Los libros de arte de Dianora Pérez
En cada libro que hace, Dianora Pérez revela la verdad que el “poder” trata de ocultar. Su trabajo ha sido galardonado en múltiples instancias

En menos de ocho días, la artista de 36 años de edad, Dianora Pérez recibió dos premios. El 16 de septiembre ganó el primer lugar en la vigésima edición del Salón Jóvenes con FIA por su obra El Narcolibro. Una semana después fue premiada en la 3ra Bienal de Gráfica con otro de sus trabajos, El Libro Rojo.
Durante la inauguración del XX Salón Jóvenes con FIA, en el MACZUL (Museo de Arte Contemporáneo del Zulia), se anunciaron los ganadores del concurso. El jurado, integrado por Idelisa Rincón, Humberto Valdivieso y Jimmy Yánez, le otorgó el galardón principal a la obra de Dianora Pérez, quien lloró al recibir la noticia.

Fueron lágrimas de felicidad por el reconocimiento que tuvo El Narcolibro, obra compuesta por 14 cuadernillos en lectura Braille e impresiones tipográficas. En este se presentan los trece casos más conocidos sobre el narcotráfico en Venezuela. La investigación se enfocó en los hechos violentos ocurridos por el tráfico ilícito de estupefacientes y el lavado de dinero en el lapso de 2007 a 2015.
Pérez, quien es también diseñadora gráfica y docente, cuenta: “Me sentí bien porque es un reconocimiento al trabajo que hice, pero preferiría no tener que escribir el nombre de un solo muerto en ninguno de mis libros porque se trata de vidas truncadas. Entro en esa dualidad sobre la temática, pero concluyo que la intención es rescatar la memoria de esas personas y mantenerlos presentes”.
Dianora considera el arte como una forma de denunciar lo que pasa en un momento dado. Su compromiso es comunicarle al mundo un acontecimiento verdadero. Así, al realizar El Libro Rojo plasmó diversos casos de los detenidos por el SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional) entre 2014 y 2015.

El Libro Rojo se expuso en la 3ra Bienal Nacional de Artes Gráficas . Homenaje al Maestro Alirio Palacios, desde 2015 hasta 2017 en el Museo de la Estampa y el Diseño Cruz-Diez. En la clausura de esta muestra, el pasado 23 de septiembre, Dianora Pérez recibió el galardón en la modalidad Libro de Artista
Un par de guantes, el Braille y la impresión tipográfica también componen esta obra. Lo que está impreso no puede ser leído por invidentes. Si un lector vidente usa los guantes, no puede realizar la lectura Braille. La artista explica que con estos libros promueve la lectura de videntes e invidentes juntos.
El camino de Dianora
Nació en Caracas el 12 de noviembre de 1981. Le parece “genial” haber nacido y seguir viviendo en La Pastora, “un lugar mágico”. Dianora se educó con las Hermanas Agustinas Recoletas, quienes le enseñaron a amar el silencio y la paciencia, ambos pilares del proceso de realización de sus obras.
Visitar museos para estudiar el arte y recorrer templos para conocer las etapas de la arquitectura fue el método de enseñanza de su profesor de artes plásticas. “Yo me enamoré de eso y dije en casa: quiero ser artista. Mis padres vienen del campo cintífico y no se mostraron muy cómodos; para ese momento había muchos prejuicios y estigmas en torno al arte”, refiere la creadora.
Dianora Pérez imaginó que el camino sería largo para lograr dedicarse a lo que amaba. Así, trabajó para costear su formación y en 2002 se graduó de Diseñadora Gráfica en el IUTIRLA. En el 2008 egresó como Profesora mención Artes Plásticas del Instituto Pedagógico de Caracas (IPC) y ya tiene casi 9 años como docente en la cátedra de Diseño Gráfico. Sin embargo,lo que creyó que sería muy difícil resultó ser una experiencia amable y repleta de aprendizaje.
La estética del deterioro
A través de un trabajo de Maestría en Artes Plásticas, Pérez inicia una investigación sobre el deterioro. Encontró un libro donde Consuelo Hernández analiza poemas de Álvaro Mutis sobre la estética del deterioro; y a partir de allí desarrolló su propia visión del deterioro humano, natural y de la destrucción que hace el hombre.
Entonces, la docente conecta la temática mencionada, con los hechos violentos ocurridos en el país y presenta diversos casos en sus obras. Fotografías, intervención en espacios públicos y pinturas son algunas de sus formas de trabajo, pero sus libros han sido el centro de atención en los últimos años de espectadores, curadores y críticos de arte.
Con los conocimientos en gráfica, recavados en un diplomado en Edición de Libros y su experiencia en el Taller de Imprenta del IPC, Dianora decidió experimentar y presentar la violencia y el deterioro mediante una colección. Así creó El Libro Rojo (2015), El Libro Azul, EL ALEPH de Borges (2016), El Libro Blanco (2016), El Libro Dorado (2016) y El Narcolibro (2017).

.“Cada libro es único y todos me recuerdan algo distinto: esto ocurrió aquí o allá”, apunta Dianora. Los materiales y colores empleados en su elaboración están supeditados al lugar y a la temática abordada. “Cuando realizo la investigación geográfica en cada región, descubro aspectos que desconocía de mi país y es una experiencia maravillosa”, explica .
Entrega, esfuerzo y denuncia
Recibir doble galardón en el último mes, sumados a los reconocimientos que tuvo anteriormente son el premio a toda su trayectoria. Ante este panorama, cuando le preguntas a Dianora Pérez cómo se siente, la primera palabra que pronuncia es “comprometida”, y argumenta: “Yo siempre he creído que aquí se pueden hacer muchas cosas, que en Venezuela hay talento de sobra, y estoy segura que pese a las circunstancias, y a quienes insisten en que aquí no se puede hacer nada, yo soy la prueba que sí es posible y sigo creyendo en el país”.
Asimismo, la diseñadora y docente agradece la labor de todos aquellos que trabajan, creen y apoyan el arte en Venezuela, en especial a los organizadores de salones y al jurado por su entrega y porque ésta es una manera de reflejar y darle trascendencia a lo que ocurre en sociedad.
En su experiencia como artista, su obra se conecta con lo que pasa en el país. Dianora también busca mostrarle al espectador lo que normalmente él no se atreve a ver. Es una dinámica que consiste en dar a conocer las realidades más dolorosas, muchas veces negadas e invisibilizadas por los gobernantes.“El arte no sucede cuando lo tienes tú sino cuando lo muestras al público”, apunta.
—¿Qué te gustaría que mejorara en el ámbito artístico de Venezuela?
–Sería increíble que el artista se sintiera apoyado por las instituciones; que la gente entendiera que sin arte no hay sociedad y que es la mejor herramienta para comprender el momento que vivimos. Del mismo modo, en las escuelas es cuestionable la forma en la que se enseña el arte y su historia ¿Hasta qué punto existe una verdadera transformación curricular? Hay que hacer que el estudiante sienta que aprende y crece.