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Marcel Rasquin: ¿Será que lo que viste, Diego, fue el futuro?

El cineasta conmovió a los venezolanos con el mensaje que le dedicó al fallecido

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Hace dos días la última foto en vida del biólogo venezolano, Diego Arellano, se viralizó. Causó extrañeza, emoción y conmoción la sonrisa que parecía esbozar luego de recibir impactos de balines, metras y proyectiles durante una protesta contra el Gobierno. Uno de ellos, letal, lo golpeó a la altura del tórax. Tenía 31 años, se había graduado en la Universidad Central de Venezuela, estudiaba postgrado en la misma casa de estudios, fue escalador, hacía kárate, formaba parte de los scouts y era muy estimado por sus vecinos y compañeros de trabajo.

El director de cine, Marcel Rasquin, no lo llegó a conocer. Bastó ver su foto, conocer la historia detrás de la foto y también llevar una gran impotencia por las cinco decenas de fallecidos registrados durante esta oleada de manifestaciones, para inspirarse y dedicarle un mensaje de despedida en sus redes sociales.

Seguramente Rasquin no imaginó que uno de los compañeros de Diego leería el texto en su velorio, y así pasó. Seguramente Rasquin no sabía que con esos párrafos conmovería y haría llorar a tanta gente, y así lo hizo. Para que no se pierda en el mar de Internet, replicamos sus palabras a continuación:

Irse Sonriendo

Ojalá tuviera yo la valentía y la integridad de Diego de mirar a la muerte en su último aliento y sonreír pleno, libre, hermoso. Con una dicha y una paz que son desconocidas para mí. Diego vio algo que no sale en la foto. Diego descubrió algo que yo no logro atajar. ¿Qué viste, Diego? ¿Tu vida? ¿Tus amores? ¿Tu familia? ¿Tus muertos recibiéndote? ¿Aquella luz de la que hablan?

Dicen que uno no sabe cómo va a reaccionar, pero creo que si a mi me tocara estar en tu lugar, no creo que podría emular la grandeza de tu gesto, chamo. Creo que me entraría una angustia avasallante por todo lo que no hice, todo lo que no dije, todo lo que no logré, todo lo que me quedó pendiente: Los abrazos, los besos, las risas, las disculpas, los cafés, las canciones, las películas, los hijos.

Creo que me arroparía una tristeza por no poder volver a ver a Pra, a Mateo, a Nati y Lore, a Nenena y Carlucho, a toda la gente que ocupa este corazón que languidece. Saber que mi último aliento les romperá el alma partiría la mía y me transformaría la expresión en un puchero amorfo.

Tu hermosa sonrisa de despedida hace que se me desborde el llanto, Diego. Como a muchos, como a todos, estoy seguro. Esa imagen fugaz y fortuita de tu último aliento quedará impresa y me acechará toda la vida.

Me agobia que hoy tu risa quede impresa en mi memoria en lugar de que la puedas soltar esta noche en medio de unas birras con tus panas. Que no la podamos disfrutar en primera persona el día que se acabe la dictadura que engendró tu muerte. No te conocí pero admiro profundamente tu humanidad.

Caíste luchando por un país libre. Te fuiste sin un ápice de dudas. Lo que sea que viste te dio certeza, te dio paz, te dio fuerza, te dio seguridad. ¿Será que lo que viste, Diego, fue el futuro?

 

 

Irse Sonriendo Ojalá tuviera yo la valentía y la integridad de Diego de mirar a la muerte en su último aliento y sonreír pleno, libre, hermoso. Con una dicha y una paz que son desconocidas para mí. Diego vio algo que no sale en la foto. Diego descubrió algo que yo no logro atajar. ¿Qué viste, Diego? ¿Tu vida? ¿Tus amores? ¿Tu familia? ¿Tus muertos recibiéndote? ¿Aquella luz de la que hablan? Dicen que uno no sabe cómo va a reaccionar, pero creo que si a mi me tocara estar en tu lugar, no creo que podría emular la grandeza de tu gesto, chamo. Creo que me entraría una angustia avasallante por todo lo que no hice, todo lo que no dije, todo lo que no logré, todo lo que me quedó pendiente: Los abrazos, los besos, las risas, las disculpas, los cafés, las canciones, las películas, los hijos. Creo que me arroparía una tristeza por no poder volver a ver a Pra, a Mateo, a Nati y Lore, a Nenena y Carlucho, a toda la gente que ocupa este corazón que languidece. Saber que mi último aliento les romperá el alma partiría la mía y me transformaría la expresión en un puchero amorfo. Tu hermosa sonrisa de despedida hace que se me desborde el llanto, Diego. Como a muchos, como a todos, estoy seguro. Esa imagen fugaz y fortuita de tu último aliento quedará impresa y me acechará toda la vida. Me agobia que hoy tu risa quede impresa en mi memoria en lugar de que la puedas soltar esta noche en medio de unas birras con tus panas. Que no la podamos disfrutar en primera persona el día que se acabe la dictadura que engendró tu muerte. No te conocí pero admiro profundamente tu humanidad. Caíste luchando por un país libre. Te fuiste sin un ápice de dudas. Lo que sea que viste te dio certeza, te dio paz, te dio fuerza, te dio seguridad. ¿Será que lo que viste, Diego, fue el futuro?

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