María Ruiz García: la subversión del cuerpo
Este compendio de la poesía de María Ruiz García permite una aproximación a su entrañable trabajo literario

María Ruiz García (Caracas, 1984)
En el año 2011, María Ruiz gana la XVIII Bienal José Antonio Ramos Sucre, Mención Poesía, con su libro Putas metamórficas, que sería publicado el año siguiente por el Fondo Editorial Fundarte. Este título la posicionó entre uno de los nombres más interesantes de la joven poesía venezolana de la época. La autora ofrece un imaginario poético donde intenta asir una subjetividad femenina apelando a lo grotesco y la sexualidad. De este modo construye un registro sincero, fragmentario y subversivo de la corporalidad de la mujer y su experiencia de vida.
Ruiz García es egresada de la Escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela, mención cinematografía. También realizó la maestría en escritura de guion para televisión y cine en la Universidad Autónoma de Barcelona. Entre sus trabajos en el área audiovisual se destaca su primer cortometraje: «Des(pecho)trucción», proyecto seleccionado en la convocatoria del CNAC, 2011. Además tiene en preparación dos títulos de poesía: Alivio y Retrospectiva de la carne.
Su trabajo poético persiste en tópicos relacionados con lo grotesco y la subversión. Sus poemas buscan codificar un mundo que desmonte la idea tradicional de lo femenino para ampliar esa experiencia al tiempo que reflexiona en torno a tópicos esenciales del ser humano abismado al mundo moderno. Sin embargo, el verdadero logro se encuentra en tomar esta propuesta abstracta y materializarla en un lenguaje cohesionado que compele al lector a experimentar una voz lírica muy auténtica que se cifra en los versos y en las prosas poéticas que componen sus libros. Los textos que ofrecemos muestran una alta factura lírica con un lenguaje límpido y cuidado que se debate entre la expresión precisa y breve y el desborde de la pulsión vital desaforada.
Quinta Hilda
Provoca quitarse un brazo, una teta, una oreja, un pulmón y ponerlos encima de la mesa, en el piso, al lado del microondas, colgados de una pared. Que hagan juego, que se mimeticen con la ambientación de trozos, de partes, de restos.
Provoca desarmarse y esparcirse para no desentonar, con tanta vida por dentro y por delante, con tanto sístole y diástole, con tanto ruido espantoso en una casa tan vacía y llena de eco.
Porque lo demás son fantasmas: sábanas blancas con huequitos negros a la altura de los ojos que deambulan y, a veces, lavan los platos y compran tortas tres leches.
En el sofá un cadáver de padre. En la maleta un cadáver de madre. En la tierra del estacionamiento tres metros de cadáveres de bichos peludos. En la puerta, un cadáver de hermano que llega siempre y que tampoco se termina de ir.
Estamos de pasada. Nos metemos un trozo de pared blanca con filtraciones en un bolsillo y una bola de pelos debajo de la lengua para que, estando lejos, dure un poco más el sabor amargo y el tacto irregular de lo permanente.
Provoca desenredarse las venas, abrir el grifo que las contiene y derramar toda la sangre fétida que nos une: derramarla escaleras abajo, provocar una ola roja y ferrosa gigantesca que baje desde el segundo piso, que inunde la cocina y la sala hasta que se salga todo por las ventanas y chorree hasta el patio: que se desinfecte todo, que se le caiga el polvo acumulado de años a los muebles, que se mojen las sábanas y se deshagan.
Que no quede nada en pie. Que se vacíe este depósito de ruinas y que todos los escombros se vayan por el desagüe.
*
Meterme en la llaga
No soy de meter el dedo en la llaga. Soy de meter la mano completa. Las manos y los pies. Meterme completa en la llaga. Bañarme de viscosidades, de pus y quedarme ahí, esperando: o bien que cicatrice y me quede adentro, o bien que no sane nunca la herida y presenciar el progresivo deteriorarse de la piel. El lento e inexorable consumir de la piel y los tejidos hasta llegar al hueso desnudo. A veces, si se me forma la costra por encima, a pesar de todos mis intentos contaminatorios de infiltrada, me salgo, para rasgar la costra y ver si, abierta la herida de nuevo, se vuelve a infectar. Entonces disfruto de mi verdadero placer de meterme en las llagas. En su defecto, queda la cicatriz. Lo más importante es que no quede la piel lisa, como si no hubiese pasado nada. Siempre hay algo o alguien que pasa. Siempre están las huellas. Duele siempre, aunque sea en el antebrazo o en la entrada de la vagina. Al final, las cicatrices de la piel no duelen más, pero las llagas abiertas, quedan, con su pus, con sus tristezas y además, conmigo adentro.
