redes sociales, ni hablar de lo que ha ocurrido después de finalizado el evento. Una realidad que te golpea a la cara sin previo aviso, una realidad que nos ha tocado vivir a los venezolanos durante veinte años y nos ha negado momentos de felicidad porque hasta la alegría y las sonrisas se prohibieron. De todas las declaraciones que dieron los artistas, quizás toca aferrarse a las palabras del cantante colombiano Juanes: “Nosotros somos la luz, hoy estamos aquí juntos por una causa importante. Jamás el odio será más grande que el amor, jamás la oscuridad será más grande que la luz. La fuerza del corazón es lo más importante que tenemos en la vida”.

El final del concierto lo protagonizaron los venezolanos Chyno y Nacho, quienes nuevamente cantaron juntos y le dedicaron a Venezuela su famoso tema: “Niña bonita”. Ojalá que ese ambiente de reconciliación y paz que reinó por unas horas en tierras fronterizas cucuteñas, regrese a Venezuela y que sus habitantes sin importar sus posturas o creencias políticas vuelvan a encontrar el mejor camino para el futuro del país y sus hijos.
El público regresó a casa feliz, también cansado. De nuevo tuvimos que caminar ante la poco oferta de transporte. Fue un día importante como ciudadanos, no se trató simplemente de aplaudir a Maná, El Puma o Maluma, la gente que asistió lo hizo para decirle al mundo que los venezolanos siguen en pie de lucha por su país.
Algún día, espero que Venezuela vuelva a ser un país lleno de buenas noticias y no el país pre apocalíptico de la actualidad. Si algo va a estallar que estalle de una vez, que ya no sea necesaria más sangre derramada para recuperar la democracia que vio a mi generación crecer en libertad y ahora debe buscarla en tierras lejanas. Una generación que pueda enarbolar el tricolor bajo un cielo libre y democrático donde brillen sus siete estrellas y podamos cantar a viva voz desde una canción de Chyno & Nacho hasta el Alma Llanera. Ese día llegará y espero vivir para contarlo.