“Todos los hombres sueñan” y brillan en La Caja de Fósforos
La historia de Martin Luther King, Rosa Parks, Ella Fitzgerald; las parejas interraciales y los sit-ins inspiraron esta puesta en escena

“Somos mucho más fuertes cuando nos tendemos la mano y no nos atacamos, cuando celebramos nuestra diversidad (…) y juntos derribamos los poderosos muros de la injusticia”, afirmó Cynthia McKinney, activista y política de Estados Unidos; y, en efecto, la vida no se ve en escala de grises sino en colores, es por ello que el primer artículo de la Declaración de los Derechos Humanos se refiere a la libertad, igualdad y fraternidad entre los hombres.
Desde 1970 se celebra cada febrero, en Estados Unidos, el Black History Month (mes de la historia negra) para homenajear y reconocer a los ciudadanos afroamericanos y, en especial, a todos aquellos que marcaron la historia estadounidense. Este año Caracas se suma al Black History month a través de La Caja de Fósforos y en alianza con la embajada de Estados Unidos.
Todos los hombres tienen un sueño es la obra que reúne a cinco directores venezolanos para recordar a importantes figuras que lucharon por los derechos civiles en Estados Unidos. Cada uno de ellos escribió una historia, se trata de Elvis Chaveinte, Haydée Faverola, Rossana Hernández, Ana Melo y Diana Volpe.
Los personajes aparecen a escena con las caras pintadas de negro, guantes y trajes que trasladan al espectador a otra época, a la década de 1940. La primera historia, El día que Juanita voló, se concentra en una niña que conoce a Rosa Parks (llamada la Primera dama de los derechos civiles) y a Martin Luther King (ganador del Premio Nóbel de la Paz). Parks invita a la niña a que luche por lo que considera correcto y King le dice “sueña, sueña y sigue soñando”.

Una narradora, que recuerda a un personaje de un cuento de hadas, guía la historia de la joven Juanita, que regresa a casa luego de los encuentros y comenta a sus padres lo sucedido. Cuando va al colegio, y aplica lo que aprendió, sus compañeros se burlan de ella, pero eso no la detiene. Una vez que sale de clases, y gracias a la prensa (símbolo de libertad y democracia), se entera de quiénes eran aquellas dos personas que conoció, lo que hicieron y por qué luchaban.
Rosa Parks fue una activista por los derechos civiles en Estados Unidos; conocida, entre otras cosas, por el incidente en el autobús, pues en 1955 (cuando todavía existía la segregación) se negó a cederle su asiento a un hombre blanco. Martin Luther King fue un pastor bautista y líder del movimiento que buscaba terminar con la segregación y promover los derechos civiles para los ciudadanos afroamericanos a través de protestas civiles no violentas y numerosos actos públicos.
La siguiente obra de Todos los hombres tienen un sueño, que lleva por título Loving, cuenta la historia de una pareja interracial en Virginia, al norte de Estados Unidos, que lucha contra los prejuicios de sus amigos, el pueblo, el Estado y la Iglesia. Mildred y Richard Loving se conocen un día y quedan flechados para siempre; el amor entre ellos es absoluto y quieren legalizarlo; sin embargo, en ese estado era ilegal que un blanco y una negra se casaran. Con un motivo claro, viajaron hasta Columbia donde sí era legítimo el matrimonio interracial.
“El amor es para valientes”, dijo la pareja en un momento de la representación, y esa valentía fue vital para ambos cuando regresaron a casa para seguir con sus vidas. Las molestias crecieron al punto que el estado de Virginia llevó su caso a un juicio. Luego de todo un proceso judicial la pareja gana en la Corte Suprema y, desde entonces, el matrimonio interracial fue legalizado. “Nosotros no podemos cambiar al mundo, pero no podemos dejar que el mundo nos cambie”, afirmó Richard.
En los intermedios de los cinco montajes se realizan breves números musicales : los actores cantan en inglés alguna balada que guarda relación con la obra anterior.

