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Tropus; compleja y desbordante

Juan Toro se dedica a narrar la violencia en Venezuela desde objetos que retrata e interviene al punto de detonar en el espectador una verdadera reflexión

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Juan Toro Diez (Caracas, 1969) desde hace un poco más de una década, de manera obsesiva, viene realizando una obra cuyo tema central es la violencia. La violencia que ha sometido a todo un país. Desatada, entre otras cosas, por una crisis política, social y económica. Como una suerte de arqueólogo urbano contemporáneo, el autor ha dedicado su tiempo a la investigación sobre el tema y a recolectar objetos, que de alguna forma dan cuenta de distintos hechos violentos. Entonces, de manera sistemática, agrupa, clasifica, identifica y registra distintos testigos o restos que le son útiles para reflexionar sobre nuestro pasado reciente, sobre el tiempo que nos ha tocado vivir.

En tal sentido, su obra se convierte en una fotografía objetual, cargada de un gran valor simbólico, que se cuestiona y plantea otra manera de abordar dicha técnica como documento visual. Tropus, palabra que le da título a la más reciente exposición de Toro, hace referencia a un cambio de sentido, propone otra connotación, concepto o idea distinta a lo que estamos viendo en las imágenes que integran la serie exhibida.

Este es el formato elegido por Juan Toro para la exposición Tropus Foto de Ezequiel Carías

Se trata de una instalación, conformada por cincuenta cajas de luz, dispuestas en parejas, unas en la pared y otras en piso de la sala de exposiciones; se entrelazan como una enredadera a través de los cables que le sirven de conexión eléctrica bajo una luz tenue que crea una penumbra que se apodera del espacio. Cada una de estas contiene una imagen, generada a partir de una técnica experimental, que consiste en desprender la emulsión de una Polaroid mediante la aplicación de agua caliente. Como resultado, se tiene una transparencia sobre una base muy delgada y maleable, de bordes irregulares, producto del proceso que la genera y del propio material, que se transforma en un soporte que no es posible que se mantenga plano y rígido.

Transparencias, contrastes y metáforas en la secuencia sobre la violencia de Juan Toro . Foto cortesía de Juan Toro Díaz

Estas imágenes, anversos y reversos, de veinticinco escudos elaborados con madera y otros materiales medianamente resistentes,  que fueron utilizados por jóvenes ubicados en la primera línea o vanguardia durante las recientes protestas ocurridas en Caracas, “son una metáfora de un país fragmentado, arrugado…”, de un arma defensiva utilizada para protegerse, de otra ofensiva que la ataca durante una batalla. No obstante, estos escudos ya no sirven, ya no cumplen su función de proteger, son una alegoría envuelta en expresiones contradictorias, en las que se leen consignas, emblemas y símbolos.

Estos escudos ya no son una protección, están despedazados y rotos por el uso que se les dio, son un testimonio, una mediación entre el autor y las reflexiones propias que genere en cada una de las personas que se tomen el tiempo de observarlas a profundidad. Hacen referencia a un momento de alta tensión vivida recientemente, sobre un hecho violento, propiciado por el Estado, que ejerce su poder como ejecutor de políticas de control social sobre todos los sectores que hacen vida en el país. Desde ese ejercicio del poder, el “otro” es designado como un rival quien, ante cualquier circunstancia, hecho o situación adversa, se escuda; un poder que termina por señalar a ese que piensa distinto como un enemigo, mutilando así la realidad de que ese “otro” puede ser también uno de los distintos actores que hacen posible la vida en sociedad.

Ocurre que desde el poder ejecutivo, el país es sometido a una ideología política impuesta, que busca y aspira a su consagración a toda costa. Progresivamente sus acciones han llevado a la ruptura del orden constitucional, simbolizada en uno de los escudos de la serie, donde se lee a pedazos Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, 1999, como una abstracción que realmente es una alegoría sin soporte, desprendida de sus fundamentos, a partir de una instantánea.

Este escudo es la metáfora de una Constitución rota. Foto cortesía de Juan Toro Díaz

La instalación va más allá del hecho fotográfico: objetos descontextualizados de su escenario, iluminación, cables que cuelgan y tejen una trama, disposición y materiales utilizados se conjugan para aportar al significado e invitar a profundizar. Exige leer los detalles de cada uno de los escudos, ver el conjunto, deliberar sobre el momento que vivimos, pensar y repensar los acontecimiento y nuestra participación como ciudadanos; demanda cuestionarnos las estrategias utilizadas para lograr un cambio, que no llegó a concretarse. Cada uno de los escudos son una metáfora, un fragmento, un Tropus de múltiples significados, una segunda mirada, un llamado de atención, con el fin de cuestionar, para interrogar, o para no perder la esperanza y tener presente en la memoria estos recientes acontecimientos.

La exposición se puede visitar hasta el mes de febrero del 2019, en la Galería D’Museo, ubicada en el Centro de Arte Los Galpones, Los Chorros, Caracas.

En esta foto del expositor, se observa un escudo con otras imágenes y diversas connotaciones