Inicio»Literatura»“La distorsión del amor” se evita nutriendo y protegiendo al bebé

“La distorsión del amor” se evita nutriendo y protegiendo al bebé

La violencia, los celos, la ilusión del amor y la infidelidad en la pareja impiden el amor en el diagnóstico de la doctora Rebeca Jiménez

4
Compartido
Pinterest URL Google+

Rebeca Jiménez, la autora del libro La distorsión del amor es médico psiquiatra egresada de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Hizo cursos de especialización en dinámica de grupos,  neurofarmacología, medicina cuántica y medicina tradicional china. Su libro fue el más vendido en el mes en diciembre de la red de librerías Tecniciencia. La obra fue editada por la propia escritora, curada por María Fernanda Fuentes Niño, con prólogo de Joaquín Marta Sosa y texto de contraportada de Carmen Verde Arocha. El contenido trata los problemas de amor que enfrentan las personas en las distintas etapa de la vida y hace un diagnóstico del amor tóxico a fin de evitarlo o dejarlo.

–¿Por qué decidió escribir La distorsión del amor?

— Porque en mi ejercicio profesional – dice la doctora Jiménez – el motivo de mayoría de las consultas que recibo, son dramas personales relacionados a los vínculos de pareja o con figuras parentales e hijos. A lo largo de los años me di cuenta de lo difícil que les resultaba a hombres y mujeres salir de situaciones afectivas que les generaban sufrimiento y  que, en algunos casos, ellos vivían como algo normal. La inspiración del libro fue dar a conocer cómo el amor deja de ser sano para convertirse en algo que no lo es y cuándo una adicción o una relación tóxica toman  el lugar de un amor sano, aquel que te nutre, te hace crecer y te da alegría.

–¿A quiénes está dirigido el libro?

— A todo público y lo pensé así porque creo en la capacidad del ser humano de entender y aprender hasta el mensaje más complejo siempre y cuando reciba la explicación necesaria  y tenga tiempo para leerla. Cuando comencé a escribir, dije: “Voy a escribir un libro serio para decirle a la gente que, a lo mejor,ha pasado toda su vida siendo víctima de un amor desafortunado y que eso que tiene, no es amor”.

— ¿Cómo se origina el amor?  

–El vínculo hace que el ser humano aprenda cómo se ama. Primero el niño va a tener una relación de apego y dependencia, necesaria para vivir, con la madre o la persona que lo cuida. Más tarde  aprenderá a ser individuo y lo irá logrando cuando comience el proceso de separación de la madre y  de inclusión del padre. El padre comienza a ponerle normas y  le da protección.  En los primeros diez años el niño tendrá un amor sano o insano en función  de cómo sean esa mamá y ese papá y de cómo fueron tratados  por sus ancestros. En la escuela, el niño establece relaciones con sus compañeros y maestros. Cuando llega a la adolescencia, tiene sus primeras  relaciones románticas e inmaduras y luego, de adulto, comienza  las  elecciones de parejas que son producto de las relaciones que tuvo en sus primeros 20 años de vida. Yo veo ese largo proceso con mucha compasión porque todos sufrimos, a todos nos dejan, a todos nos engañan pero eso forma parte de la humanidad. Sin embargo, hay formas para dejar de lado un amor tóxico y establecer un vínculo saludable.

_mg_9358-1
A partir de los 60 años, explica la doctora Rebeca Jiménez, comienza a transcurrir uno de los tiempos más sorprendentes de la vida humana caracterizado por el disfrute del fluir. Foto: Gerardo Rojas

Sobre la corriente de la psiquiatría a la cual se adhiere la doctora Rebeca Jiménez explica que ella es transpersonal, una rama de la psiquiatría que engloba a la totalidad del ser humano; cuerpo, mente y espíritu. También toma en cuenta lo social  porque el entorno es vital para el desarrollo de esas  tres dimensiones  en la persona. Estudió neurofarmacología, la especialidad que se ocupa de identificar el perfil del paciente desde su cerebro. Por ejemplo, el perfil de depresión, de pánico, de ansiedad  y a través de medicamentos que van a actuar sobre los neurotransmisores celebrares, se cura la enfermedad. La doctora señala que practica la medicina occidental , la cuántica y  la ayurveda  y asegura que perdió la cuenta del número de casos que atendió en sus 30 años de actividad profesional

–¿Por qué,entre tantos, eligió narrar el caso de Alejandra en su libro?

