Semana Negra de Caracas ¿Por qué la violencia nos seduce?
Hasta el 4 de noviembre habrá actividades relacionadas a este festival

Negra, la noche; negras, las paredes; negras, las sillas; y, negra también, la vestimenta de gran parte de los escritores e invitados que están sentados en el escenario. Allí, en la Sala Cabrujas de Los Palos Grandes, se reunieron para inaugurar la Semana Negra de Caracas y presentar el libro Relatos de la Orilla Negra Venezolana (Editorial Lector Cómplice, 2017). El evento, coordinado por Yajaira Requena e impulsado por su esposo Marcos Tarre, es el primero de este tipo que se realiza en el país. Se inspiraron en su experiencia relativa a las Semanas Negras de otras ciudades españolas y francesas para pensar y ejecutar una versión local. La cita, que brindará al público conversatorios, talleres y tertulias, empezó este lunes 23 de octubre y culmina el 4 de noviembre. Es una semana de dos semanas.
En la pantalla de la salita, este martes 24 de octubre, van pasando los fragmentos de algunos relatos que se agrupan en el libro. Aparecen rápido, con letras coloridas que contrastan con el fondo, obviamente negro, de la presentación y se disponen junto a la foto de sus autores. Israel Centeno, Valentina Saa, Marcos Tarre Briceño, Juan Carlos Méndez Guedez, Inés Muñoz Aguirre, José Pulido, Rodolfo Izaguierre, Mónica Montañés, Juan Carlos Chirinos y Eloi Yagüe son algunos de ellos. Muerte, disparos, atracos, sangre y miedo se diluyen en los cortos trozos de texto que se dejan ver allí. Provoca continuar leyendo.
Pero “¿Por qué gustan y atraen tanto las novelas policiacas y los films negros?”, se pregunta Rodolfo Izaguirre luego de que Requena le diera la palabra. El intelectual venezolano, crítico de cine y autor de uno de los relatos del libro, explora la respuesta a esta interrogante desde la aproximación de un pensador francés. Su conclusión es que el gusto por estas historias yace en nosotros porque “hacen latir el corazón y avivan el interés”. Es decir, hacen esperar un desenlace, de conocer la respuesta a una pregunta, pero esta pregunta pone en juego una existencia humana, lo que deviene en una gran carga de emociones.

De la pantalla y el papel a la vida
Izaguirre, con su humor característico, explica la deformación – o formación- de la concepción del género cinematográfico negro que se apega también al género literario. “De la misma manera en la que la muerte en el cine terminó haciéndose anónima, las explosiones han acabado por hacerse cinematográficas, de exteriores, ajenas, desprovistas de significación, porque lo que aparece en el cine de ficción es una mentira”, recuerda.
La violencia, en ese caso, se vuelve un espectáculo visual que además “se hace cada vez más aparatosa, estrambótica, fascinante e increíble gracias a los efectos especiales”. Sin embargo, esa no acarrea consecuencias lamentables, luto, ni pérdida. Al contrario, es el motor de un mercado económico del que dependen, por ejemplo, los “stunt” o dobles. Hay que separar eso de la violencia real, que no es otra que la que nos espera en la esquina de nuestra casa, dice. “Esa es la verdadera violencia, la que ha de aterrorizarnos, porque la del cine ya se volvió banal”, refuerza.
De tal forma que agrupar relatos negros en un libro, dista mucho de hacer apología al delito. Es pensar la violencia, según explica Argenis Monroy, profesor universitario, estudioso del género negro y prologuista La Orilla Negra V. Refiere que a través del ejercicio y el estudio de estos textos se puede llegar a reflexionar sobre la cultura, sobre las sociedades, teniendo como punto de partida la violencia que protagonizan. La violencia se vuelve una materia para pensar en tanto las personas busquen la explicación de las consecuencias que desencadena. Por ejemplo el porqué hay ciudades en las que el miedo es un elemento común. “¿Cómo nos hemos vuelto ciudadanía del miedo? ¿Cómo vivir en una ciudad en la que todos nos volvemos victimas y victimarios en potencia?”, se pregunta.
Inés Muñoz aprovechó para celebrar y agradecer a los artífices la consecución de este evento con un discurso emotivo al que tituló: Entre lo negro y lo blanco. En él retomó muchos de los aspectos que un escritor del género debe sensibilizar y accionar para lograr, con su obra, trascender.
A través de las distintas actividades presentes en la Semana Negra CCS los lectores y cinéfilos podrán disfrutar de aquello que les atrae del género y hacerlo de forma consciente. Tendrán la oportunidad conocer a los autores detrás de las obras que leen, aprender de los hacedores más pedagogos y finalmente compartir y vivir la ciudad. Es por eso que cuando Marcos Tarre rememora los esfuerzos invertidos en este evento se le arruga el corazón solo pensar de hacerlo posible en un país que te pone todas las trabas. “Creemos que seguir haciendo, seguir produciendo, seguir creando, es una manera de decir estamos vivos, estamos protestando, seguimos haciendo lo que creemos que debemos a hacer. Lo hemos logrado”, dice.