Recitales de poesía en cuarentena
A más encierro más poesía. Pamela Rahn explora en la cuarentena, un amplio espectro de posibilidades para compartir recitales de poesía, lectura de versos,transmición de videos y hasta conciertos en la red.


El confinamiento ha creado una nueva manera de consumir y entender la poesía y gracias al encierro, la necesidad de compartir poemas ha crecido, ya sea por el acto de perderse en los versos o por el simple hecho de pasar un tiempo delante de la pantalla sintiéndote parte de una comunidad que disfruta del arte. Las propuestas van desde lives de instagram hasta reuniones de Zoom, con varios poetas dispuestos a recitar sus poemas en un horario específico, cuentas como @lacasadelguachiman de la mano de Adrián Arias Pomonti en Venezuela, empezó compartiendo poesía en lives, que luego avanzó a distintos encuentros titulados Pasturas por el raro libro del poeta venezolano Gelindo Casasola, originando varios recitales a través de la plataforma zoom. La propuesta tenía el propósito de unir a poetas jóvenes venezolanos regados en todas partes del mundo, fue lograda de una manera armónica y placentera, y hasta terminó con un recital en Chelo del primo de Jesús Montoya, uno de los poetas jóvenes que intervino.
En un ámbito más internacional, ocurrían otras propuestas como la organizada por los poetas Juan Manuel Corbera (Perú) y Agustín Guambo (Ecuador) que tuvo varias sesiones y que fue bautizada con un nombre irónico y divertido, “La vida está cancelada” en donde se invitaron a poetas jóvenes de todos los rincones del mundo y llegó a tener dentro, más de 30 ciudades distintas, como Buenos Aires, Santiago, Quito, Lima, Madrid, Guayaquil, La Paz, Nueva York, Ambato, Bogotá, Guadalajara, Loja, Caracas, Ciudad de Panamá, Jamundí, Medellín y Pucallpa, en este encuentro, también hubo música, gracias a las canciones de María Compás, una poeta y cantante chilena. El lugar de reunión fue de nuevo la plataforma zoom que tanto ha aliviado la soledad de las personas en estas épocas duras del COVID-19. En este recital también se dio la dinámica del micrófono abierto; te anotabas en el chat y podías leer después de la lista de participantes ya especificados para el evento, eso dio pie a sorpresas muy bonitas como personas que jamás habían leído sus poemas y lo hicieran por primera vez a un grupo de jóvenes poetas.


Las personas llegaban al recital a través de la promoción de flyers publicados en redes sociales. También surgieron otras alternativas en El Salvador como un Festival internacional de poesía llamado Tránsito de Fuego transmitido por distintos lives de facebook, así como videos auspiciados por universidades importantes como Brown University en Los Estados Unidos que difundió el de A.Salas y Enza García. Otra iniciativa, una de las más grandes, fue “Nos leemos poemas”, organizada por Nadia Sol (Argentina) y Fiorella Terrazas (Perú) una lectura exclusivamente para mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binarias, que tuvo lugar en el zoom de la poeta Yuliana Ortiz ,debido a problemas con otra plataforma. Fue un espacio exclusivo que surgió para leer poesía entre todas y compartir un espacio seguro para leer textos de problemáticas que nos afectan a nosotras específicamente.

Así como estas propuestas, surgieron muchísimas más y seguirán surgiendo. Comparto una selección de poemas de algunos de los participantes:
RUIDO BLANCO (Fragmento)
(Amo tanto a mis hijos que nunca me atrevería a traerlos al mundo) (x3)
Por la lengua de la espada se desliza la sangre: hay cabezas de niños dando vida a la balanza, la mujer calla, es rígida, inmóvil,
tiene los ojos cerrados y sonríe para nosotros.
Este es un país solamente para viejos.
Nunca nos dejaron ser niños,
siempre nos dieron sangre, canas,
calendarios para nuestras lenguas,
tatuajes de tinta cortada, pañuelos para nuestros días,
siempre nos dieron el fuego,
cosecharon el limón más jugoso para nuestras llagas,
cada noche nos entregaron los besos que nunca deseamos conocer.
Saliva oscura hay de los sedientos,
fiebre de los amantes del cuerpo de Cristo.
Y nunca les bastó el cuerpo de Cristo entre las manos, y no son sino los avemarías el perdón para la sombra,
para el animal hambriento, para el diente que rompe el nervio.
Ritual desnudo, ceremonia que oscurece los rostros,
que parecida a serpiente recorre las piernas,
y quebranta faldas como la muerte hace con los párpados
(la inocencia queda en la placenta, en el frío, en la niebla, en algún basurero oxidado a diez años de nuestro llanto)
Una mano es capaz de desmoronar los besos,
de triturar con sus dedos el calor de todos los abrazos.
Sólo espaldas frías nos dieron
sólo dulces para cosechar la rabia…
– Josué Andrés Moz (El Salvador, 1994)
No soy un robot
quisiera tener mis misiones bien guardadas
no olvidar cada diez minutos
¿Por qué vine aquí?
¿Por qué tengo este frasco de mermelada en mis manos?
Que no puedo abrir
Que no puedo abrir
Quisiera que alguien me jale de aquí hasta el cuarto de baño
un ser superior me encierre en la piscina, quite la escalera
No pueda salir
No pueda salir
Que un jugador
Un ser superior
coloque la cocina al lado de mi cama
y con un botón
quite todas las ventanas de mi cuarto
abra el gas
prenda la cocina
Y yo
No me pueda mover
No me pueda mover
No soy un robot
Yo me asusto
Yo grito
Yo estoy aquí,
quemándome
por nada
Lucia Carvalho (1993, Bolivia)
Pasear Lunático (Fragmento)
Poco importa si es ciudad o pueblo
si se parece o no a otra tierra
más visible feliz, quizás [SEGURA]
mientras siga creando conflicto
mientras olvide las cosas que sabía
mientras haga temblar de alegría
(o susto) a un padre que habla raro:
“usted dibuja ríos en el cielo” ―dice―
“usted quiere esa agua enredada en sus venas”
“para conocer su fondo arriba”
“usted huye al origen del mar adelante”
“usted inventó una casa para nosotros uno”
“usted tiene la casa adentro vea”
“usted sabe del puente entre la mano
y el cuerpo aireado boreal”
“usted prefiere las leyes de la visión” ―dice―
“usted balbucea lo que entiende todo el mundo
Jairo Rojas Rojas
CANTO XXX (Fragmento)
Canto
por todas
las veces
que tuve hambre y frío.
Por todas las veces
que dentro de mí
una jauría de perros vagabundos
se destrozó sin compasión.
Canto
para que por mi aliento,
que son sus almas
y la de los niños
que nunca asomaron por mis poros
llegue
a la inmensidad.
“A la derecha de dios
mi cuerpo semidesnudo se vuelve
para observarlos”
(…)
Abajo,
seguirá siendo de noche
y mis huesos
eran
plantones de neón
en la orilla de la playa.
Canto
para hacerme compañía.
Señor,
ayer
la que fui y la que seré
se descuartizaron
en el filo del balcón de mi casa.
Yuliana Ortiz Ruano (Ecuador, 1992)