Bajo el manto de la protesta inició el Festival de Teatro
Frente al teatro, minutos antes de la inauguración, un grupo de artistas extendió un cartel con la consigna “Salimos del Guaire limpios de conciencia”

En medio de una ciudad convulsionada, con conflictos en las calles que han dejado trágicas muertes, cientos de heridos y detenidos, el gobierno invita a los ciudadanos a una fiesta teatral. Algunos artistas se oponen a la realización del evento; el alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, reitera su discurso político partidista desde un teatro búnker y algunos espectadores no entienden muy bien qué sucede. Eso sí, siempre terminan por aplaudir.
El viernes 21 de abril, la gente hacía cola desde temprano. Había llovido antes, pero al momento de organizar la entrada al estreno, el cielo estaba despejado, el suelo seguía mojado. Muchos de los presentes no sabían con exactitud qué se presentaba en el Teatro Municipal de Caracas. Corría el rumor que el espectáculo sería gratis. A las 4:30 pm. finalmente, el personal de protocolo informó que había que aparecer en una lista para ingresar a la sala , pero quienes desearan esperar a lo mejor conseguirían cupo. El evento en cuestión era la inauguración del Festival de Teatro de Caracas 2017.
Pocos minutos más tarde, sin preaviso, un grupo de artistas se plantó justo en frente del teatro donde estaba pautada -para las 5:00 p.m.- la función inaugural. Alrededor de 20 personas donde destacaban los protagonistas de las producciones de la cartelera teatral del momento, sostenían un largo cartel: “Salimos del Guaire limpios de conciencia”. Esta frase, respondía a la publicación hecha por el partido de Gobierno de “Al Guaire lo que es del Guaire” luego de que un grupo de manifestantes opositores terminaran dentro del río que transporta los desechos de la ciudad, huyendo de los embates de las fuerzas policiales y militares, la tarde de este miércoles 19 de abril.
La acción duró pocos minutos. Quienes protestaban, en su mayoría vestidos de negro, marcharon en las adyacencias del teatro sosteniendo el cartel y antes de que lo cerraran, uno de observadores desde el otro lado de la calle comenzó a gritar: “¡Fuera!”. Varios lo siguieron.
El miedo en el rostro de quienes protestaban era evidente. Doblaron la pancarta y se dividieron: unos caminaron por la calle paralela a la Plaza Caracas y otros bajaron en dirección al Metro. Estos últimos fueron perseguidos por dos hombres que continuaban gritando y amenazando. Todos corrieron. A pocos metros del lugar, había tres efectivos de la Policía Nacional Bolivariana quienes intercedieron y lograron mitigar los ánimos. El show debía continuar.
A la hora pautada, al menos cien personas permanecían en las afueras del teatro. Desde las escalinatas que dan acceso a la edificación construida en 1881, sonaban acordes de un conjunto musical y una miniteca, para amenizar el ingreso del público.
La calle se barrió con esmero para secar el rastro de la lluvia y, en seguida, el cuerpo de baile se dispuso a actuar. Más de 290 niños y adolescentes del Movimiento Teatral Cesar Rengifo realizaron una coreografía al son de ritmos norteamericanos. Quienes hacían la cola para poder entrar al teatro no lo lograron pero sí acompañaron a los bailarines y su banda en el lobby. Mientras tanto, los camarógrafos buscaban las mejores imágenes de la inauguración del Festival de Teatro tras las verjas del recinto.
Invitados internacionales no tienen tiempo para mucho
A las 6:00 p.m. el aforo de 1.200 personas no llegaba la mitad. En el patio de la sala varias filas eran reservadas para empleados públicos que tardaron en llegar. Entre quienes aguardaban se encontraban los miembros de la agrupación Teatro El Galpón, de Uruguay. Según relataron, habían llegado el jueves a Caracas y esta era la primera vez que salían del hotel donde se hospedaban.
“Nos vamos el lunes, quisiéramos ver un poco más del Festival, pero puede que no nos dé tiempo. Tenemos una relación muy buena con el teatro venezolano y con todo lo que se ha hecho aquí. Hay muchas referencias de las agrupaciones y del antiguo festival internacional”, indicó el productor de teatro uruguayo Pierino Sorsini a Esfera Cultural.
“Tenemos muchas expectativas sobre el Festival pero es un poco restringida la posibilidad de salir y desplazarse. Entonces estamos atentos a lo que nos pueden mostrar”, agregó Serrana Ibarra, directora de la pieza infantil La niña invisible que se presentará en los espacios abiertos de la Plaza de los Museos en Bellas Artes.
Los miembros de la Productora Reverso, uruguayos que representan a Argentina en el festival, también habían llegado hace poco. Las dos actrices del espectáculo La sangre de los árboles, de acuerdo con el director de teatro venezolano Dairo Piñeres, suman entre sus honorarios profesionales la cifra de 34 mil dólares, lo mismo que costarían 425 funciones caraqueñas. Así lo indicó el a través de sus redes sociales.
Pasadas las 6:45 p.m. el tiempo se detuvo dentro de la sala. Las luces bajaron un poco y los guías apresuradamente se encargaron de que todo el mundo tomara un asiento. En cada una de las tres puertas de acceso a la sala se apostaron hombres con actitud amenazadora. “Tome asiento señora, por ahora, nadie entra ni sale”, indicó un guía a una mujer de unos 50 años que lucía una camisa roja con un corazón y el tricolor nacional.
“Teatro para el pueblo, no para los terroristas”
“Buenas noches”, dijo el alcalde de Caracas Jorge Rodríguez mientras las puertas se mantenían cerradas y en las cámaras que transmitirían el acto por el canal del Estado se encendía un bombillito rojo. Iba acompañado de Carolina Cestari, jefa del Distrito Capital.
“Nueve países hermanos nos presentan más de 20 propuestas (…) Están aquí las más importantes compañías de teatro venezolano. Debo decir que de las 120 agrupaciones nacionales, siete (sic.) expresaron su intención de no participar por razones políticas. Les decimos, que lo lamentamos. Si el año que viene, tienen un poquito de menos odio aquí los esperamos”, dijo Rodríguez y la sala se llenó de aplausos.
Cuando el dirigente terminó de hablar eran pasadas las 7:00 p.m. El aforo contaba con un poco más de público, pero aún había uno que otro asiento vacío. Una pancarta que rezaba “Somos paz” colgaba desde uno de los balcones y los asistentes gritaban una consigna: “Teatro para el pueblo, no para los terroristas”.
Dos horas y diez minutos después de la hora pautada, comenzó la función inaugural de la sexta edición de Festival de Teatro de Caracas. Labio de Liebre fue la pieza que se representó. Escrita y dirigida por el dramaturgo, , Fabio Rubiano, y coproducida por las compañías Teatro Colón de Bogotá y Teatro Petra, aborda el conflicto armado en Colombia y el proceso de paz usando la historia de Salvo Castello, un asesino que cumplió su condena en Norteamérica y quien lucha por alejarse de los demonios del pasado.
Durante la pieza no faltó un celular encendido y las risas por parte del público, hasta en los momentos álgidos de la pieza. Al finalizar, la audiencia comenzó a salir del teatro, que seguía custodiado por algunos efectivos de la Policía Nacional Bolivariana pero solo por las calles paralelas al recinto. De ahí en adelante, cada espectador tendría que lidiar por su cuenta con la misma ciudad convulsionada.