U S I E R
El jueves 13 de febrero en la Librería El Buscón de Trasnocho Cultural , la escritora Ana Teresa Torres y los curadores Lorena González, y Humberto Valdivieso, discurrieron sobre el libro "Usier" del fotógrafo José Toro y no hubo aspecto estético o temático del libro y su entorno, que escapara a la apreciación de los expertos .

Katina Hernández fue la anfitriona en la Librería El Buscón, del segundo lanzamiento del libro Usier de Juan Toro Diez; diseñado por Silda Cordoliani , editado por Monroy Editores y presentado en esta ocasión, por la escritora Ana Teresa Torres, el investigador de arte Humberto Valdivieso y la curadora Lorena González .Ellos junto al autor, hilvanaron una emocionante interpretación del libro que narra con imágenes el cierre de una fábrica supeditada a la realidad del país y de Caracas. Además destacaron el aspecto intimista de un suceso real y editorial, capaz de evocar experiencias o sentimientos en cada uno de nosotros.
Juan Toro Diez expresó para comenzar el foro, que Usier es un trabajo de equipo y que en medio de su carrera, el hecho de hacer fotografía, de hacer estos registros, dejó de ser un acto individual cuando comenzó a entender su proceso creativo desde la múltiples relaciones interpersonales que establece. “Lo que es individual es el momento de hacer el disparo” señala sobre el particular y añade: “Este libro tiene una diversidad de lecturas . No solamente es el cierre de una fábrica. El cierre de esta fábrica es algo más de los que nos está pasando como país”.

-Para ponerlos en contexto – dice Juan Toro Diez – esta fábrica de camisas que se fundó en el año 1974 y clausuró en el 2014. Tuvo una vida de 40 años y cuatro meses. Cuando los familiares del fundador vieron el libro, se dieron cuenta de lo que realmente había sido esa fábrica. Antes estaban acostumbrado a permanecer y trabajar allí, de pronto, de la noche a la mañan, ya no era nada. Yo tengo una relación muy cercana con el hijo del fundador porque estudiamos juntos desde primer grado.Este amigo me ayudó a lograr el registro documental de cómo se desmontó el esfuerzo de tantos años, cosa que pocos o ningún empresario hubiera permitido.
-Cuando mi amigo ve el libro dice: “¡Tuve que cerrar lo que papá fundó!” y Juan Toro cuenta que el fundador de la empresa llegó a Venezuela a los 17 años buscando oportunidades huyendo de la guerra española y siempre decía : “Yo voy a ser feliz el día que sea dueño de mi propio trabajo y dueño de mi propia casa”.Lo hizo efectivamente. Ayudó a sus hijos a formarse incluso mejor que él, pero hoy esa historia de emigración se repite en sentido contrario, porque toda esa familia salió de Venezuela.
– El libro es una excusa para hablar del país, es un registro más íntimo – expresa el autor de Usier – porque hay una relación con esa familia. Un día le pregunté a mi amigo : “ ¿Qué le cambiarías al libro?”. “Le cambiaría tu nombre y pondría el mío”, respondió. Por otra parte su hermana me dijo cuando vio el libro que ella enterró a su padre el día que se cerró la fábrica. Hace 10 años, en un diciembre, llegaron a producir 900 camisas al día. Era una empresa pujante – expone Juan Toro – que terminó de alguna manera, a causa de esta crisis primero política y luego económica. Se fue ahogando hasta que no pudo seguir funcionando. Al final lo que quedaba allí era silencio , polvo. Esa gran cantidad de polvo que cubría las líneas de producción también me interesó y decidí embolsar una parte, en 60 contenedores a los fines de mi registro.
La fábrica es el país
La curadora de arte Lorena González al inicio de su intervención señala que pondrá el énfasis en el recorrido profesional de Juan Toro y en lo que siente que significa Usier.

