La coyuntura actual también permea los versos más lindos
El punto de encuentro entre los poetas es que las marchas son expresión de protagonismo ciudadano que se han convertido en violencia

Las sentencias 155 y 156 emitidas por el Tribunal Supremo de Justicia a principio del mes de abril de 2017, fueron las gotas que derramaron un vaso lleno de descontento y desacuerdos. Hasta ahora, las protestas ciudadanas, que han culminado casi todas con hechos violentos y muertes, continúan. Muchas han sido las reacciones de oficialistas y opositores, en especial, de aquellos personajes ligados al ámbito cultural venezolano.
En esta oportunidad, se abre un espacio para que dos poetas, de esos que escriben con el sentimiento a flor de piel, expresen su posición como ciudadanos de Venezuela. Iván Padilla Bravo, poeta consagrado, explica desde la óptica de un hombre que eligió la revolución como forma de vida desde muy temprana edad, cuál es el origen de la coyuntura actual. Mientras que Francisco Catalano, joven promesa, expone que su mayor preocupación es que el país llegue a una guerra civil o a un conflicto más sangriento.
Iván Padilla Bravo
Para él los últimos acontecimientos ponen en evidencia la lucha de clases antagónicas –proletarios y burgueses- dentro de un sistema de relación capitalista con, al menos, 200 años de existencia.
Antes de responder cualquier interrogante, Padilla insiste en la necesidad de contextualizar cada uno de los hechos ya que “lo social y económico forman parte de un todo indivisible, que comprende también una cosmovisión y unos valores que se derivan de la manera como cada sociedad produce, distribuye y consume sus bienes materiales y de uso”. Para explicar mejor expone: “Hoy, la agudización de esa lucha y el desespero de los dominadores por afianzarse en el poder han conducido a hacer más visible y explícita la confrontación”.
El ring de lucha es la calle. Aunque afirma que las marchas son, o deberían ser, una de las tantas formas para que las y los ciudadanos puedan participar y actuar protagónicamente en la conducción del país y en el ejercicio de las decisiones de gobierno; las organizadas desde la clase social burguesa y sus seguidores, han dejado de ser marchas, para convertirse en focos de violencia y terrorismo que pretenden utilizar como la forma expedita de retomar el poder.
La actuación del Estado frente a estos mecanismos de presión colectiva ha sido calificada como represión. Sin embargo, para el poeta y periodista, el Estado es consecuente con el principio de privilegiar al ser humano y actúa ajustado a ello. “Su fuerza disuasora es aplicada para contener y sin uso de armas letales de ningún tipo”, asegura el poeta.
Opina que los opositores no pueden explicar los últimos acontecimientos, porque no poseen argumentos o no han sabido exponerlos. Sin embargo, a pesar de la diferencia de clases que, tal vez, no tendrá una conciliación temprana proyecta que “Venezuela tiene un importante papel hacia el mundo, como primera sociedad que se propone establecer y desarrollar relaciones de nuevo tipo”.
Francisco Catalano
“La situación socioeconómica es crítica, se vea por el lado que se vea”, afirma. Para este joven promesa en el mundo de la poesía, tanto los políticos oficialistas como los políticos opositores sólo “acercan el carbón a su sardina”.
Explica que intentan mantener la cohesión con sus seguidores planteando panoramas fantasiosos que expresan únicamente lo que la gente quiere escuchar, olvidando que, el mayor reto a esta altura, “es poder crear un diálogo de consenso que nos saque de un país donde todos nuestros deseos son cumplidos”. Para Catalano, dialogar con una verdad atada a la realidad es fundamental.
Su mayor preocupación es que el país llegue a una guerra civil o a un conflicto más sangriento, mientras que su esperanza radica en el prevalecimiento de la República. Aunque considera que las marchas son una buena herramienta de presión social y política –“En primer lugar, porque son constitucionales. En segundo lugar, porque permiten a la población expresarse frente a temas que son directamente suyos”- afirma que en distintos puntos han dejado de ser protestas simplemente pacíficas y se han ido de las manos. Sin embargo, “la represión de los cuerpos de seguridad del Estado ha sido tremenda y desmedida en muchos casos”.
“Está por verse” si los organismos multilaterales tendrán una incidencia en la problemática país, porque estos mecanismos “No tendrán más fuerza que la vergüenza que puedan sentir nuestros dirigentes y líderes, de gobierno y oposición, o que la voluntad política que puedan tener”, expresa.