Salvar a los elefantes: Luis Enrique Belmonte narra la ausencia en su novela
El autor, más conocido por su obra poética, incursiona en la narrativa con una novela que trama su mirada de médico psiquiatra

Salvar a los elefantes (Caracas: Ediciones B, 2016) de Luis Enrique Belmonte, trata con humor el tormento de las ausencias.
Belmonte es médico psiquiatra e investigador en ejercicio. En el año 1996 se coloca en la mira del panorama literario nacional al ser reconocido con el Premio de Poesía Fernando Paz Castillo; para luego romper fronteras al obtener el prestigioso Premio Adonáis de Poesía en el año 1998 por su poemario Inútil registro (España: Ediciones Rialp, 1999). Salvar a los elefantes representa, hasta la fecha, su primera y única incursión en la narrativa.
El protagonista de la historia se encuentra en un lugar de España, bajo el aplastante calor de agosto, con la única compañía de una nevera descompuesta. Su vecino, el señor Eduardo Gaspar, lo invita a ver un programa sobre los elefantes. Ambos terminan conmovidos por los esfuerzos que realiza la Fundación Daphne Sheldrick, con el fin de evitar la extinción de estos mamíferos placentarios. Gaspar le dice que su esposa está de vacaciones. Nuestro personaje le comenta que su compañera Evelyn también está de viaje, que ha ido a la ciudad de Delft en Holanda, para recibir clases de un afamado violinista. Culminada la velada se despiden. Al paso de los días, el protagonista es visitado por agentes de la ley que lo interrogan sobre el paradero de su vecino: Gaspar es sospechoso de haber cometido un doble asesinato. Aquí comienzan las desventuras de nuestro héroe.
Mientras los representantes de la ley y otros habitantes de la zona se enfocan en el crimen, el protagonista continua con su ritmo de vida, vagando por las áreas cercanas a su residencia elucubrando sobre su presente, pasado e incierto futuro. Entre sus intenciones, desea conocer a la señora Sheldrick, la bondadosa alma rescata elefantes que ha capturado sus emociones. Al tiempo que inicia la búsqueda de la estrella televisiva se topa con individuos absurdos y enérgicos, que se hacen cómplices de sus desvaríos y torpezas.
Ahora, no todo es tan simple, nuestro anónimo personaje lleva consigo algo oculto: el rumor existente en su cabeza al que llama Dumont, una inquietante voz que busca ordenar el universo a cada paso que él da. Es un hombre medicado que se niega a seguir el tratamiento psiquiátrico que se le ha prescrito. Por otro lado, recibe postales de Evelyn que no revelan mayores detalles, solo que está bien. Es inevitable sentir compasión, no se da por enterado que ha sido abandonado.

Entre los disparatados personajes se encuentra el Dr. Boltanski, psiquiatra que tiene estrechos vínculos con el protagonista, los une la pasión por la música jazz (donde predomina la figura de Chet Baker) y un posible nexo familiar. Con este personaje se presenta un guiño interesante: en la vida real Christian Boltanski (París, 1944), es un artista cuya obra cuestiona la frontera entre lo ausente y lo presente, sus piezas en lugar de revivir las ausencias ponen en evidencia su desaparición.
Salvar a los elefantes es admirable. Belmonte con una prosa inteligente y pensado humor, interpreta las sensibles notas que emanan de las ausencias.