-Él siempre ha sido una suerte de documentalista arqueólogo – explica -pero no enfocado en un hecho en sí mismo sino los fragmentos de ese espacio y tiempo que ya no está; he ahí es donde surge su arista de la documentación poética. No es un testimonio de lo que estaba sino es un testimonio de lo que ya no está; de los retazos y las fracturas que quedaron de eso.
-Recordaba además – continúa Lorena González – que al principio , su trabajo fotográfico tenía que ver con el incremento de la violencia en Venezuela, con las muertes violentas, con sucesos personales y sucesos públicos, con La Morgue de Bello Monte, con etiquetas, con restos de cuerpos humanos, que daban cuenta de la difícil crisis que ya nosotros estábamos viviendo. Pero en ese caso, a pesar de que a uno le parezca terrible, eso era algo que quedaba fuera de nosotros. Es decir, era una obra que Juan Toro estaba construyendo para revelarnos el margen de cosas que no sabíamos,datos que no conocíamos e índices que estaban lejanos a nuestro saber y a nuestro conocimiento. Y creo que la obra de Juan ha ido creciendo en la medida que esa información ya se ha vuelto más parte de nuestras propias vidas.
-Yo veo a Juan- prosigue la curadora – como un gran narrador visual de lo que ha estado pasando en nuestro país. Recuerdo también la Muestra Índice Riesgo País, en D´ Museo, en la cual no era el testimonio de sucesos que él nos quería revelar, sino eran las súper macro fotografías de esos pedacitos micro de violencia, eran los casquetes de las balas que hirieron a muchos en las revueltas del 2014 y del 2017 y esos cascos de bala,los convirtió en unos grandes objetos estéticos . Eran las llaves de las viviendas de aquellos que empezaban a conformar la diáspora . Y en el caso de Usier me parece que mezcla una amplia zona visual porque una fábrica es una pequeña sociedad en la cual hay miles y millones de estructuras, de vínculos humanos y laborales y donde todos esos fragmentos también pueden funcionar como un pequeño país.
-Pero. en medio de todo ésto tenemos la intimidad – continúa la experta en artes visuales- Usier tiene una característica muy curiosa y es que casi hace sentir a la gente allí de cuerpo presente.Y eso me satisface tanto como estar a su lado y acompañarlo viendo este producto es realmente es un ensayo visual. Es algo que ha estado persiguiendo, que ha estado buscando, creo que ha estado muchos años trabajando en los distintos ángulos a nivel de artista visual, de fotógrafo y documentalista,de comunicador social y de intelectual. Ha estado explorando una cantidad de ángulos, hasta encontrar en esta propuesta un gran documento. Es un libro que habla de esa pequeña empresa y también habla de todas estas individualidades que somos nosotros mismos a cada página que vamos pasando.
-Juan Toro – destaca González – me dijo que el nombre del libro refiere una marca progresista de las camisas que creó su amigo para que éstas tuvieran su propia identidad ; la marca era Le Corbusier. Usier es también un guiño al teórico más grande de la modernidad y el maestro de la arquitectura moderna y posee otras connotaciones.
–Frente a eso, nosotros – subraya – estamos en esta ciudad que siempre está confrontada con el fracaso de sus ansias de progreso. La ciudad que siempre está por llegar, por venir, por hacerse, el país que está por levantarse todo el tiempo, una y otra vez. A propósito recuerdo el texto de Simón Bolívar en una carta que le escribió al tío Esteban después de la Guerra de Independencia.Ya desde ese entonces, Simón Bolívar le dijo : “Pero Caracas tío. Caracas no existe “. Entonces esa fábrica no existe, esta ciudad no existe , esta sociedad no existe y es una sociedad protèica, cambiante, una sociedad que está todo el tiempo en ese modelo de transformación y creo que allí viene la maravilla de la memoria ,esa memoria que Juan está construyendo con este libro y de ese tránsito que nos revela también una forma resistencia a dejar a olvidar, a dejar que todo ( política, sociedad ,ciudad , economìa) se desvanezca. Creo que ahí está el gran valor de Usier ;es como una alarma y un llamado de atención que nos ayuda a no olvidar.
