Solo un clic separa a Edgar Ramírez del mundo entero
En este perfil paseamos por la vida profesional del único venezolano que se ha establecido en Hollywood. Este 2017, interpretará a un elfo que trabaja en la división mágica del FBI

En menos de 15 años los venezolanos hemos sido testigos del despegue y vuelo de Edgar Ramírez en el séptimo arte. De ser uno más en la telenovela del horario estelar venezolana, hasta protagonizar y codearse con las superestrellas de Hollywood, este tachirense ha demostrado que más allá de ser una cara, es un actor global que continúa en ascenso.
A Edgar lo conocimos en 2003 por su interpretación de “Cacique” en la telenovela Cosita Rica que se transmitía Venevisión a las 9 de la noche. Era un buhonero que sedujo, no sólo a las gemelas María Suspiro y Verónica Luján, sino a todos los que miraban detrás de la pantalla. Si fue por la calidad de su interpretación o por su gran sonrisa y autenticidad, no lo podemos asegurar.
Rápidamente, con su cabello despeinado y pasión por el chocolate, pasó a ser el personaje principal de películas venezolanas como Yotama se va volando (2003 ) y Punto y Raya (2004), dirigida por su profesora y amiga Elia Schneider, y merecedora de varios premios internacionales. En esta última producción, que habla del conflicto armado de la frontera colombo-venezolana, Ramírez pudo combinar el drama, la comedia y la acción, con el papel de un soldado del ejército colombiano fiel a sus principios hasta el final.
Desde entonces, se convirtió en la joven promesa que la gente quería conocer. Muy pronto pasaría de ser promesa a ser un orgullo real. Entre entrevista y entrevista se descubrió que es un actor completo: comunicador social de profesión, con estudios en las clínicas de actuación de Schneider y formado por una de las mejores instructoras de lenguaje en Estados Unidos: July Adam. Con ella aprendió a entender y manejar los diferentes acentos de los cuatro idiomas que habla, aunque usualmente sus personajes tienen raíces latinas o hispanas.
Confesó entonces que vivir desde muy pequeño en distintos países, por ser hijo de un agregado militar, le permitió soñar con la oportunidad de conocer diferentes mundos a través de su cinematografía. “Aunque viví en tantos lugares, siendo venezolano nunca me sentí ajeno al mundo porque soy de la generación de explosión tecnológica en donde todo está a un clic de distancia”, dijo en una entrevista para la revista Estampas.
La industria hollywoodense también reconoció sus dotes actorales y se lo llevó a Estados Unidos para actuar como “Choco”, junto a la inglesa Keira Knightley, en la película Domino (2005). Al año siguiente protagonizó en Venezuela tres películas más: El Don, Plan B y Elipsis. Para el 2007, consiguió en El ultimátum de Bourne el papel del agente de la CIA que persigue al protagonista, personificado por Matt Damon. Aunque fue un papel secundario comentó en alguna ocasión que lo considera como el más grande de su vida.
De ahí en adelante se popularizó con fuerza formando parte del elenco principal en Vantage Point y protagonizando las producciones Ché; Cyrano Fernández y Carlos, El Chacal ; las tres basadas en personajes históricos que lo obligaron a viajar en las profundidades de su psiquis para realizar una construcción completa y creíble de personas tan complejas.
Esta última interpretación, como el terrorista más conocido de Venezuela, fue nominada a los Premios Globo de Oro, los Emmy, los SAG del Sindicato de actores de Estados Unidos, el Lumiére de la Crítica Internacional en Francia, y el Círculo de Críticos de Londres en la categoría de mejor actor en miniserie/película para televisión 2011. En esa oportunidad admitió que interpretar la vida de Ilich Ramírez fue un reto porque quiso encontrar la nobleza y la luz en un personaje que es asociado con la maldad. En los premios de la Academia de Cine Francés 2011 quedó atónito al recibir el Premio César al Mejor Actor Prometedor también por la misma actuación.
Pero lo más curioso es que si le preguntan: “¿Cuál es tu fórmula para el éxito?” Responde con simpleza:
– Puedes tener millones de planes, pero al final lo que sucede es lo que se tiene en frente. Yo me voy alimentando y accediendo a los nuevos espacios según vayan apareciendo. Siempre mantengo la mente abierta y estoy alerta a las oportunidades. Poder hacer y vivir de lo que amo, de lo que me apasiona es un enorme privilegio del cual me siento agradecido todos los días de mi vida.
Después de 2012 su sueño de ser un actor global empezó a hacerse realidad. Vimos como coprotagonizó la película francesa A coeur ouvert, junto a la famosa Juliette Binoche y posteriormente se transformó en el Dios de la Guerra Ares en la secuela de Furia de Titanes.