*
Dicotomía Nº 1
Sexo / Amor
Amor / Sexo
Sexo (Amor)
Amor (Sexo)
Sexo.
Sexo; Sexo.
Am r
Am
A
.
*
A esta lengua
que repite y repite el mismo nombre
hay que tomarla entre las manos
y aplicarle castigos
Hay que sacarla de la boca
y someterla a la exhibición
a la falta de saliva
a la resequedad
a la intemperie
que se avergüence
que se enrosque sobre sí misma para ocultarse
para esconder su cara sonrojada de lengua
de esta mirada acusadora
y suplicante
enroscada
que se clave ese maldito nombre en las papilas
que sangre con las esquinas de las letras más ponzoñosas
(como la X, por ejemplo)
Se trata de una lengua
que da vueltas dentro de la boca
que se repite
como una escalera mecánica
como una oruga estúpida que se persigue a sí misma
que se oculta y vuelve a salir otra vez
paseando siempre a la misma persona
A esta carne tan húmeda y vulnerable
provoca clavarle alfileres
sacarle tajos con cuchillos
con las uñas
incluso
desarmarla
hebra por hebra
que sólo queden
colgando de uno de sus lados
fibras secas
ajusticiadas
que sirva
a lo sumo
para sacudirle el polvo
a los libros
*
Ahora,
que tienes dos corazones
sonando dentro del mismo cuerpo,
puedes empezar a desfigurarte la boca
con una piedra
no los dientes,
la boca,
la cara,
el vientre.
Ahora,
que puedes sentir dos taquicardias
cuando se te inunden de pesadillas
los ojos cerrados
Ahora,
que la mirada azul de un niño te persigue
te acecha
y te jala los pies de noche
Ahora,
que te sientes pesada
débil
y vomitas
líquidos acumulados
en ese pobre cuerpo enfermo
de cosa insuficiente
de medianía
Ahora,
que llegas tarde
a todo esto
de dar noticias amarillistas
y padecerlas
Sólo ahora podrías mirarme directo a los ojos
y luego, agacharte, irte de boca
recoger la vergüenza
y unas cuantas pestañas
en el piso.
No está bien
quedarse dormida
sobre una cascada de maldiciones
Soltar en el aire de la noche
un enjambre de pronósticos
de muerte
y hemorragias.
*
El sofá de la casa
En el cuero de este sofá
hay un mar que ruge
con ganas
de tragárselo todo
Las olas del tiempo
arrasaron los excesos
lo escaso
Solo queda aire
la marca polvorienta
de los lugares vacíos
que alguna vez
fueron ocupados
Debe haber un limbo marino
en este sofá
al que van a parar
las tragedias de la casa
Las olas que vienen de regreso
me traen los cantos de las sirenas
el reflejo de un sol blanquísimo
que me ciega la memoria
y me gusta
*
Todo gesto
toda palabra
otorgados
al vicio
pueden resecarse
hasta su extinción
Aquello duro
indisoluble
que queda vivo
latiendo con soberbia
se le lanza a una hoja en blanco
como un pedazo de carne
a los perros
*
Las trampas están para caer en ellas
han sido fabricadas por mí,
de manera minuciosa,
para que resulte imposible
evadirlas.
Tienen diferentes formas,
lugares variados de colocación
distintos sistemas operativos
y
una característica común:
se mimetizan con lo demás que no es trampa,
se adhieren al tejido de lo cotidiano
de manera camaleónica.
Operan de manera encubierta
se confunden con las personas que transitan mis días
se intercalan con las decisiones
se humanizan: hablan, se quejan, estornudan.
Las trampas están para caer en ellas
no para saltarlas
ni esquivarlas
Las trampas han sido fabricadas por mí
y no sé
desactivar el mecanismo
que las ata
a mi existencia
*
Este útero
parece la cabeza de un carnero
un animal terco
y fuerte
que lucha con el ceño fruncido
que tiene dos espirales de hueso
cuidando de sí mismo
*
Dios
dice
huye
de la lluvia
Dios
dice
corre
con las manos
amarradas
Dios
dice
respira
por la boca
y la lengua
seca
Dios
dice
vacíate
que yo te lleno
Dios
dice
todo está bien
aquí arriba
vente
Dios
dice
no hace
calor
Dios
no sabe
lo que dice