El dolor y el hueco
Humberto Valdivieso , dedicado a la gestión del Centro Cultural de la UCAB, expresa que fue testigo de la proceso de la elaboración del libro Usier. El autor y él, tuvieron conversaciones desde el comienzo del proyecto hasta la edición del libro y esa experiencia guiará su intervención en este encuentro.

– Éste es un libro del 2019 y el 2020 – dice el investigador de artes visuales Humberto Valdivieso- y no es una obviedad decirlo, porque no es un libro que se hubiera apreciado igual hace diez años o en el 2013 o en 2012, donde el modo de aproximarse a los conflictos del país desde el arte, era distinto. Era otra forma de hacerlo y nosotros conversando sobre ésto e hicimos mucho énfasis Juan y yo ,que este es un libro cuyo elemento central es el dolor . El dolor como concepto en este libro, nos habla de una aproximación distinta de los artistas y fotógrafos venezolanos a la situación del país. ¿Qué significa pensar y poner en contexto el dolor? y ¿cuál es la diferencia con lo que se pudo haber hecho antes o con lo que se hizo en otras oportunidades ?
– Es lo siguiente – continúa Valdivieso- y aquí me remito a un filósofo muy importante que es Walter Benjamins cuya esencia del pensamiento estaba relacionada con el deber ser y con la pretensión frente que al avance del fascismo, el llamado del comunismo debía politizar el arte; esa era la respuesta que planteaba Walter Benjamins . Politizar el arte estaba relacionado directamente con estrategias de convencer, de ir a la vanguardia, absolutamente panfletarias en el buen sentido, y también desde la reivindicación.Sobre todo el arte venezolano y el arte producido desde la izquierda siempre tuvo ese leitmotiv. Esta es una de las cosas que ha cambiado porque ahora se está hablando desde otro lugar. Resulta que este impulso que habla desde la reivindicación, muy relacionado en el arte venezolano con el titanismo heróico grandilocuente, ha ido desapareciendo en este proceso, para darle acceso a otro tipo de discurso que está relacionado con el dolor visto desde un alma más íntima. Ahora hay una mirada distinta en la cual entran las personas que trabajaban en la fàbrica.
-Juan hablaba del polvo- prosigue Valdivieso en su interpretación del libro y del arte venezolano actual – de elementos que asocian a un alma mucho más íntima. Algo que antes no se veía quizás apartado detrás del heroísmo titánico , de la lucha y de la reivindicación en el arte, que es el ser humano común , el que va a la fàbrica y trabaja, el que funda un establecimiento y el que de pronto tiene que abandonarlo , y hay un dolor muy particular y quizás muy privado que no siempre reconocemos o no siempre está reflejado en el contexto grandilocuente de toda la discusión política nacional y de la discusión heróica o reivindicativa en el arte como lo teníamos hasta ahora. ¿Qué ocurre?¿ Qué implica ese dolor en este contexto?
-En este punto – subraya el conferencista – recordé un texto de la gran escritora norteamericana Toni Morrison ,un ensayo maravilloso de ella, donde reflexiona sobre qué es un hueco, un vano ( hueco abierto en una construcción). Ella está haciendo un recuento de la que ha sido la historia de la literatura norteamericana y el papel de los escritores afroamericanos en esa literatura . Morrison dice : ” Los afroamericano estuvieron desaparecidos durante todo el siglo XIX, la Academia nunca los reconoció y nosotros ni siquiera conocemos sus nombres pero hoy nos piden incorporarlos como escritores norteamericanos, nos piden que ignoremos lo de afroamericanos y simplemente todos somos iguales”. Bueno eso pareciera ideal y sin embargo no es justo ¿ por qué? porque ahí hay, unos huecos que son la forma del vacío, la forma de la exclusión ,la forma del abandono que deben permanecer. Entonces no podemos rellenarlos ahora en porque de lo contrario esos vacìos los vamos a tapar y serán olvidados.