Dos propósitos diferentes, se cruzan en un mismo camino, el de la igualdad y los derechos en el acto El fuego, el monstruo del río Tallahatchie y la niña de carbón que toca un tema complejo como la guerra entre el norte y el sur de los Estados Unidos. Una madre y su hijo discuten la posibilidad de que él viaje al sur, a Mississippi, para conocer a otros familiares. Sin embargo, la señora se niega puesto que su esposo fue asesinado lejos de casa. El niño, que se la pasaba silbando, es Emmet “el silbato” Till, y logra convertirse en un ave para volar hasta el sur.
La “niña carbón” se llama Lucy Ann Stanton y es una joven que vive en Alabama y deseaba ir a la universidad. Se refiere al estudio como “el fuego” y quiere encontrarlo; habla con su padre y este le advierte que las universidades no aceptaban a gente como ella, pero permite que lo intente.
A mitad de camino ambas historias se juntan: Lucy se consigue con Emmet en el río, pero en forma de ave y le cuenta su historia así como el propósito de su viaje. Una vez que superan el río siguen caminando hacia el sur, pero se tropiezan con miembros del Ku Klux Klan (KKK) y ellos hieren a Emmet.
El escenario, parte de la historia, carece entonces de iluminación y aparece delante del telón Lucy. Ella explica la historia real de Emmet Till quién fue asesinado brutalmente por supuestamente haber coqueteado con una mujer blanca. También cuenta que Lucy fue la primera mujer negra en asistir a la universidad en Alabama.
Las protestas tienen infinitas formas, una de ellas son los sit-ins (quienes protestaban se reunían en un lugar y se sentaban de manera pacífica). La cuarta obra, El olor de las mandarinas, trata sobre eso y retoma el tema de las parejas interraciales. Pedro y Rosa se quieren, pasan tiempo juntos, pero a pocos les agrada la idea de una relación entre ellos.
Rosa era nueva en el pueblo, pero pronto se acostumbró a tomar malteadas en un local y luego conoció a Pedro (un joven negro). Ella no le tenía miedo a nada, ni a nadie, Pedro era más cauteloso porque conocía lo que podría pasar si los veían juntos en público. Las advertencias del joven no fueron suficientes y entonces un día Rosa lo citó en la heladería. Para la joven los cambios olían a mandarina.
Los dueños veían con desprecio a Pedro y solo le sirvieron helado a Rosa. Ella se quejó y, como la segregación era fuerte, tuvieron que irse. Pasaron los días y decidieron intentarlo nuevamente, sucedió lo mismo, pero con una excepción: los dos permanecieron dentro del local hasta la hora de cerrar. Los clientes se sentían incómodos con tal escena y se quedaban poco tiempo ahí. En otras ocasiones, los acompañaron más afroamericanos al local y, entonces, el dueño no tuvo otra opción que servirles lo que querían.

Para finalizar, la obra Cindy Ella describe la historia de la Reina del jazz: Ella Fitzgerald. Desde sus inicios cuando respondía a su padre con “yes, papa” (de ahí nació su característica melodía). Ella vivía en la pobreza, pero un día decidió irse de casa para ser cantante en Los Ángeles, California. Su familia se burló de ella, “su nombre es Cindy, ¡sin diente!”, se burlaba su hermanastra.
Fitzgerald no tuvo suerte al principio, cantaba en bares y lugares “solo para negros”. Su suerte cambió cuando se encontró con Marilyn Monroe quien, bajo la condición de que le enseñara a cantar “Happy birthday”, ayudó a Ella para que cantara en el famoso club nocturno Mocambo. Desde entonces su carrera mejoró hasta el punto en que disqueras querían firmar con ella y el público, que escasamente escuchaba jazz porque era música de negros, la amó.
Todos los hombres sueñan rescata con precisión los detalles que cambiaron para siempre la historia de los derechos civiles en Estados Unidos. A través de la música, de los trajes y las actuaciones que canalizan la esencia de los afroamericanos, esta puesta en escena contagia de espíritu positivo a la audiencia. Hay risas, tristeza, crueldad, amor e historia americana dentro de La Caja de Fósforos los viernes a las 7 pm y los sábados y domingos a las 6 pm.
