Venezuela vista por dos científicos europeos del siglo XVIII
Humboldt y Bonpland, Taxidermistas es dirigida por Orlando Arocha y cuenta con las actuaciones de Antón Figuera, José Manuel Suárez, Jesús das Merces y Aitor Aguirre quienes dan vida a ambos exploradores en dos etapas de sus vidas

El amor por un lugar no entiende de fronteras ni nacionalidades. Cualquier cosa puede ser amada una vez que se le conoce. Incluso, cuando llega el momento del entendimiento verdadero, los sentimientos de pertenencia prevalecen frente a la racionalidad. Incluso, para un par de hombres europeos cuya vocación estuvo enfocada en contribuir, de manera directa, a la ciencia.

Orlando Arocha es el encargado de dirigir y darle forma a Humboldt y Bonpland, taxidermistas del intelectual venezolano Ibsen Martínez, en La Caja de Fósforos. Con motivo de que hace 220 años, el explorador y geógrafo alemán Alexander Von Humboldt y el botánico francés Aimé Bonpland viajaron a Venezuela para descubrir los rincones indómitos del país. Ha sido por encargo del Goethe Institut que esta pieza fue llevada a las tablas.
El director apuntó que esta pieza es un retrato de los venezolanos visto desde los ojos de los extranjeros. “Contando la historia de Bonpland y de Humboldt, también se cuenta un poco nuestra historia. Se cuestiona si esto es un espacio natural, una cultura o un país. Se busca la respuesta a ¿qué demonios es ésto?”.
En Humboldt y Bonpland, taxidermistas el espectador puede redescubrir la historia de cómo Venezuela fue cobrando sus límites geográficos e identificando a las especies vegetales y animales que habitan ciertas regiones. La escenografía, la musicalización y la trama permiten a la audiencia alejarse de Caracas y adentrarse, junto con los científicos, a las orillas del Orinoco. Pero también los lleva a la Europa aristocrática del siglo XVIII.

La obra transcurre en varios tiempos. Primero, un Bonpland de 26 años interpretado por Antón Figuera, y un Humboldt de 30 años encarnado por José Manuel Suárez describen con mucho humor cómo era su relación mientras se encontraban estudiando en la selva. Pero el tiempo pasa y la madurez se estanca en ambos personajes. Es ahí cuando Jesús das Merces y Aitor Aguirre (Humboldt y Bonpland respectivamente) hablan sobre otro tipo de inquietudes. Humboldt se encuentra con la compañía de un asesor de nombre Zaifer, interpretado por Carlos Arraiz, quien vela por el bienestar de Humboldt y el mejor porvenir de su fortuna. Los problemas de estos hombres corresponden a la búsqueda de algo más que aventuras en la selva. Sin embargo, Bonpland anhela volver a la búsqueda del conocimiento e intenta persuadir a su amigo para que lo acompañe una vez más a Suramérica.

Con respecto al proceso de montaje y de la preparación de los actores, Arocha comentó que no fue sencillo, pues el texto está cargado de imágenes, de investigación histórica y de la vida humana. “Los personajes no son mitificados ni perfectos. Se presentan como unos muchachos menores de 30 años que llegaron a las riveras del Orinoco, los primeros extranjeros de hecho, siguiendo un llamado de la ciencia. Ellos abandonaron las misiones y se fueron al fondo y esos locos estaban por ahí descubriendo un universo, pero a su vez ellos cargan con una serie de problemas; una relación muy compleja de amistad de amor, erótica y de confraternidad conflictiva. Parecen dos almas muy diferentes y todo eso está en la obra. Quisimos que toda la parte teórica e histórica se sintiera como algo natural”, señaló el director.
La Caja de Fósforos siempre apunta hacia obras que lleven a la audiencia a otros lugares: tanto dentro de la sala, como fuera de ella, y que una vez terminada la función, la reflexión cale dentro de su pensamiento. “Espero que el público vea más allá de lo histórico y se lleve la idea de que Humboldt y Bonpland fueron unos seres que vivieron, sufrieron e intentaron entender al país. Pero no como nosotros, sino desde la naturaleza, a través del afán de los naturalistas y viajeros del siglo XVIII que entregaron su vida a una pasión, lo que sería para ellos, el conocimiento”, dijo Orlando Arocha.

Por otra parte, José Manuel Suárez resalta que esta es la primera vez que trabajó como actor junto a Arocha: “Estaba muy entusiasmado porque siempre había querido hacer algo de época. Además, es la primera vez que formo parte del elenco y no de la parte técnica. Estaba nervioso, pero Orlando transmite una paz increíble y, gracias a su conocimiento, te ayuda a que busques por tu cuenta aspectos del personaje. Indagar en la historia de Humboldt fue increíble”, admitió Suárez, quien además agregó que esta pieza teatral es esencial para entender quiénes fuimos, somos y seremos. “Ellos vinieron a un lugar nuevo, emocionante, con un futuro que parecía avasallante,pero que terminó en ésto que somos ahora. Creo que Venezuela podría ser descubierta una vez más”.
Suárez investigó y aprendió todo lo que pudo conocer de su personaje para esta pieza. Pero algo en particular en el discurso del científico le llamó a la atención y al respecto opina: “Humboldt es una figura que hizo muchísimo por la ciencia, sin embargo, tiene mucho de piratería. Creo que el hombre ha vivido, desde siempre, de la apariencia y de la bulla que logró hacer en el momento. Entonces me resultó inevitable preguntarme ¿será que fue un fantoche que supo posicionarse en el momento ideal? Y más aún, ¿cuántos fantoches actuales podrán pasar a la historia como lo hizo Humboldt? Por eso quiero que el público se remueva con la pieza, y se lleve algo que ayude a entender lo que se esperaba de nosotros antes. Es importante que, luego de 20 años de destrucción, el país quiera redescubrirse”.

El actor Carlos Arraiz comentó que el texto fue deconstruido por el director con mucha precisión para que los diálogos parecieran cotidianos. “Gracias a esa deconstrucción para nosotros es más fácil canalizar a los personajes, y para la audiencia es más sencillo entender todo. Pero creo que la obra, más allá de lo que se dice, trata de lo que pasa entre los actores: las relaciones, los miedos y los descubrimientos que hacen a nivel científico y personal”, afirmó Arraiz.
¿Por qué ver el país a través de otros ojos es más sencillo que a través de los propios? Quizá se deba al amor incondicional y sincero que siente un hombre por algo que ha escogido apreciar en plenitud. Pero, ¿y el amor por el otro? Esta pieza, además de revelar con mucho humor los incidentes de este par de científicos, trata temas menos conocidos como, por ejemplo, la íntima y particular relación entre el geógrafo alemán y el botánico francés. Humboldt y Bonpland, taxidermistas se presentará en La Caja de Fósforos los días viernes, sábado y domingo hasta el 3 de noviembre.