–Porque es uno de los casos más interesantes que he tenido. Es una caso que habla de una infidelidad. Un evento que han vivido miles de personas  pero este tiene características particulares. A los 9 años de edad ella decide que se va a casar con la idea de vivir solamente para ese hombre. Alejandra era adicta a la ilusión del amor. Creo que ella ocultó  tanta información sobre su infelicidad para serle fiel a esa ilusión y cuando se topó con una realidad  contundente, se desplomó.

–¿Existe el amor?

–Yo no planteo ninguna duda al respecto en el libro. El objetivo del mismo no es estudiar el amor sino mostrar el no amor. Soy de los que piensan que el amor es como los ojos de las personas que lo quieran ver. Claro, hay cosas muy clásicas en el amor. Sé que existe  y en el epílogo de Las distorsiones del amor cuento cómo mi papá, un trabajador de la petrolera, y mi mamá, economista; se amaron, nos amaron entrañablemente, nos apreciaron y no era una cuestión de dinero sino de amor.

— Supongamos que yo quisiera tener un amor sano desde hoy ¿ qué me recomendaría ?

— Empezar a amarte a ti. Entender que el amor sano pasa por ahí. Cuando traicionas tus propios valores no hay amor. Si yo por amor a otro, por ejemplo, dejo de trabajar o acepto tener  una relación sexual que siento como un irrespeto o tengo que renunciar al contacto con mi familia de origen.  Cada una de esas renuncias  corresponde a un alejamiento del amor.

_mg_9348
Comenta Carmen Verde Arocha: “La distorsión del amor” una vez leído, te acompaña para siempre. Foto: Gerardo Rojas

–¿Cuales las características del amor tóxico?

–El no amor. La dependencia emocional, la celotipia, la violencia, la infidelidad, adicción al romance y al amor.

–En su opinión, de acuerdo con el elevado número de divorcios que hay en todo el mundo y todos los problemas que surgen en una relación de pareja tan  prolongada; ¿Hacia dónde va el matrimonio?

–Tal y como está establecido, yo creo que el matrimonio  va a seguir fracasando. El matrimonio en gran medida en esta sociedad está vinculado a la tenencia de los hijos. No tanto como al principio cuando los hijos eran casi un patrimonio material de la familia, ahora hay otra visión de los niños. Sin embargo se plantea  la necesidad de una  negociación en la pareja como algo dinámico, porque en cada evento de la vida, las condiciones, las cláusulas de esa negociación, deben ser cuestionadas, conversadas y cambiadas. En la vida no hay nada estático y el matrimonio tampoco lo es.

–En un paciente¿Qué viene primero la enfermedad psiquiátrica o la distorsión del amor?

— Pueden ser las dos cosas. Un paciente psiquiátrico no puede amar porque tiene su neuroquímica afectiva y la estructura del yo afectada. Pero también un amor distorsionado te puede enfermar.

–En La distorsión del amor, las citas para consultar otros autores y textos relacionados se colocaron entre líneas y no a pie de página como es costumbre. Iniciativa que facilita su empleo. Por otra parte, se puede observar que los autores de esos libros de consulta son  anglosajones¿ No hay autores de habla hispana en la materia ?

— Debe haber, pero mi formación psiquiátrica me llevó a mencionar los trabajos que elegí y no con el propósito de buscar consenso sobre mis posturas sino para brindar diversas versiones y explicaciones sobre los temas planteados y que cada quién adopte la que prefiera.

–¿Por qué en La distorsión del amor  la situación socio-económica y la religión de las personas no son determinantes en amor?

–Yo me fui más por el lado espiritual y filosófico.

–¿Cómo dejar de buscar que una pareja que cubra las propias necesidades insatisfechas, tal y como señala que ocurre en su libro?

–Cuando dejas de poner en el otro la responsabilidad de tus carencias , eso sucede sólo después  de muchas experiencias.y de recibir palo parejo- concluye la doctora Rebeca Jiménez.