Víctor Hugo Irazábal: los tieztos son documentos sensibles , artísticos que guardo en mi memoria
Con "Tieztos" Irazábal le rinde homenaje al científico y artista José María Cruxent

La cálida exposición Tieztos – Víctor Hugo Irazábal, despierta en el público que colma la sala con motivo de la inauguración, un repentino deseo de conversar , sonreír, aplaudir y expresar la admiración que producen las piezas tanto de la instalación mural como el resto. Esta empatía no es casual, es el resultado del trabajo constante y prolongado del artista, la sensibilidad emocional que le imprime a su obra, la filosofía esperanzadora que lo mueve y la dinámica del equipo que hizo posible la muestra.

Comenzando por los antecedentes de esta exposición que tiene lugar en la Sala TAC del Trasnocho Cultural , Víctor Hugo Irazábal, señala cómo la influencia del trabajo arqueológico del científico José María Cruxent y su propia experiencia en la región amazónica, fueron determinantes en la realización de la colección que hoy presenta.

— Esta muestra – dice en su discurso de presentación – es un homenaje al maestro José María Cruxent y luego explica : “ Mi acercamiento al sur, al ecosistema amazónico, se inició entre otras situaciones, en el norte. Antes de ir al Amazonas, yo viajé a Parapará en Falcón. Estuve trabajando un tiempo en ese espacio y fue una etapa de investigación creativa donde conocí a Urumaco, una población cerca de Coro donde está el Museo Paleontológico . Un museo que les recomiendo visitar; habla de cómo era nuestra vida 15 mil años atrás.

— En esta zona – narra el artista – se han encontrado gigantescos fósiles. Por ejemplo , fósiles de un cocodrilo de 11 metros de longitud o de una tortuga que se llama Matamata, que tenía dimensiones sorprendentes 3,50 mts. de largo por 2,20 mts. de ancho, casi el tamaño de un Volkswagen escarabajo. En ese ámbito quise aprovechar la oportunidad de visitar a Cruxent . Yo conocía desde los 60 la obra plástica del antropólogo y me dejó gratamente sorprendido. Conocía las piezas que él trabajaba con la materia y con lo orgánico , pero quería conocer su obra científica, las excavaciones que estaba haciendo en una zona que se llama La Quebrada de Taima Taima, donde también hicieron un museo que con el tiempo quedó completamente desvalijado.
— No conseguí a Cruxent – continúa – porque había viajado hacia Santo Domingo específicamente a La Isabela que fue la primera ciudad que fundó Cristóbal Colón cuando llegó a América. Sin embargo, conseguí los tiestos y conseguí un libro donde el maestro hacía un recuento cronológico de la arqueología en Venezuela y aparecían dibujos científicos de él, sobre los tiestos. De allí nació esa necesidad mía de desarrollar un proyecto que tenía guardado hasta esta fecha; una obra de años que se inspira en el importante científico Cruxent , un maestro que con su propuesta plástica y científica, nos enseñó a mirar y a disfrutar la energía y la sensibilidad contenida en la materia.

–En medio de ese viaje del cual les hablé a ustedes – prosigue el Premio Nacional de Artes Plásticas de 1999 – me dirigí a Paraguaná y ahí descubrí que el Río Orinoco y el Amazonas, desembocaron en El Caribe y en Falcón, como demostraron los paleontólogos y los arqueólogos por medio de las investigaciones que hicieron de los fósiles, particularmente de los peces. Los mismos fósiles que estaban en el Amazonas, aparecían en Falcón y ¿ cómo logró desviarse luego el Orinoco al este y hacia el Delta? Por los mismos movimientos geológicos, que originaron las cordilleras, las cadenas montañosas. El Río Orinoco se desvió hacia el Delta. Por eso yo digo que viajando hacia el norte llegué al sur.

Cuando Irazábal viaja a Amazonas y a Bolívar encuentra tiestos distintos de los que había visto en Falcón, por ejemplo los de Barrancas y a propósito señala: “ Las cosas se van uniendo, se van encadenando. Los tiestos que yo presento hoy aquí, pues no son tiestos arqueológicos y les coloco la Z para diferenciarlos del tiesto arqueológico que son documentos históricos mientras que mis tieztos son documentos sensibles, artísticos que surgen de mi memoria”.
Al término del relato conmovieron las palabras de agradecimiento del artista: ” Yo primero debo agradecerle a Dios por bendecirme con la familia que tengo. Por haberme proporcionado las instituciones y los amigos que han hecho posible El Tiezto, especialmente los amigos. Creo que esta es una exposición que se creó en base a la hermandad y a la fraternidad y aquí destaco la colaboración del pintor y amigo Samuel Baroni que me aportó sus herramientas y su tiempo para trabajar.
— Quiero darle gracias a Dios- reiteró Irazábal – por la palabra esperanza,por hacerme comprender que es necesario un cambio de mentalidad. Dejar a un lado la desesperanza, el victimismo y la mediocridad . La esperanza abre un mundo de posibilidades, es una energía que debemos convocar en todas nuestras acciones porque ofrece respuestas y alternativas encaminadas a la construcción de una realidad distinta a las tragedias que intentan imponernos con la siembra de la desesperanza, tanto del lado de la oposición como del lado del Gobierno. Yo lo siento así. En cada una de nuestras acciones abracemos la esperanza más no como una palabra hueca ,sino como una opción filosófica y existencial de vida.

Antes de abandonar la sala, en una brevísima conversación con el curador de la exposición Humberto Valdivieso , explicó que para realizar las piezas de la exposición , Víctor Hugo Irazábal vuelve a pensar los fragmentos que están en su taller que en algún momento fueron piezas o tuvieron la posibilidad de serlo. Esos fragmentos él los interviene con procesos que ha trabajado siempre como es raspar, borrar, adherir otros elementos y son procesos casi semióticos porque él transforma lo que dice la pieza dice y le da otro significado.
-El conjunto de la obra – señala el experto – quiere ir hacia la sensibilidad, Víctor Hugo es un gran maestro de la sensibilidad y una de las cosas que aprendió con las culturas indígenas, es que los límites son la posibilidad de llegar hacia otro lado. Estas culturas entienden que el Universo es integral, que no hay final que todo está conectado, y esa sensibilidad está en esa obra de conecta con todos los tiempos, todos los espacios, todas las experiencias y por eso es tan vigente.

— Aquí hay un discurso importante sobre los límites, la fragilidad de la naturaleza, sobre la fragilidad del ser humano – concluye el curador – y eso lo encontró Víctor en la esencia de la Selva Amazónica.