–Esos vacíos – destaca Valdivieso- deben permanecer ahí como la forma que nos habla de aquello que fuimos capaces de hacer en algún momento. En el trabajo de Juan no hay denuncia, no hay heroísmo, no hay titanismo, no hay gritos, no hay reivindicación en el trabajo de Juan hay la valentía de aproximarse a esa alma más íntima de el abandono, de la gente común, de lo cotidiano, y de no ser por este trabajo de la investigación minuciosa de Jun todo eso quedaría olvidado.Entonces en ese sentido es un gran trabajo, es además la calidad técnica que tiene su propuesta gráfica .
” ¡Mujeres destrozadas!”

Ana Teresa Torres, una escritora venezolana de verdadera trascendencia, narra la anécdota que la aproximó al libro de Juan Toro y a integrar el panel de su presentación y coincide en parte con las anteriores intervenciones cuando afirma: ” Quizás yo me sentí más afectada en el vacío por un tema de género ya que la mayoría de las trabajadoras eran mujeres como suelen ser en las fàbricas textiles y me imaginé a esas mujeres,probablemente con doble jornada, saliendo tempranito para estar allì a las ocho de la mañana, no sé donde vivían , que pasaban sentadas en una silla todo el día cosiendo y de pronto verse en la calle, literalmente en la calle. Perdiendo ese oficio que en esos años, es posible que le permitieran tener unos ingresos bastante buenos, que verdaderamente les ayudaba a sostener a la familia. Y el final es inolvidable cuando ellas escriben” Costureras Destrozadas” porque saben lo que les ha pasado. Ellas saben que su vida quedó destrozada allí. No sabemos más de ellas. Quizás algunas tenías muchos tiempo en la fábrica, otras no . Allí vamos a la idea del vestigio del cual se discurrió en este encuentro.”
–El vestigio habla de la violencia – señala Ana Teresa Torres- como bien decía la periodista Inger Pedreáñez : “Alguien ha sido arrancada de la silla”.Probablemente ellas sabían que eso venía mal, pero el cierre definitivo de la empresa, las destroza en su proyecto de vida y las destroza en su vida cotidiana.
-Otra cosa que también me llamó mucho a la atención – dice la autora de novelas como El exilio del tiempo, Doña Inés contra el Olvido, La favorita del Señor o La escribana del viento – es el tema narrativo de las fotografías. Al principio las vi por encima, pero luego me di cuenta que era siempre el mismo ambiente pero había un cambio allí. ¿Dónde estaba el cambio? El espacio es el mismo y se va vaciando, haciendo hueco ahora queda el polvo, pero los muebles, los archivos desaparecen y queda la pregunta : ¿cómo puedes en tan poco tiempo, desarmar la vida de ciento y pico de personas en un evento que además culminó con la diáspora de la familia que montó la mediana empresa y deja ese vacío. El libro toca la diáspora, el cierre de la producción , la pobreza, el desempleo. Allì en el desarrollo de las imágenes, queda narrado un vestigio del país”.
La escritora al término de su breve discurso, elogió la estética del libro y alertó sobre la importancia de que otros autores realicen documentales tan sorprendentes como éste.
Para finalizar no podemos dejar de publicar una cita muy significativa que Lorena González leyó y dice : ” Yo recordaba mucho mientras estaba viendo el libro Usier y entre tantas cosas, una imagen me quedó persistente, ese texto de la Ciudad Escondida de Cabrujas, cuando relata que un muchacho está buscando el sitio donde nació, su casa de la infancia, y no encuentra nada. Hay una ruina , otro edificio, etc, y luego está esa imagen que primero eran unos monos arlequines y despuès eran tres monos. ” ¿Cómo es tu casa? pregunta uno de los monos. Como yo mismo si no la miro desde afuera. ¿ De qué está hecha? De pasaporte roto, de pasaje de ida, de déjame ver. ¿Dònde se encuentra? La de verdad ,se perdió; la de mentira, esperándome, mientras tanto y por si acaso.”
Todas las fotos de esta publicación son de Theo Chang