En las salas de cine ya es posible ver los dos estrenos de Venezuela en Corto: Ofelia de Fernando Moreno y Al Cerrar de Alejandro Guerrero. Obras que nacieron en las aulas de clase de la Universidad de Los Andes y que ahora sirven de abreboca a las películas en cartelera. Cada una fue un ejercicio académico que se transformó en un trabajo más acabado luego de la convocatoria que hiciere el programa de difusión en la institución educativa.
Un pueblo en el páramo merideño y un café, son los escenarios en los que se desarrolla la historia de cada cortometraje. El primero pone en relieve, a través de metáforas, el incesto y el acoso en una familia que queda sin figura materna; situación que es más frecuente, e incluso normalizada, en lugares apartados de las grandes ciudades. Por otra parte, Al Cerrar muestra cómo una camarera lidia con el último cliente del local, quien reúne material para escribir una novela policíaca.
La idea tras las obras
Rodaje de “Al Cerrar”de Alejandro Guerrero
Fernando Moreno se inspiró en la pintura Ophelia de John Everett Millais para crear las dos escenas de videoarte que luego se transformarían en cortometraje. En una se muestra el cuerpo de la joven cubierto por las aguas del río y en la otra, la misma joven, se pasea por un campo de flores amarillas. A partir de estas imágenes surgió la idea de desarrollar una historia más profunda con un mayor número de escenas.
“Ofelia se hizo para el Taller de Dirección de Fotografía, en séptimo semestre, bajo la tutoría de Cezary Jaworski. Cada fotógrafo tenía que escribir su propio guión y dirigir la obra, la condición era que no hubiera diálogos. La idea surgió como algo estético pero se transformó en una denuncia social una vez que decidimos concretar el proyecto”, explica Moreno sobre el nacimiento de su corto. En 2016 fue reconocida en varios festivales venezolanos y ganó premio en Ucrania a la mejor dirección en el Festival de Arte Sin Palabras que Sobran en Kiev.
Por otra parte, Al Cerrar nació mientras Alejandro Guerrero cursaba el quinto semestre de Medios Audiovisuales. Deseaba narrar una historia concisa con un giro inesperado al final que sorprendiese al público. Al principio, la idea del sujeto que engañaba a la camarera para robarla resultaba muy simple, es por esto que añadió unas escenas más donde la mujer revisa la libreta en la que escribía el ladrón encubierto. Con un final “cínico” e “interesante” culmina la obra que se terminó de editar en 2013.
Según Guerrero la principal dificultad que se le presentó fue que solo disponían de un día para grabar. “La historia se desarrolla en la noche, pero casi la mitad del corto se grabó durante el día. Tuvimos que hacer un esfuerzo grandísimo al manejar la puesta en escena y adaptar los planos lo mejor posible para ser eficientes durante el rodaje”, puntualiza. También comenta que fue una gran experiencia trabajar con el actor Alexander Leterni –protagonista de El Inca– quien ayudó mucho y puso de su parte para que el proyecto pudiera lograrse.
Los cortos también van al cine
Set de rodaje de “Ofelia” de Fernando Moreno
Para el realizador de Ofeliaes un gran logro estrenar en Venezuela en Corto debido al número de personas que tendrán la oportunidad de acercarse al tema que se relata en la obra. Además, es un espacio que le permite proyectarse como director hacia horizontes diferentes. “Considero que este programa es una iniciativa increíble que permite educar al público general. Hay gente que está haciendo cortometrajes muy buenos. Creo que la crisis es una aliada para la creatividad”, comenta Moreno sobre la iniciativa que surgió en 2014.
Guerrero coincide con él cuando resalta la importancia de contar con un espacio para el talento emergente en las salas de cine comerciales. Considera que este programa ha logrado que la gente se interese cada vez más en lo que se hace en Venezuela. “Se siente como si estuvieras estrenando tu película. Me parece una oportunidad única que también le permite a las personas que ven tu obra evaluarla y comentarla a través de las redes sociales. Todavía no he tenido mucho feedback de Al Cerrar pero he visto como el público ha compartido sus opiniones con otros cortos”, expresa el director.
Historias por contar
A pesar de que los largometrajes son más vistos que los cortos hay un público creciente que aprecia las obras en este formato. Moreno considera que en Venezuela ese grupo de gente ha ido aumentando un poco y que el cortometraje es “una herramienta de bajo costo” en comparación con los films de mayor duración. También apuesta a utilizar nuevos formatos que permitan una “democratización” del cine para no dejar de construir con las herramientas que se tienen.
Así mismo, el realizador de Al Cerrar afirma que la industria cinematográfica venezolana ha crecido enormemente pero que todavía hace falta más trabajo y más voces. “Hay una necesidad de que existan cada vez más medios en los que se pueda hacer cine y televisión. Más casas productoras, así sea para realizar películas bajo presupuesto. Tenemos que superar este modelo de financiamiento y diversificar las figuras que creen cine”, puntualiza Guerrero.
Ambos coinciden en que Venezuela es un país con mucho para contar. En cada rincón hay historias que esperan a ser descubiertas y que el cine puede mostrar. Aunque en cualquier lugar del mundo, vivir del séptimo arte no es tarea fácil, estos dos realizadores apuestan a la aventura de crear con cámara en hombro. Para ellos el fin de todo lo que hacen es crear films que hagan pensar a las personas y que le ofrezcan, cada vez, más relatos para disfrutar.
Los realizadores hablan
Fernando Moreno
Desde pequeño me enamoré del cine y la televisión a través de la fotografía, por ahí fue que comenzó mi pasión. También me gustaba inventar historias así que empecé a probar. Me muevo entre la dirección, la fotografía y el guión; es difícil elegir entre una de ellas pero si tuviera que escoger continuaría dirigiendo.
Alejandro Guerrero
Aún no tengo una línea temática exacta, considero que todavía estoy desarrollando un estilo. Quisiera tener la libertad de tratar temas diferentes que reflejen mis inquietudes. He dirigido, escrito y editado durante mi carrera, pero lo que más me interesa es el montaje. La edición es el alma del cine, es lo que lo hace ser y le da emoción a la película. Al momento de editar la sensación es grandiosa.