Luego, “le roncó en la cueva a mucha gente”, como afirmó al diario La Opinión de México, convirtiéndose en otro agente de la CIA que esta vez formaba parte de la misión para capturar y asesinar a Osama Bin Laden en el film de Kathryn Bigelow, Zero Dark Thirty. Además, dio mucho de que hablar por un supuesto romance con su compañera, también actriz, Jessica Chastain. Para Edgar Ramírez pasar de un personaje a otro es como un salto al vacío en rapel en donde siempre existen riesgos. Más adelante lo experimentaría con Point Break (2015).
Aunque algunos pensaban que la maquinaria de Hollywood nos lo había arrebatado, para mediados de 2013 regresó a sus inicios de personajes reales o históricos con la película de época Libertador, dirigida por Alberto Arvelo. Ramírez aseguró que interpretar a Simón Bolívar fue especial porque tuvo que destacar la humanidad detrás del mito. “Es decir, explorar entre las contradicciones de la vida de una persona que la historia ha convertido en impoluto, inalcanzable y sin matices”, indicó. Aunque recibió muchas críticas, en su opinión logró el objetivo principal de la película que era “hacer un Simón Bolívar que se alejara de los óleos, de los museos y que fuera un personaje real con el que nos pudiéramos identificar”.
La estrella afirmó que el compromiso con el cine venezolano y latinoamericano es constante, también con las dificultades que vive el país. Se supo que en un principio reconocía y respetaba el movimiento liderado por el difunto presidente Hugo Chávez, como una fuerza política válida, pero con el paso de los años ha expresado abiertamente que considera que “la gestión ha sido un fracaso”. Sus redes sociales han sido muestra de esto. El actor opina que es necesario que se realice una concertación en la que el país avance junto, porque la lucha de bandos no hará que uno elimine al otro. “Tenemos que ver como nos entendemos porque sino vamos a sucumbir todos”, reflexionó en una entrevista para CNN cuando Camilo Egaña le preguntó: “¿Cómo vives lo que pasa en Venezuela?”.
Después del 2014 continúo saltando al vacío una y otra vez. Con Deliver us from evil –o Líbranos del mal, en español- (2014) trabajó el género policial y de terror, que son de los más queridos por él. Parece que en esta oportunidad el seguro de su arnés y el de la película no quedaron bien puestos porque influyentes revistas de cine como Variety criticaron duramente la producción calificándola como “tonta” y “aburrida”. Mientras que The Hollywood Reporter agregó que aunque “el lado sobrenatural de la película sufre de algunos problemas, su conflicto central funciona”.
Sin embargo, las puertas siguieron abiertas de Hollywood y el cariño del público continuó intacto. En Joy, una película de David O. Russell, Ramírez encarnó al exesposo de una ama de casa -Jennifer Lawrence-que después de inventar el Miracle Mop, una mopa que podía ser escurrida sin mojarse las manos, construye un imperio de artículos para el hogar que actualmente continúa en la cima. Esta película recaudó el fin de semana de su estreno 17,5 millones de dólares, lo que la colocó en el tercer lugar de la taquilla.Ese mismo año se estrenó la cinta de acción, Point Break, que sumó 10,22 millones de dólares luego de su debut, en la que actuó como el líder de un equipo de atletas de élite.
Y en 2016, ¡¿Quién iba a imaginar que un venezolano actuaría junto al mítico Robert de Niro?! Ramírez interpretó al boxeador panameño Roberto Durán en Manos de Piedra, una película de su compatriota Jonathan Jakubowicz. Referente a su actuación contó que la preparación física fue bastante dura y que aunque hacía un personaje real y conocido, no dejó de ser una recreación de esa vida. Aclara que “el oficio actoral no es un oficio de imitación porque siempre hay un trabajo creativo que no se puede circunscribir a hacer una mera copia de los gestos o la vida”. Aunque tuvo en cuenta que cuando es un personaje como “Manos de Piedra” Durán sí hay ciertos parámetros que se deben respetar para no perderle la esencia.
Su última aparición en cine fue en La chica del tren, estrenada en octubre 2016, que es una adaptación de la novela homónima. Allí intrepretó al Dr. Kamal Abdic, el psiquiatra de una mujer con problemas maritales, con quien entabla una relación sentimental y se convierte después en sospechoso en su desaparición.
En esta etapa de artista ya consolidado, con casi cuarenta años de edad, abrió espacio también para mostrar pasiones más humanas y sensibilizar a la sociedad sobre situaciones como el maltrato infantil y la desigualdad de género. Se hizo socio de Unicef y embajador de la ONU, donde hizo llorar a más de uno con su discurso a favor de la campaña He for she.
En el 2017 la fiebre Edgar Ramírez continúa. Está grabando Bright, una cinta escrita por Max Landis y coproducida por Netflix, que reúne en una misma historia a hombres y diversas clases de monstruos mitológicos que juntos deberán proteger a la elfo “Tikka”, interpretada por la actriz australiana Lucy Fry, de criminales y seres corruptos. Edgar Ramírez interpretará a “Kandomere2, un elfo de cabello azul que trabaja en la división mágica del FBI. Sin duda, hay Edgar para rato.